RETRATO ACTUALIZADO DEL TONTO A LAS TRES.

El nuevo urbanita, ese que reniega de la casposidad del tapetito y de la foto de la primera comunión vestido de marinerito, utiliza casi todos los mecanismos habidos y por haber para su comodidad.
Disfruta de “su” calefacción, de “su” coche, de “su” bicicleta, de “su”… El mundo es un ordinario posesivo. Y como está ocioso, y tiene tiempo libre gracias a la cibernética, también se implica en la defensa del medio ambiente, de la naturaleza y de la estética. Así, en general. Y claro, siendo urbanita y teniendo una acusada conciencia social, y estando cómodo como está (ocioso): pasa lo que pasa.
Da lo mismo ocho que ochenta.
Lo mismo le pasó a aquel al que le robaron la Casa Blanca, ¿cómo se llamaba? Ah, sí: Al Gore. Un buen tipo, sin duda. Pero también un señor que decía una cosa y hacía otra. Era un firme valedor de la defensa del medio ambiente, denunciaba la amenaza que supone el cambio climático. Daba conferencias (por supuesto, remuneradas), y recorría el mundo como buen apóstol enseñando el catecismo más elemental. Después nos enteramos, aparte de lo del robo, que este señor tenía una casa climatizada, con doce cuartos de baño, y con no sé cuántas piscinas, también climatizadas.
Y claro, empiezan las paradojas. ¿Cómo es posible que una persona que vive “climatizada” defienda con tanto ahínco lo contrario a su modo de vida? Claro que, a lo mejor, la verdad no era esa y se trataba, simplemente, de otra campaña más contra el pobre Al Gore, al que Dios sin duda tendrá en su recuerdo. Tal vez, puede ser. El caso es que el ejemplo me viene al pelo para decir lo que quiero decir, que no es otra cosa que: una cosa es predicar y otra dar trigo. En pedestre: una cosa es decir y otra hacer.
Está muy bien ser urbanita, renegar de los tapetitos y de los retratos de primera comunión de los nietos; y también está muy bien no hablar de cosas que no se saben y que tampoco se entienden. Por mucho que el interfecto crea lo contrario. ¡Ya está bien! Hay que defender el medio ambiente (tarea de cualquier ciudadano), hay que luchar contra el cambio climático (tarea de cualquier Estado), y hay que dejar de ser bobo y radical porque así no vamos a ninguna parte.
Y es que la cantidad de estúpidos por metro cuadrado no puede ser buena para la capa de ozono. Gente evolucionada del tapetito, en primera generación, que se cree la monda, lironda, y que pontifica más que el Papa en una Encíclica, y… nada más. Apenas nada más
En fin, lo malo es que después de este cousas veredes, en el que vivimos instalados, y en el que parece tener la misma entidad la opinión de un experto que la de un neófito, las personas que usamos las redes sociales, aunque sólo sea una, tenemos que soportar a todo clase de iluminados dando la tabarra.
¡Postureo!
Y es que en el mundo actual si uno no opina, da la tabarra y se hace notar, no existe. Y si no existes, no piensas. Y si no piensas, pues eso… ¡postureo!
Por cierto, ayer me olvidé de apagar la luz. ¡Mecagonsoria, espero que mi olvido no sea irreparable!

Vale, me callo. 

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