Corporaciones y carotas.


Conozco un sitio donde comen las lentejas con tenedor, otro donde en los entierros los hombres van detrás del coche fúnebre hasta la iglesia y las mujeres cierran la comitiva y muchos en los que a los alcaldes los atan con longanizas.
Y aunque, todo lo anterior pueda parecer raro no por ello es mentira. Es más, todas esas verdades son ciertas; comprobables desde hace lustros. Sin embargo, la gente parece darse cuenta de ellas ahora. Sobre todo la de los alcaldes, los de nuevo cuño, esos a los que atan con longanizas.
Pues, no van los muy electos y se suben el sueldo en la cuantía que les da la gana, mientras que las del género contrario se lo suben en la cantidad  que se les pone en el mondongo.
Pues, sí. En ello andan y con la mayor de las celeridades. Proceden con premeditación, con alevosía y lo que es peor, con unanimidad. Comprobándose que, puestos en esa tesitura, la del ¿qué hay de lo mío?, todos se ponen de acuerdo.
Lo cual demuestra varias cosas: que en el sitio donde comen las lentejas con tenedor las cosas inauditas suceden por duplicado, y que en el lugar en el que en los entierros los hombres van delante y las mujeres detrás, nadie habla de sexismo o de mala educación estando como están ocupados poniendo a parir al muerto y a los hijos de perra de la nueva Corporación.
Pese a todo lo anterior, yo, según el parecer de los biempensantes,  no tendría derecho a protestar en el extraño caso de los alcaldes atados con longanizas. ¿Por qué? Al parecer, desde el Estado llevan décadas inoculando en la gente la idea de que si no votas no tienes después derecho a protestar, y como yo en las municipales no tengo por costumbre ir votar, pues no tengo derecho a protestar. Y claro, como la gente compra  cualquier cosa, incluso ideas disparatadas, creen que cercenando el derecho a la protesta de los que no votamos por disconformidad están ejerciendo “su” libertad.
Ante esto sólo me resta argumentar: miren soy lo suficiente mayor y tengo la suficiente experiencia como para saber que en lo único que se ponen de acuerdo nuestros políticos es en la subida de sus sueldos, y que todo lo demás…, pues ya veremos. Además, se supone que en las elecciones municipales votas por proximidad, porque conoces a alguno de los candidatos o porque te fías del criterio de alguno de los que presentan; y como yo, ni conocía ni tampoco me fiaba de ninguno, pues mejor me ahorré el viaje hasta el Colegio Electoral.
Así que, pido disculpas por ser un tipo que guste de comer con cuchara las lentejas con chorizo, y que considera que ya hay personal más que de sobra que prefiere echarle el chorizo en la olla de la Corporación en vez de a la marmita de las lentejas, aunque después se quejen de que los perros se atan con longanizas.


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