HORRACH Y MENTIRAS DE ESTADO.

Hay cosas en España que las autoridades se empeñan en dar por ciertas y que sin embargo la ciudadanía sabe que son mentira.
Una de ellas, y muy de moda últimamente, es esa verdad que nos quiere trasladar la Autoridad incompetente que dice: LA JUSTICIA ES IGUAL PARA TODOS.
Ojalá fuera verdad, pero lamentablemente y viendo las cosas que pasaron, que pasan y que posiblemente sigan pasando, la frase se revela como MENTIRA.
Y Si no me creéis mirar los últimos casos, no serán los últimos y sacar vuestras propias conclusiones.
Otra cosa que se da por cierta, y de la que participan muchos colectivos, y demasiados profesionales, es esa verdad que emana de nuestra Constitución. Esa ley que nació exánime y mentirosa, promete el oro y el moro al ciudadano y le dice que el Estado se organiza sobre tres poderes, y que cada uno de ellos es independiente. Ejecutivo, legislativo y judicial. Hasta ahí el cuento de hadas funciona bien. Lo malo es que después de la praxis constitucional se derive otra cosa y la mentira se convierta en hecho.
Así vemos que la supuesta independencia judicial es mentira, porque una parte, y no de menos importancia, vemos que la Fiscalía depende del Estado. El Fiscal General del Estado es nombrado por el Rey a propuesta del Gobierno. Y claro, ¿a quién va a proponer el Gobierno como Fiscal? ¿A quién va a preferir, a uno de los suyos o a alguien independiente y con criterio propio? Conclusión: llamar independiente al poder judicial cuando depende del Gobierno para dotarse de personal y de medios materiales, y cuando los Fiscales dependen orgánicamente del Fiscal Jefe nombrado por el Gobierno, se antoja bastante incomprensible.
O eso, o estando como estamos acostumbrados a tragar con ruedas de molino y dispuestos a recurrir al Dogma de fe cuando no hay una explicación razonable a tanta desfachatez, somos capaces de creernos toda la basura argumental que los gobiernos de turno venden para nuestro consumo.
Y así de esa guisa, y si pensáis un poco, entenderéis el comportamiento del fiscal Horrach. Aspirante al Óscar a la mejor interpretación, y hombre destinado a disfrutar de las prebendas conseguidas por un trabajo tan miserable como profesional.
Porque, ¿vosotros sabíais que el juez no puede sentenciar por encima de lo que pide el Fiscal? Así que si el fiscal pide dos años, el juez por mucho que quiera como máximo eso es a lo que puede condenar: a dos años.
¿Entendéis la jugada?
Pues eso, que parezca un accidente. O dicho de otro modo como la Fiscalía General del Estado funciona de forma orgánica, controlando al Fiscal General puedes obligar a cualquier fiscal a… y si aún encima éste (el elegido) colabora gustosamente, pues… ¿El Lazo de Isabel la Católica como premio o prefiere…? No sé, Horrach se lo ha ganado todo. Servicios prestados. Ojalá que le dediquen una bonita plaza con un buen roble, que tome ejemplo de su amigo Judas y que utilice el Lazo para algo práctico.





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