VOY A SER MILLONARIO.

Si no lo digo exploto: Descartes estaba equivocado.  Eso que decía, pienso luego insisto no es verdad. La prueba está en que llevo jugando a la quiniela y a la primitiva cincuenta años, y que todavía no me ha tocado.
Pero como soy sagaz, emprendedor, aunque tardío, he caído en la cuenta y he descubierto el método para que me toque la primitiva todas las semanas.
Antes de continuar, y en el capítulo de agradecimientos, tengo que darle las gracias a la serie de televisión los Simpson, y más concretamente a su personaje central Homero Simpson, por el descubrimiento. Porque aplicando su famosa filosofía de multiplícate por cero fue como llegué a la conclusión que antes reseñaba.
Aunque, lo reconozco, ha sido muy duro tomar la decisión de dejar a Descartes a un lado y hacerme firme y fiel seguidor de la filosofía Simpsonita.
En el apartado de confesiones tengo que comentaros algo.
Veréis, he calculado, con la ayuda de un sofisticado programa de ordenador llamado Excel, que todas las semanas realizo inversiones en el mercado continuo de los juegos de azar, una cantidad nunca inferior a trece con cincuenta euros.
Pues bien, si multiplicáis trece con cincuenta por cuatro encontraréis que el resultado es equis, y si despejas la ecuación de equis o la elevas al cubo de su enésima impotencia, hallaras una cifra que todo el mundo conoce por resultado.
Conclusión, si no juego me ahorro el resultado.
De esa forma y manera, gracias a la aplicación de la filosofía Simpsonita, me voy a ahorrar una pasta gansa.
Es por tanto un deber y una obligación para mí comunicaros lo siguiente: voy a ser millonario por el sistema diferido, que debe ser lo mismo, digo yo, que aprender Corte y confección por el famoso y acreditado sistema Pampin, pero en  plan Patronato de Apuestas Mutuas Deportivo Benéficas.
Y si a todo lo anterior añado el nuevo plan Google, millonario en siete días, y descargo el programa De Guindous Luis. 0 y dejo de fumar de una santísima vez, no creo que exagere si digo que todos estos millonarios de chichinabo como Bill Gates, el dueño de Microsoft, o Amancio Ortega, el dueño de la ciudad de A Zaruña, se morirán de la envidia.
Aunque, también es verdad, que a lo mejor yo acabo sucumbiendo a lo de dejar de fumar, y sin esperanza alguna sobre lo de ser millonario, y con la ilusión que me hace…En fin, no sé.

Creo que estoy ante una duda filosófica.

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