Análisis electoral.


Aún andaba descojonándome con la increíble actuación que los fiscales del Tribunal Supremo están teniendo en el juicio del procés, donde presentan pruebas confundiendo días, lugares y horas, cosa que en las democracias consolidadas al parecer se tolera, cuando oigo que vuelve a la palestra el viejo mantra de que gobierne la lista más votada.
Con este argumento, cuasi ontológico para algunos, se demuestra lo asentada que está la democracia en nuestro imaginario; pues, al parecer, hay una suerte de demócrata, el avanzado, que considera que pactar con el adversario es igual que ceder en los principios. Claro que, a poco que pensaran los que así lo hacen, se darían cuenta de que si hay algo grande en el ser humano esa es la capacidad que tenemos todos para ceder, llegar acuerdos y así ahorrarnos broncas y seguir porfiando.
Pero si lo anterior me resulta asombroso, más increíble todavía me parece el cinismo con el que encaran los políticos los resultados de las convocatorias electorales, quiénes émulos del conde de Romanones copian su famosa frase "yo, cuando digo jamás, me refiero siempre al momento presente” y donde antes decían que pactar propiciaba alianzas de perdedores, después dicen diego y hacen lo que les conviene. O lo contrario, o viceversa, o por delante, o por detrás, o de lado, incluso haciendo el pino. Lo que haga falta.
Y como todos los candidatos que se presentaron a las elecciones ganaron, cosa ésta que demuestra que los cerdos tienen un gran morro, los análisis que nos venden están a la altura de sus yo y de sus circunstancias.
Y así, el gran perdedor, Pablo Casado, se convierte en el ganador; los de Podemos lo explican todo señalando a Errejón como su Judas Iscariote; Rivera, caprichoso él, se convierte en objeto de deseo y Peter the Handsome le dice a Pablo Iglesias tararí que te vi en sus ansia de asalto al cielo.
Por cierto, creo que Pablo Iglesias, el político con más títulos y el supuestamente mejor formado de todos ellos, debería hacer un cursillo urgente de Negociación. Lo necesita. Y es que, amigo Pablo—lo de amigo es una licencia que me tomo, amigo—, lo importante, según Engels,  no se dice al principio, se dice al final. En todo caso, tú sabrás. De todas formas, tengo entendido que te va bien: te has comprado una casa guay, has sido papá y te estás poniendo tocino. ¡Enhorabuena, sigue disfrutando!
Pero hombre, últimamente cada vez que te veo  siempre te estás haciendo un Mª Teresa Campos. ¿Sabes quién es? Sí, hombre, una gran estrella que tuvo Tele 5. Ya sabes, la mamá de Telelu. ¿Caíste ya de la burra o te hago un croquis? Los dos hacéis lo mismo, y así mientras Mª Teresa se pasa los días pidiendo que le den un programa, tú estás empeñado en que te den un puesto.
Y aunque sea verdad lo que dicen los pedigüeños que más vale pedir que robar también conviene no dar la murga. En todo caso, y como decimos los gallegos: a chorar a Cangas.
Ah y que sepáis que Cangas del Morrazo es un pueblo de la provincia de Pontevedra, donde los aborígenes reciben muy bien a los turistas. Así que, animaros. ¡Ir!. Bueno, vale, ¡Id! Bueno, hacer lo que os salga del mondongo. Total…


NO A LA GUERRA.

 ¿Cuándo tiene pensado actuar el Tribunal de Derechos Humanos contra estos mentirosos que tantas víctimas causaron?


Ni Europa, ni la opinión pública ni la publicada, ni nadie es capaz de defendernos del imperio. Ni aun teniendo a un imbécil como líder, un millonario excéntrico y experto en trapicheos, los de allí ponen coto a tanto desmán. Al contrario, el cenutrio que tienen de presidente los yanquis ha ordenado el envío al Golfo Pérsico de 120.000 soldados. La guerra parece inevitable y serán ellos, los americanos, otra vez los principales culpables de la matanza anunciada.
Para empezar, parece ser, que la CIA y demás organismos de intoxicación y espionaje, ya están haciendo su trabajo y procediendo a la adulteración de las pruebas. Imagino que no se apartaran del infausto precedente que fue la guerra de Irak, cuando fabricaron pruebas al gusto de la Administración Bush.
Sin embargo, empleen el matiz que empleen, las pruebas que se presenten serán falsas o en todo caso como tienen por costumbre: fabricadas. Y de la misma forma que hay periodistas que no dejan que la verdad les estropee una buena noticia, también hay politiquillos que usan la mentira como cobertura de su incapacidad. Este hecho, que ya fue probado por la Administración Bush, por sus mamporreros europeos—aquel infausto trío de las Azores, todavía no imputado ninguno por delitos de lesa humanidad—, está siendo actualizado por el presidente posiblemente más dañino, más estúpido y más poderoso que hay en el orbe mundial.
Es tal la desfachatez, la corrupción que hay en el imperio y tanta la mentira que Europa haría bien en poner tierra de por medio con esta gente. Librarse de una vez de la tutela del amigo americano debería ser un objetivo a medio plazo. Y la única manera que hay de conseguirlo es abriendo la billetera y poniendo los cuartos suficientes para equilibrar el orden de fuerzas de la OTAN. Téngase en cuenta que, en la actualidad, son los yanquis los que más dinero ponen en la defensa común. Y como es natural, el que paga luego exige.
Y es que, mientras no asumamos que la libertad y la independencia sólo se consiguen si ponemos los medios adecuados, y actuando como un bloque sólido frente a los que se erigen en nuestros mentores con la complacencia y connivencia de nuestros dirigentes, no seremos libres para decirle al chiflado rubio y a los millones de chalados que representa, que si  EEUU tiene ganas de invadir algo que se invadan ellos mismos y que si no quedan satisfechos también pueden multiplicarse por cero.
Además, si este tipo de cenutrios, los Bush, los Trump, los Bolsonaro el Blair y el Aznar, tienen tantas ganas de andar a hostias ¿por qué no se apuntan voluntarios en Infantería de Marina y se van todos al Golfo Pérsico a dar la chapa? El reparto de misiles y misales ha empezado. ¡Corred y armaros hasta los dientes!
Ya está bien. NO A LA GUERRA. ¿Cuántas veces tendremos que repetirlo?

Esclavitud y nacionalismo.


Parece ser que el libre albedrio, lo que viene siendo la capacidad de decidir, está garantizado en el plano individual. Puedes elegir con quien hipotecarte, qué modelo de coche quieres como ataúd y decidir el sitio al que irte de vacaciones. Y aunque parezca que es verdad no lo es. Sólo lo es en teoría, pero tú no vives en teoría sino en la práctica. Y en la práctica las cosas no funcionan así. Para elegir la hipoteca tendrás que mirar muchos folletos engañosos, hablar con los consabidos vendedores de humo y aceptar lo que te impongan y después elegir—Je, je, je, si a eso se le puede llamar elegir—. Si después de todo eso, encima piensas que has sido tú el que ha elegido es que no tienes arreglo. Eres un gilipollas sin remedio. Pues lo mismo pasa a la hora de elegir el coche, el destino vacacional y todo lo demás. Crees que eliges, pero en realidad no eliges nada. Y si en lo individual es así, y si lo habitual es vivir en el laberinto del trampantojo, en lo colectivo todavía es peor. Porque mientras que en lo individual la esclavitud parece haber sido abolida, en lo colectivo toda la gente que se tiene por razonable parece abogar por la esclavitud con el mayor de los descaros. Y lo peor es que los que lo hacen ni siquiera parecen ser conscientes de sus  tendencias esclavistas. Así vemos que si, por ejemplo, has nacido en España y eres catalán y nacionalista, no tienes derecho, según los ciudadanos españoles, a reclamar tener la posibilidad de ser miembro de tu propia nación. Quedas, por tanto, condenado no a la esclavitud individual, que para hipotecarte sí que te dejan ser libre, pero sí a ser esclavo y rehén de la nación que te reclama como su ciudadano. Y así, de esa guisa ves incrédulo como son tus propios paisanos, tus vecinos y los familiares que no comparten tus ideas, son los primeros que cercenan tú derecho a ser de donde quieras y de dónde prefieras. Encima te venden esa condena a la esclavitud como lo más normal, para rematar envolviéndote toda la matraca en ese vistoso papel de celofán que es el bien común. Así, y dando por sentado algunas frases hechas como que la unión hace la fuerte y que mejor muchos que solos, los que niegan a otros el derecho a la Autodeterminación se convierten en sólidos defensores de la esclavitud de Estado. Y usando ése arma arrojadiza que es la Ley y el Estado de Derecho, te dicen que no puedes reclamar para ti la nacionalidad que más te convenga por la simple razón de que no tienes derecho a hacer tal cosa. Y explican el desaguisado diciéndote que si no tienes derecho a exigir la Autodeterminación es porque tal derecho no está recogido en ninguna parte ni en ninguna constitución. Olvidándose, cínicamente, que son ellos los que redactan las leyes, y que toda ley es susceptible de ser cambiada porque ni es inamovible ni tampoco palabra de Dios revelada.
En todo caso, y pienses lo que pienses, estoy firmemente convencido que todos deberíamos tener derecho a ser de dónde nos diera la gana Y de la misma forma que un día un presidente americano, Kennedy, llegó a Alemania y dijo “yo soy berlinés”, a mí me gustaría ver el día que un chino llegara a la Costa da Morte y dijera: “eu son de dónde me saia do carallo”. Porque eso significaría que ese día estaríamos en primero de Libertad.

Santiago y cierra España Abascal.


Fijaros si es ignorante, torticero y manipulador ese tipo al que Pablo Casado llama Santi, que no va el tío y cuando le preguntan si conocía el pasado falangista del candidato de su partido a las elecciones europeas va y dice que sí, que lo conoce; de la misma forma que sabe que el que va de tercero en esas listas fue redactor del periódico El País, conocida cueva de comunistas autoritarios. Después siguió caminando saludando a los palmeros que acuden a sus mítines.
Como es natural, no daba crédito a lo que acababa de oír. Incluso me cuestioné: ¿Habré oído bien o me lo estoy imaginado? Había oído bien. ¡Quién fuera sordo durante las campañas electorales!
Pero como no soy sordo, como sé leer y como aún estoy en ejercicio de mis facultades mentales, puedo decir y digo que el tal Santi, Santiago Abascal, es un manipulador de tomo y lomo, que ha sido capaz de seducir, él solo y en compañía de cuatro gárrulos más, a dos millones y medio de votantes a base de cantar ese viejo tema que es Vamos a contar mentiras.
Porque, señoras y señores, decir que el periódico El País es una cueva de comunistas  autoritarios es como acusar a Bertín Osborne de cantar bien. Una solemne memez sólo disculpable en sordos, en tarados y en general en gente de mal criterio. Porque ni Bertín, el cantante, ha cantado bien en su vida, ni en El País hay ningún comunista autoritario.
Imposible, además, que tal cosa suceda por dos motivos: primero por la consabida ludopatía bursátil de alguno de los dirigentes de El País—palabras de Enric González por las que tuvo que marcharse, aunque posteriormente fue repescado—, y segundo y mucho más importante por la composición de su accionariado. Porque si algo tienen en común el Banco de Santander, HSBC y Telefónica—por poner sólo tres ejemplos— es que los tres son accionistas de El País. Y se sabe, porque se sabe, que ni el Banco de Santander, ni HSBC, ni Telefónica admiten comunistas autoritarios entre sus filas. ¡Faltaría más! Ellos son más de hijos de mamá, ya sabéis. Los datos de lo que digo son públicos, están al alcance de todo el mundo. De todo el mundo menos, al parecer, de Santiago y cierra España Abascal, ese politiquillo que los españoles más pudientes compran en los chinos por la simple razón de que va con pistola y porque es el campeón del deporte más practicado entre  ellos, entre los pánfilos, en el deporte de decir tonterías.
Un auténtico animal; para mí que invertebrado.

¿Nos hacemos unas reconquistas?


Que no os enteráis, que dicen los nuevos revolucionarios, las chonis y los canis—los que lucen pulserita de Ezpañistán en la muñeca—, que ahora lo moderno, lo guay y lo revolucionario es hacer La Reconquista. ¿Me entiendes, Maricarmen? Pues ya sabéis, si España os preocupa tanto como a esos bienaventurados españoles que tanto sufren por su unidad, votalos. Por mí como si te columpias, pero tienes que saber que la gente normal—los que vamos quedando—a partir de hoy deberíamos exigir dos listas: la de defraudadores habituales—esos patriotas—, y la de estos votantes anónimos—los conocidos como el cerdo ibérico de toda la vida—. Aunque, si lo pensáis bien, también podríais ir a terapia. Visualizaros: Hola, me llamo Xan das bolas y he votado por hacer La Reconquista. Bienvenido, Xan tócate las bolas, ¿quieres añadir alguna tontería más? Sí, quiero decir que yo soy español, español, español— y rompe a cantar oé, oé y oé, mientras de fondo suena ese afamado tema castellano que es We are the champiñones mi friend— .Y es que, permitidme que os pregunte: ¿habéis visto gente más absurda en vuestra vida? Preocupante. La mala noticia es que aún encima estos cenutrios tienen votantes, y no precisamente pocos. Millones, que además deben ser millonarios. Sí, porque es de imaginar que la gente que vota por a los que proponen privatizar la sanidad, hacer que las pensiones sean semi privadas, por abolir derechos y en definitiva por retroceder a los oscuros años del franquismo, lo mínimo que se puede suponer de ellos es que sean ricos de caerse. Capaces de costearse por sí mismos todo lo que nos van a sacar los que van a hacer La Reconquista sin que por ello sus economías se resientan. Eso sí, no deja de resultar curioso que después estos supuestos millonarios no tengan dinero para pagarse un cura de su bolsillo y que tengamos que prorratear entre todos sus bautizos, sus bodas, sus extremaunciones y sus adicciones. Haciendo caso omiso de aquello tan ancestral y práctico de que los vicios se los paga el que los tenga. ¿O acaso, también vamos a tener que pagar a esta pandilla de trasnochados la copa de sol y sombra, el tabaco y la entrada a los toros? Venga, nacionalistas españoles, animaros, sacar la cartera y pagaros vuestros vicios y vuestras reconquistas de vuestro bolsillo. Ya está bien de dar la tabarra, ¡ni mamandurrías ni mamandurrios necesitan los campos de España! ¡A trabajar, coño! Pico y palo y a hacer radiales y que os las pague vuestra señora madre, y si queréis  chupar de la canoa hablar con Florentino y preguntarle a cómo le pagaron el cuarto y mitad de Castor o a  cómo va el kilo de radial. Él pavo sabe de eso más que de fútbol. Lo prometo, por el puro de Mariano. Por cierto, Mariano vuelve. Se te echa de menos. Tú eras ladrón, torticero y maricomplejines, pero al menos decías tus tonterías con cachaza galaica al tiempo que escupías tus babillas y no como el mamporrero ese de Aznar que te ha sucedido que, ¡menudo idiota! En el mercado de infierno siempre se ficha a los más camándulas. Ya tú sabes, Marianón, no en vano eres más tonto que el reguetón. En fin, que vivimos un panorama.  Mientras en la derecha van tan sobrados de ideas que tienen que recurrir a reconquistas y a Isabel la Católica, guarrilla mayor de nuestra imperial España, en busca de inspiración, los de la izquierda viven tan ocupados tirándose  la famosa semántica de izquierda a la cabeza, que es Peter the Handsome—versión The Guardian— el que consigue concentrar sobre su persona el voto útil.  
Prueba de la inutilidad de estos tiempos es tener que aceptar a Peter the Handsome como animal de compañía y líder de las izquierdas. Pero o es eso, o aceptamos pulpo como animal de compañía. Y claro, después reprocha tú al animal que haga animaladas. Me refiero a reconquistas, a privatizaciones y a cositas de esas. Ya sabéis, las cositas que tienen a bien hacer los fachas cuando pueden con el dinero de todos para el beneficio de los patriotas habituales. Los que defraudan por España, mientras lucen pulserita de España por Suiza. Por cierto, esa chusma a eso le llama hacer país.