Lo que diga la rubia (Manuel Valls).


     Vale, se lo está follando una millonetis catalana. Pero, aparte de eso ¿qué hace aquí, darle amor a la millonetis y esperanza a los neoliberales de Ciudadanos? Ah, sí. Lo que hace es sacar meñique de catalán nacionalizado gabacho. Una cosa rara. Más si tenemos en cuenta que, aprovechando los revolcones, al gabacho lo han reclutado y él se ha dejado reclutar gustosamente para la causa. Cobraba en Francia de la Asamblea Nacional, era allí diputado, y flirteaba al tiempo en Catalonia. Cosas de pluriempleados.
   Es hijo de unos emigrantes que un día se fueron a la France en busca de una vida mejor. Y no sé si a los padres les fue bien, pero lo que es al hijo le fue fetén. El mozo llegó, ni más ni menos, que a primer ministro de un gobierno de socialista en Francia. ¡Ahí  es nada! No estaría mal para el hijo de unos emigrantes, si no fuera porque ha aprovechado las oportunidades que ha tenido de ir a la escuela, a algún colegio y a la universidad, para utilizar después esa formación en despotricar contra los que están todavía al principio del camino y aún son migrantes. O sea, igual que las garrapatas habituales de la derecha celtibérica pero éste de importación. El giro copernicano, del que en otro tiempo fuese un chaval desclasado, ha sido mayúsculo. Ni siquiera tiene dudas hamletianas y no se pregunta: ¿Qué soy, francés o español? Porque él es las dos cosas y a mucha honra. Solo faltaría. Es barcelonés de nacimiento, por tanto español y francés por adopción y por vocación desde los 20 años. Edad ésta en la que solicitó, y le concedieron, la nacionalización. Ahora es retornado y amante vocacional de millonetis in pectore.
   Los españoles estamos de buena suerte, los hijos de los emigrantes de ayer son los líderes de hoy. Y estamos de suerte porque algo se supone que habrán aprendido en su largo caminar. Serán mejores personas, optimistas ante los cambios que se avecinan y capaces de manejarse en diferentes escenarios. Seguro. Y si no me creéis, mirar para él. Manuel Valls es así. Un hombre amortizado en Francia que ha vuelto a España, y que en vez de poner un bar como todo el mundo, se folla a una millonetis y se presenta a la alcaldía de la ciudad en la que nació el pasado siglo. Un triunfador. Socialista, Ciudadanos, lo que haga falta, el caso es estar arriba. O abajo, depende de cuándo. Tanto monta, monta tanto.
   Por tanto, recapitulemos:
   Manuel Valls no es un emigrante, ni es francés ni es español y por no ser, ni siquiera es catalán. Manuel Valls es un triunfador y un follador. Se lo beneficia una  millonetis catalana. Sis plau.
   Yo si fuera barcelonés, sin ninguna duda votaría por la millonetis y si no que se lo pregunten a Manuel Valls un socialista que deja en bragas hasta al mismísimo Felipe González, otro al que le gusta el  roce con millonetis de distintos pelajes. Cosas de sociolistos avezados. En todo caso, patología común entre las carrachas.


No hay comentarios:

Publicar un comentario