Película no, peliculón. Estos días en el Congreso de los
Diputados proyectaron “Cincuenta sombras de Brey”. En el papel principal el
todavía Presidente del Gobierno, don Marrano Rajoy y como víctima propiciatoria
del aquelarre el Pueblo Español. Azotes, látigos y esposas. Don Brey en su
salsa. Argumento: dar por culo. En papeles secundarios pudimos ver a: Perico de
los Palotes Sánchez, Rosa Díez y Alberto Garzón. Grandes secundarios de la vida
pública española. Con pase de clac asistieron todos los mamporreros de los
partidos, incluyendo a Soraya, Floriano y un tal Hernando, y como público la
señora del señor Brey acompañada de Loly de Cospedal, madame de Hierro y el
Presidente del Senado que continua de vacaciones.
El argumento, mal. Como siempre. El actor principal,
galán de la estadística, no convenció a nadie que no fuera de casa convencido.
La oposición diciendo lo mismo que dicen las redes sociales, Toni Cantó
haciendo muecas, y doña Celia Villalobos pasando de nivel en el juego del Candy
Crush.
Los demás comparsas leyendo el periódico que es otro
juego pero mejor visto, y que escandaliza menos; y todos ellos atentos, por el
rabillo de los ojos, al enfoque de las cámaras.
A la hora de almorzar alcanzaron la unanimidad. Primero,
segundo y postre. Enmienda aprobada. Más tarde, ya en el sillón cama, siesta y
un gin tonic en el ambigú subvencionado con precios low cost que ayude a los
alimentos a hacer la digestión.
Al terminar la trilogía de jornadas los sagaces
periodistas hacen balance. Para El País y El Mundo el ganador, claro e
indiscutible, fue el señor Perico de los Palotes Sánchez, rebautizado con el
alias de El Patético. Para todos los demás, ABC, La Rázon, La Voz de Galicia y
demás Hojas Parroquiales que en España se editan con el dinero de todos, el
oscar goes to fue para al señorito Brey,
don Marrano por su casa y Señor del Registro de Santa Pola.
A don Brey lo tuvieron que doblar en las escenas de
tálamo y en las de ósculos porque salpicaba hasta las cámaras. El realizador se
regodeó y dio lo mejor de si durante las secuencias de látigo. Primeros planos,
lengua húmeda y bragueta a puerta gayola. Don Brey en salsa de holograma
aderezado con perejil de folio escrito. Figuración pagada, derecho a coche con
mecánico, dietas y kilometraje a cuanta de la Compañía, Una, Grande y Libre.
Marca España.
Y para finalizar, don Brey, cogió a doña Viruka y juntos
se alejaron camino del helicóptero privado.
Fueron
felices y si no comieron perdices fue porque las tienen aburridas, pero dormir
no durmieron un Rato, lo hicieron toda la noche del tirón, y al día siguiente
otra vez la misma banda sonora poco original: no me des trigo, llámame Rodrigo,
silbaba don Brey. Y más de cincuenta sombras aplaudían la ocurrencia.
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