Yo no sé si me vais a
creer, pero cuando el día 9 de este mes leí el titular (no miré más) de esa
noticia, pensé: a alguien aquí se le ha ido la olla. ¿De verdad que La Marea
propone semejante cosa? A tenor de lo leído parece ser que sí. Pero, ¿qué pasa
aquí? ¿Lo dicen en serio? Y si lo dicen en serio me pregunto, os pregunto, otra
cosa: ¿esta gente es de izquierdas o simplemente está mal de la cabeza? Es que…
en fin, no sé.
He de decir algo, vaya
en mi descargo y en descargo de la propia Marea, soy un descreído de la
política, de los políticos y por ende de los partidos políticos. De todos, lo
siento. No lo puedo evitar. A estas alturas no lo puedo evitar. Y si después La
Marea, habitualmente lo hacen los demás, quiere darme más motivos para la
indignación no seré yo el culpable ni de la tontería ni de semejante
atrevimiento. Pero… lo vuelvo a repreguntar, ¿estáis bien de la cabeza o es que
lo de la farlopa empieza a tener efectos secundarios? No sé, no estoy en la
pomada para saberlo. Tan ajeno estoy que en ocasiones creo que soy extranjero
en mi propio país. No lo entiendo. Y si a ello sumo el pecado original que es
que aparte de interesarme cada vez menos por la política, lo local se me hace
incomprensible, estaréis de acuerdo conmigo que la cosa no tiene arreglo. Es
más, flipo que diría un modernito de esos que van de guais y no llegan a
chachis. Porque después me entero de otras cosas. Cosas que me retrotraen a lo
de antes, a lo de siempre. Y es que desde el ayuntamiento (hablo del de La
Coru) parecen retrotraerse a los modos antiguos. Vuelve con fuerza el
Lendorismo. El estás conmigo o contra mí como forma de comportarse; y claro,
puestos en la disyuntiva de estar con alguien o estar contra alguien siempre
opto por lo mismo: estar conmigo mismo. Más que nada porque no me fío de la
gente que utiliza ese argumento mezquino y corto de miras, y ante el conmigo o
contra mí prefiero pasar palabra y seguir conmigo mismo. Reitero.Mismamente.
Porque, yo no sé si lo sabéis, pero da la impresión, al menos yo la tengo, de
que en cuando a modos en el ayuntamiento de La Coruña da igual quien mande.
Todos hacen lo mismo: echar la culpa a los demás de males propios y ajenos. O
sea, lo de siempre. Somos democráticos, dicen. No imponemos interlocutores, añaden;
y después vetan a las personas con las que deben hablar. ¿Otro ejemplo?
Queremos arreglar al problema de las cubiertas de Riazor, manifiestan; para después
el Alcalde negarse a reunir con el Presidente del Club y éste para solventar el
ninguneo tampoco acude a la reunión y manda a un subalterno. Ya puestos a
desbarrar.
No tengo ni idea, oiga
es que ni puta idea, de cuáles son los protocolos administrativos que hay que
seguir en el ayuntamiento. Es un hecho. ¿Qué hacen? Boicotear cualquier acuerdo
con la oposición o con todo aquel que si sabe lo que hay que hacer. Es más, lo
saben tan bien que incluso podrían enseñarles a mangar, pero… No sé. Que salga
el concejal de puentes y cloacas y que se haga un sin techo. ¡Ar!
¿Esperpéntico? Juzgar vosotros mismos. Aunque eso sí, en lo de los puentes a
alguien se le ha ido totalmente la olla. A mí me huele a chamusquina.
¡assssssssssshhhhh!
Vamos, digo yo.
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