Pisar no pisó.


Es verdad, tiene pinta de gustarle los cubatas, de malote de discoteca o de hortera  de ferretería, de lo que queráis; sin embargo, en vez de todo eso, y quizá por contrariar, es ministro, Ministro de Fomento. Pues bien, resulta que el ministro recibió una llamada  en la que le  anunciaban que la vicepresidenta de Venezuela, capital Madriz, estaba a punto de aterrizar y, claro, salió pitando para el aeropuerto de Barajas. Al parecer, la vicepresidenta no podía pisar suelo español por no sé qué razón, no lo tengo muy claro, y como es natural el ministro se lo advirtió diplomáticamente: “querida vicepresidenta, te comunico que no puedes pisar suelo español. Acabamos de fregar”. A lo que, la señora vicepresidenta, respondió: “de acuerdo, no hay problema, procedo a levitar”. Y levitó. Por tanto, queda  confirmado: la vicepresidenta de Venezuela, capital Madriz, no pisó suelo español, lo levitó, que es muy distinto. Como era de suponer,  a los de la oposición, no le gustaron estas explicaciones y convirtieron el asunto en problema  nacional porque, al parecer, no tenían otra cosa mejor con la que entretenerse esos días. Hablaron con sus socios y compis y estos, por una vez, aparcaron la divulgación de datos falsos sobre violaciones y extranjeros, y todos juntos en amor y compañía empezaron a hacer declaraciones de lo más florido. “Esto no se puede consentir, ¿desde cuándo en España se pisa por lo fregado? Ni vicepresidenta, ni leches”. “Que no, que no, que no pisó, decía el ministro, que levitó, que es distinto” Y así estuvieron diez, quince, veinte días. Sin parar, dándole a la sin hueso para no decir nada. ¿Haciendo qué? Pues, lo de siempre. Dando la matraca al sufrido españolito. “Puf, qué país, y pensar que esta gente después va de seria”, me dijo un tipo en un bar. “Sí, qué risa”, contesté. Y después le dije, “¿y no sería mejor hablar con los guionistas del Ministerio del Tiempo y convencerlos de la necesidad de enviar a un comando a arreglar el desaguisado? Más que nada por ver si se callan todos un poco, que dan pena, y para que los seguidores y socios de don Máster Fake se apacigüen. Es que, vamos…

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