https://www.youtube.com/watch?v=6F2twOcPy9Q
Después de un par de
años de duro estudio, de dirimir controversias enfrentadas y de analizar los
testimonios depositados en urna por cuatro millones doscientas mil personas,
los científicos de la Universidad de Harward, Sección Aravaca, han concluido
que los votantes de Ciudadanos tienen un
coeficiente intelectual (C.I) distinto al habitual de los mortales.
Pues, si ya sabíamos
que el ciudadano promedio español, en la escala evolutiva, sólo estaba un poco
por encima de la ameba, ahora vienen los
americanos y nos confirman el peor de los augurios, y encima lo hacen con
pruebas científicas: el votante de
Ciudadanos no lo es porque sea un vicioso recalcitrante, lo es por una razón
más alambicada: ha leído a Kant. Más concretamente, Crítica de la Razón Pura.
Por eso, nos recuerdan
los americanos, conviene ser comprensivo con esta gente. Son gentes que gustan
ir de guays cuando no llegan a chachis, que gozan leyendo cosas que no
entienden y que gustan de presumir de demócratas.
Por tanto, hay que
comprenderlos, el votante de Ciudadanos no está a nuestra altura, o nosotros a
la de ellos. Según quien mire. Ellos levitan y miran al vulgar de los pedestres,
que somos nosotros, con la superioridad que da haber leído a Kant.
Por eso, viéndolos en
su forma de actuar, de argumentar, se entiende, porque se visualiza muy bien,
ese ansia que tienen por los cordones sanitarios, por acusar al rival de
sectarismo y en general por el mal decir.
Resumiendo: Los que
votan Ciudadanos son como esas mascotas que acaban siendo idénticas a sus amos.
O al revés. Según quién sea el mirón.
En fin, una pena. Otra
oportunidad perdida y más dinero mal empleado por parte de los del Ibex 35. Los
que creadores de ese Frankenstein político. Porque, digo yo, que los accionistas
de Ciudadanos tendrán algo que decir, ¿no? ¿O es que acaso, los de la Caixa, y
demás oligarcas catalanes, han abandonado su divisa más querida, aquella que
decía “La pela es la pela”, y no le exige resultados al niño Rivera y a sus
acólitos? ¿O es que tal vez han cambiado de estrategia y ahora apuestan al rojo de
derechas, nacionalista e independentista catalán como forma de seguir tocando
los perendengues?
Cualquiera sabe.
Lo que sí se sabe,
porque se visualiza muy bien, es que aquel aguafuerte de Goya, El sueño de la
razón produce monstruos, se ha hecho realidad doscientos años después en la
carne de Ciudadanos.
Por tanto, entre tanto
cordón sanitario, tanto sectarismo y tanta gaita, los de Ciudadanos se han
convertido en los grandes esquizofrénicos de esta tómbola política en la que
estamos instalados, así que por ser los grandes majaras del momento tienen
derecho a elegir su propio premio de la tómbola:
Bacinilla de color o
diván de psicoanalista. Lo que más les convenga.
En todo caso, e
inspirándome en el Cantar del Mío Cid diría sin riesgo a equivocarme:
¡Qué buen país, si
tuviéramos buenos Ciudadanos!
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