Casado, el Risitas.


Hay cosas que estando fuera no se entienden. Por ejemplo, si vives en Finlandia, ese país que nos venden como el que más felicidad aporta a sus ciudadanos, y ves que los del Partido Popular nombran presidente a un jovenzuelo que no para de reírse te preguntas, ¿y de qué se ríe, el muy fulanito, si no es finés? Normal. Yo también me lo preguntaría. Pero, como no soy finés, pues no me lo pregunto. Claro que si has visto el vídeo de Rajoy, haciendo de esfinge, acompañado de Casado el Risitas te das cuenta de lo que le pasa al chavalote. ¡Jopetas, lo acaba de conseguir! El empollón de Aravaca se ha hecho presidente utilizando el plan Pond`s presidente en 7 días. ¿Os acordáis? ¡Qué tersura! Este chico es el rey de la velocidad. Fernando Alonso, tiembla. “No me llames Casado, llámame Rápido”. Frase de actor de espagueti western de Almería. Aprueba varios cursos de una carrera en un cuatrimestre. Colecciona másteres y cabezas de Soraya´s adornan las paredes de su despacho. Y todo con una sonrisa. A partir de hoy el mundo está a salvo. El Armagedón se aplaza hasta pasado mañana. La memoria de Aznar vuelve a cabalgar. Las armas de destrucción masiva vuelven a los despachos y la hierba ha dejado de crecer. Los hunos tienen nuevo rey. Tiembla Finlandia. Se acabó la tontería. Casado va a hacer de España un país de fineses. Vamos a ser todos felices. Si lo dice él y el economista iluminado que llevan todos los Casados en la mochila, la cosa es inexorable. Es más, lo van a hacer por el método de siempre, pero con mejores resultados. Y para ello empiezan por hacer lo habitual: anunciarlo. Dicen estar actualizando el viejo mantra “hacer más con menos”. Ofrecen: rebaja de impuestos y una ronda de arcadias a la finesa. O sea, lo de siempre. La redundancia vende. Las gaviotas que engordan con mierda de finés amenazan con actualizar a la tribu de los carpetovetónicos. Y así, en este panorama desolador, viendo como la santísima trinidad política que es Casado, Rivera y Pedro se apresuran a transmutar el plomo en oro y al español en finés, conviene que no nos olvidemos los ciudadanos abocados a tanta bipolaridad que la pandilla de cantamañanas que alardeaba de conseguir tales proezas fueron declarados en el siglo XVIII eso: cantamañanas. Lo saben hasta los españoles. Claro que aquí, en Finlandia, aún andamos por la Edad Media y Casado el Risitas acaba de  iniciar su andadura como sacamuelas profesional. Por tanto, bacinilla de color para el ganador.

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