Epístola de Felispín a San Emeritocono.


Querido Emeritocono: 
Te advierto desde ya que esto ya no es ni sombra  de lo que fue.
Para que te vayas haciendo una idea: cuando apenas llevo unos días vacacionado, después de vacacionar todo el invierno, ya tuve que enviar un mandado a Madrid, vía el periódico que patrocina el Banco de Santander (El País, que todo hay que escribirlo), para decirle a los políticos del momento que no se podían ir de vacaciones mientras no llegaran a un acuerdo. Un no parar. Y sabes lo que me contestaron los rojeras  habituales “y tú por qué no te callas”. ¡Cuánta maleducado hay en este país! No se dan cuenta de que si no fuera por mí, que velo por el bienestar de todos, mi parienta tendría que volver a su antiguo trabajo para poder comprar sobrasada. Y nada, ni aun así me esta agradecida esta chusma. ¡Esta plebe! Pero… La vida es injusta, a mí me lo van a decir, la gente se debe pensar que todo lo que somos se lo debemos a la tómbola de la herencia sin darse cuenta de lo difícil que es heredar y de todas las pilinguis que tú te tuviste que trajinar, además de chuparle el culo a aquel viejo. En fin, te dejo, que me voy a regatear un rato con los coleguis a ver si hago algo de barrillo para después comer bien, pues no va quién tú ya sabes y me suelta que últimamente no le como mucho. Lo que te decía  antes: los siervos de la gleba nunca están contentos. ¡A mí me lo van a decir!
Ni te imaginas lo que me acaba de ocurrir ahora mismo. Verás, como tenía un momento de ocio se me ocurrió la idea de poner la televisión, ¿y qué vi?, pues vi a un tertuliano de esos de la cosa política que decía: “Todos los esfuerzos inútiles conducen a la melancolía”.
Jo, papa, la frase me impactó. ¡Qué bonita! Además, la soltó con todo el papo. Como no podía ser de otra manera en cuanto escuché tal cosa corrí a soltársela a la presentadora. En plan cultureta, haciéndome el guay. ¿Y sabes lo que me dijo? "Hombre, costilla, esa es una frase de nuestro afamado filósofo Ortega y Gasset", y después añadió algo enigmático que no soy capaz de interpretar a pesar de mi vasta cultura y de mis innumerables licenciaturas: “Con lo estreñida que estoy desde que llegue no pienso más que en los verdes pastos de mi tierra. Ay…”. No sé. A veces me descoloca tanto que si no fuera por España me liaba la manta a la cabeza. Paciencia. Lo repetiré 50 veces. ¿Qué tenía que repetir?
Por cierto, ándate con mucho cuidadito hoy, ya tú sabes. Que es sábado. Acuérdate de Fernando el Católico que abusó tanto de la cantárida, la viagra de la época, que se acabó muriendo. Eso sí, dicen los historiadores que tenía tal empalme que se hizo difícil cerrar la caja. Así que, no te preocupes, yo me sacrifico por ti y por España. Por cierto, ¿vienes mañana? Te necesitamos. Hay que quedar bien. Nos debemos a nuestro público. Ah, además que sepas que un señor de Galicia mandó unas empanadas de Cedeira y que están riquísimas. ¿Te las vas a perder? No te preocupes por nada, al probador ya lo hemos despedido por falta de envenenamientos. Ahora la abuela se encarga ahora de tal menester.
Jo, cómo eres. Qué carácter. Tuvimos que ir a la catedral con las niñas y la yaya y tú ni te dignaste a presentarte. Bueno, imagino que andarás ocupado con las trascendentales cosas de Estado habituales que te traes entre manos, pero… No sé, un poco más de interés por tú parte también ayudaría. ¿No crees? Últimamente te comportas de una forma un tanto libertaria, campeón. En fin, ya sabes el afecto que te profeso. Por cierto, ¿cuándo tienes pensado ir muriéndote? Lo pregunto, más que nada, para prepararte una despedida acorde a tú currículo. ¿Qué  te parece una cerrada salva de cañonazos por cada millón de euros que hayas trincado? ¿Tendremos pólvora suficiente o voy hablando con el pato trompeta?
Y nada más, Emeritocono, que sepas que como hoy no me puedo levantar. Es lunes. No se me va de la cabeza el runrún de la cancioncilla esa. ¡Qué resacón! Estoy tan chungo que voy a hablar con el alcalde de los empalmados después del brunch y le voy a decir que traigan a esa orquesta llamada Combo Dominicana. Me dijeron que tienen una pava que mientras canta enseña geografía. Y como dices tú: el saber no ocupa lugar.
Ahora sí, marcho que tengo que marchar. Me tengo que ir a trabajar. ¡Incluso vacacionando no me libro de esta cruz! Los palafraneros ya le han puesto el bozal al buga blindado con el que me desplazo a los eventos y hoy me toca discurso y estrechamiento de manos. Se inaugura la disco de Tucho el de Cedeira, el que trajo las empanadas, y tengo que ir a cortar el lazo.
¡Qué estrés! 
Nota del autor (o sea, de Luis Germán): Se avisa que cualquier parecido con la realidad es mera transparencia.



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