EL DISCURSO DE LAS LADILLAS.

Decir que los Jefes de Estado usan los medios de comunicación a su conveniencia y con el beneplácito de los propietarios, es decir una obviedad. Prueba de ello está en que todos los años por estas fechas los sufridos “paganinis” tenemos que ver como los televisores de este mundo se llenan de fantoches que, en arrastrando oraciones, sustantivos y adjetivos, construyen frases hueras de contenido para regocijo del rebaño.
No queda ni tirio ni troyano por salir en la tele. Y en este todos a una Fuenteovejuna y aquelarre del despropósito, el que más destaca y el que siempre se lleva la palma es el conocido por el discurso del Rey.
Antes lo perpetraba Campechano I de España, Rey de Pretinas y Bragas con Sulfato. Ahora, y debido a que el mazapán está revenido, ha ocupado el puesto su niño, el antes príncipe de Beckelar, ahora Rey Consorte de Leticia, alias don Preparado, es el encargado de leer en voz alta, ante algunos millones de semovientes, la carta que envía a sus homólogos los Reyes Magos del Oriente.
Pero a la orgía y al derroche se unen todos los floripondios y pongos, especializados parásitos, que viven de nosotros con la vehemencia en que lo harían vulgares ladillas si tuvieran ocasión.
Así los vemos.
Desde el Presidente del Gobierno hasta el último mono o mona, Presidente/a de Comunidad Autónoma, todo es discurso y parabién.
Ora pro nobis.
El denominador común de tanta filípica siempre es el mismo. Todos expresan, de viva voz, sus mejores deseos y piden a Papá Noel, a Melchor, a Gaspar o a Baltasar que la bondad del mundo caiga sobre todos nosotros, así en la tierra como en el cielo. Amén.
Y la verdad es que si en vez de tanto hablar hicieran algo productivo, sería bien fácil para los presuntos terroristas o refugiados que son los Reyes Magos concederles el antojo. Incluso, el poco de fiar y dipsómano, Papá Noel podría ganarse el puesto y llevárselos a la mismísima Laponia y enseñarles cómo pelar pipas a los monos. Pero… no caerá esa breva.
Así que, tomémoslo con calma.
Si esta mañana te has despertado con resaca de discurso, jódete. ¡Nadie te manda. Si ves Telecinco, jódete también. ¡Quién cojones te obliga! Y si tenemos los gobernantes que tenemos, qué esperabas… Recuerda que ni siquiera sabes cambiar de canal.
Cuarenta años con Franco y otros cuarenta de propina soportando parásitos crean la ilusión óptica de vivir en una democracia.

O sea, que parezca un accidente.  

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