Antes sabías que
estabas en verano porque en esa estación era cuando España invadía el Peñón al
grito de Santiago y cierra España. Te dabas cuenta de que, otra vez, y gracias
a “la calor”, a la serpiente del verano la habían sacado a tomar el sol.
También teníamos otras culebrillas, la canción del verano y el turista
tropecientos mil millones. Ahora, sin embargo, no. Los contenidos se han
actualizado. Tanto lo han hecho que la última moda es decir que Emérito
nunca fue un probo padre de familia. Lo
dicen los encargados de soltar las serpientes en verano. Lo contrario que
decían antes. Pero con la cosa de las actualizaciones, los “plumillas” ahora
elevan el listón y sueltan culebrones. Es más, también dicen los que dicen lo
anterior, que Emérito andaba con pilinguis. Sí, sí, como leéis. Con pilinguis.
Y, aportan más información, con pilinguis pagadas con fondos del Presupuesto
General del Estado. Pero ahí no acaba la
cosa. Además de pagarle las putas a escote entre todos, también nos dicen que
nuestras autoridades consentían que los amigos de Emérito cobraran comisiones
en paraísos fiscales y cosas así. Sus amigos, él no. Qué conste. No vaya a ser
que me hagan un Valtònic. Hablamos de esos
amigos que tenía Emérito y que acabaron todos en la cárcel. Él no, como
decía, él estaba ocupado acumulando quinquenios para tener una jubilación a la
altura de su Emérito carácter. En todo caso, lo dicen los periodistas. Yo sólo
me hago eco. Eco, eco. Al parecer, los periodistas lo sabían. Sólo al parecer.
Lo sabían desde hace un rato, cuarenta años, pero se han acordado ahora. Creo
que la amnesia en el periodismo está considerada enfermedad profesional. Claro
que, ahora que recobraron la memoria, también nos dicen que lo sabía todo el
mundo. Todo el mundo menos yo. Yo, hago saber, no sabía nada. Además, ¿si no lo
sabía ninguno de los presidentes de gobierno que con tanto tino y tanto juicio
nos han gobernado hasta ahora, porque lo
iba a saber yo? Por favor, ni que me apellidara CNI. Los periodistas, a veces,
se trabucan y creen que la gente es como aquel niño tonto que se cayó de la
cuna y se quedó como estaba. Tonto. No me guardéis rencor por lo anterior.
Cosas que tenemos los sexygenarios. Claro que, después, los periodistas también
nos informan que todos los presidentes del gobierno lo sabían. Así que, por
tanto, consintieron. Ambos, periodistas y presidentes, sabían que era putero,
que le pagábamos las pilinguis a escote y que sus amigos cobraban comisiones
por el mero hecho de ser amigos de quien eran amigos. Creo que me he liado,
pero también creo que se me entiende lo que escribo. Y si no, os hago un
croquis. Resolvamos el problema. Os ayudo:
Va un señor A, Emérito,
a un chalé B, propiedad de los servicios de espionaje españoles, la conocida
TIA, se tira a una rubia a la que vamos a llamar C, ludópata, domadora y actriz
por el método Stanislavski Chúpame la Minga, y cuál es el resultado. Pues el resultado es
que, sin que te enteres, el polvo lo has pagado tú. Y, ante eso, ¿qué digo yo?,
pues digo que olé. Olé por la rubia que a puerta gayola corta orejas y de
postre se come el rabo. Sí señor. Por fin alguien en este país tiene un trabajo
altamente remunerado por chupar del
badajo y sin saber nada. Qué digo. Latín sí sabe. Nivel experto, dicen. La cosa
no acaba ahí. Ahora viene lo de los amigos. Sí, porque Emérito tuvo, y todavía tiene,
muchísimos amigos. Roberto Carlos, el del millón de amigos, se muere de la vida.
Pero, concretemos. Tenía uno que era manco y que ya se murió. Aclaro, no se
murió de manco. Uno que era descendiente de Colón. Ya sabéis, el primer turista
que fue a Punta Cana. Pues bien, ese manco, que no el de Lepanto, salió
personaje. Tanto lo era, que hasta la cárcel lo llevaron a ver si se le
corregían el vicio. Porque, claro, a Emérito no lo podían llevar. Era inviolable.
Aclaro, ser inviolable no es óbice para ser follable. Que se lo pregunten, si
no, a la domadora. Abundan en más datos los plumillas: el manco cobraba el
porcentaje desde que el abuelo Paco se convirtió en abono para las plantas por
la gracia de Dios. La cosa está comprobada, el manco cobraba hasta un 20% por cada barril de petróleo que le enviaban
los primos árabes a Emérito al latifundio. Pero abundan más en la cuestión. En
una ocasión en la que esperaba audiencia un conocido socialista, modelo 82, le
dijo al camarlengo que lo acompaña que nanay, que se había acabado el Calisay,
y que a partir de ese momento de 20% nada, un dos y Emérito va que chuta.
Lentejas, macho. Así que, informa a tú señorito. Emérito fue informado y siguió
interponiendo la mano del manco en cada barril. La buena. Pero como los
revolucionarios, el socialista añada 82, siempre acaban en vulgares
administradores de la reforma, la siguiente afrenta fue dejar a la rubia sin el
estipendio mensual que cobraba a cuenta de los fondos reservados como
indemnización por polvo echado. O sea, a la domadora le pagaban del Presupuesto
General del Estado. Traducido: de ti, de mí y de todo quisqui. En el extranjero
esto se conoce por hacerse un everybody.
Para que nos entendamos:
Durante 40 años nadie
supo nada. Y ahora, todo el mundo lo sabe todo. De tal manera que, después de
consentir 40 años de latrocinios, cuando a Emérito le quedan un par de
telediarios y cuando estamos a punto de ahorrarnos la real asignación en
condones, los “plumillas” tiran de la manta. Ahora, cuando ya ni se le levanta.
A buenas horas, mangas verdes.
NOTA. Por cierto, y ahora
que tenemos transparencia y que hablamos de todo, ¿qué va a pasar el día que
Preparado herede? ¿Va a devolver todo lo robado por Emérito o va a empezar a
echar currículos de una vez?
Sin tiempo no va
siendo.
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