Los cangrejos andan para atrás.


Hasta el día en que un erudito de Harward diga lo contrario los cangrejos andarán para atrás.
   Claro que si en vez de ser una eminencia de Harward, el aspirante se  forma en algún cursillo acelerado que ésta celebérrima universidad convoca en Aravaca en plan Pond, sapiencia en cuatro días, a lo mejor  confunde el tocino con la velocidad y dice que lo mejor para España y para los españoles es imitar a los cangrejos y andar hacia atrás.
    Máxime si el aspirante también es uno de los agraciados poseedores de un máster otorgado por la gracia de un tal Álvarez Conde. El afortunado habrá sido convenientemente  aleccionado y (de)formado en cuál es la política más acertada para España y por ende y extensión, para los españoles.
   Claro que, todo hay que decirlo, el aspirante no tiene experiencia práctica en cosa de provecho alguna, ni tampoco ha trabajado nunca en la empresa privada. Aunque, tampoco se crean ustedes que eso en España es raro. Más bien, al contrario. Antes que a él, semejante  experiencia paranormal ya le había pasado, incluso, a alguna ministra de trabajo que de su ramo lo único que sabía es que eran unas flores con las que obsequiar a la Virgen del Roc(s)ío.
   Por tanto, y como mucho me temo que ninguna eminencia de Harward se va ocupar de resolver la espinosa cuestión de la que hoy escribo, la de que los cangrejos anden para atrás, y como en este país tenemos crustáceos más que de sobra capaces de explicar lo inexplicable, empeñados en hacernos volver al holoceno (si queréis poner jurásico que es más hollywoodiense y también va de bichos) practicando el timo de la estampita política, ha llegado el momento de que un ignorante de la Costa da Morte hable claro y aclare: está todo el mundo equivocado:
   Los cangrejos andan de lado.
   
   No me atribuyáis méritos indeseados, por favor. Todos los nacidos en la Costa da Morte lo sabemos. Así, por ósmosis. Por tanto, mérito cero. El máster en crustáceos nos viene de serie.
   Escrito todo lo anterior, si no es indiscreción, os pregunto: ¿a vosotros, o a ustedes, en todo caso como prefieran vuesas mercedes, no os parece raro y chocante el discurso de los líderes políticos de la derecha española? Para los que os estéis contestando que os parece normal tengo otra pregunta: ¿y qué mal os hemos hecho los  demás para tener que soportar tanto castigo y tanto insulto a la razón?
   Porque…, la cosa se las trae. ¡Sois unos abusones!
   ¿Os parecen bien los argumentos peregrinos, la sumisión y acatamiento a la Iglesia, el uso de la bandera como arma arrojadiza, los panegíricos y loas a un dictador, la justicia a la carta, los aforamientos hasta para  la señorita  Pepis, la monarquía protegida, oscurantista y heredera de Franco (ése hombre), el miedo a preguntar… ¿ Os parece normal todo eso? En todo caso,  ¿nos merecemos los españoles a tanto miserable vestido de líder político? Y no me contestéis: “Y tú, puta”. Porque yo con vosotros no me meto por mucho que esté hasta las gónadas  de vuestro franquismo recalcitrante. Después de 40 años seguís dándonos la murga a todos los que no pensamos como vosotros diciéndonos lo que tenemos que hacer como si vosotros alguna vez hubierais sabido qué hacer o como si hubierais hecho algo por nosotros.
   Quisiera yo que alguno de vosotros, los que tanto les votáis y tantísimo los defendéis, me explicara qué ganáis haciendo lo que hacéis. ¿En qué suponéis que avanza nuestro país con gente que sólo quiere ir para atrás?
   Claro que, a lo mejor, quizás a lo peor, todo venga dado por ese desconocimiento  absoluto que parecen tener nuestros políticos de lo que es la vida ordinaria y por lo ordinario de vuestras vidas; porque, claro, que un señor que no ha trabajado en su puñetera vida en la empresa privada aspire, nada más y nada menos, que a ser Presidente del Gobierno la cosa cuando menos resulta chocante cuando alguien le da credibilidad. Y conste, que no estoy diciendo que no esté preparado. ¡Quia! Nada más lejos de mi ánimo. A estas alturas todos sabemos que, entre otras lindezas, el instituto del catedrático Álvarez Conde, también impartía un Curso Superior Universitario sobre Falsedad Documental, que las matrículas para el joven Casado y la cleptómana Cifuentes las pagamos a escote entre todos y que los de Vox gozaban de ventajosos descuentos a la hora de la matrícula. Así que, sacad conclusiones. Si sois capaces, claro. En todo caso, id con cuidado no vaya a ser que os herniéis del esfuerzo de pensar.
   También dicen las malas lenguas que, el catedrático Álvarez, metido en su rol de gran crustáceo sólo trataba de aleccionar y formar a los futuros cangrejos en las cosas de los andares.
  
 


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