Iglesia, s.a


   Estaba yo pensando en mis propias incongruencias, cuando de repente reparé en la más palmaria de todas ellas: todos los días, al salir de casa, me santiguo y rezo un padrenuestro. Eso sí, versión antigua. Aquella que decía y perdona  nuestras deudas como nosotros perdonamos a nuestros deudores. Y claro, me dije a mí mismo: he  ahí una auténtica incongruencia. Porque, ¿cómo es posible que siendo yo ateo (confieso que tengo días agnósticos) pueda hacer tal cosa? Puedo asegurar que, en este caso, la respuesta no está en el viento. Y que conste que no es por llevarle la contraria a Bob Dylan, ése escritor tan laureado. No es así porque la respuesta está en mí mismo y en la educación que me dieron, por tanto es ahí donde debería indagar.
   Pero como mi cabeza es un expreso sin parada, al segundo siguiente de haber pensado eso ya estoy pensando en otra cosa. A la gente como yo también nos llaman veletas. O como se dice en Galicia: Ir polo aire e vir polo vento.
   Y me vuelvo a preguntar, ¿cómo es posible que los sabios en economía, los encargados de dirigir la educación de los futuros líderes empresariales, pongan siempre como ejemplo de negocio a empresas como pueden ser Inditex, Apple, Microsoft…, y se olviden de la más obvia, longeva y rentable de todas las que hay en el mundo? Porque no sé si habéis reparado, pero las únicas empresas que subsisten desde los albores de los tiempos son las que se ubican en el llamado nicho religión.
   Concretando, Iglesia, s.a lleva siendo líder de su sector desde hace más de 2.000 años.
   Hasta el mismísimo Banco de Santander se muere de la envidia sólo de pensarlo.
   Y lo mejor del caso es que han conseguido tamaño éxito ofreciendo fe, esperanza y caridad. A cambio de modestos óbolos, también admiten fincas, palacios y todo tipo de enseres lujosos que se  os puedan ocurrir, ofrecen desde absolución la de todos los pecados hasta la vida eterna a todos sus asociados. Por ofrecer que no quede.
   Para ser de Iglesia, s.a y obtener toda esa serie de desgravaciones en cuestión de pecados y conseguir el pertinente consuelo, sólo tienes que bautizarte y dar rienda suelta al torrente  de lágrimas pertinente.  
   Como es natural, siendo tantas las ventajas no hay niño recién nacido que se resista y que no le pida a sus papás que le lleven a una pila bautismal para poder entrar en tan selecto club. De tal forma que, una vez que te vierten agua fría por la cabeza y echas unos lloros (los muy negociantes ni siquiera calientan el agua) ya puedes aspirar a la vida eterna.
   Ahí es nada
   Si lo comparas con Apple , por ejemplo, que sólo te ofrece un teléfono para que hagas posturitas enseñando la manzana, empiezas a comprender el tremendo éxito obtenido por Iglesia, s.a. Porque, ¿qué prefieres, la vida eterna o una camiseta de Inditex?
   No sé cómo veis vosotros la cuestión, pero yo diría que lo que enseñan en Harvard, por ejemplo, es una engañifa. Los ejemplos de empresas como modelo de negocio deberían ser mejorados, porque la más elemental de las educaciones económicas debería comenzar por estudiar Iglesia, s.a como modelo de éxito.
   2.000 años de experiencia avalan lo que digo. Además, ¿os podéis imaginar a cualquier empresa utilizando a la hora de las reclamaciones argumentos de tanta enjundia como es el Dogma de fe? Pues, Iglesia, s.a recurre a ello hasta para explicar lo de la Virgen.
   O sea, para cagarse. Y que conste, y quede clara otra cosa, que a mí los que andan blasfemando porque sí, por defender no sé qué y dando publicidad a la estupidez desatada, me la traen al pairo. Es más, por mí como si se abanican. La cosa siempre empieza con los profetas.
   Y ahora, disculpadme, voy a rezarle un Padrenuestro fervoroso a los del Ayuntamiento a ver si son también son de tan selecto club y perdonan nuestras deudas.
 (Bueno, hablo de las mías, las de éste alegre pecador).


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