A mí Pablo Iglesias,
conocido popularmente como “el coletas”, me recuerda al Felipe González de
antes. Al Felipe González de aquella campaña del 82 cuando prometía las mismas
cosas que promete ahora “el coletas”. Después sufrió un ataque agudo de
amnesia, y más tarde se enteró de todos los asuntos turbios que pasaban en su
partido, y en su gobierno, por la prensa. La cosa acabó en jubilación y
poltrona numeraria de gurú con sueldo de kilovatio.
Jamás ha perdido ni
protagonismo ni le ha abandonado la sed del mismo. Tan es así que si en los
años ochenta declaraba a El País que él estaba dispuesto a sacrificarse por
España (leído con estos ojitos), ahora sigue con su vía crucis y quiere defender
a los opositores venezolanos a los que Maduro, otro demócrata, ha metido entre
rejas.
Se debe de tratar de una
defensa política, digo yo, porque para defenderlos legalmente es de suponer que
no estará preparado; y, tengo entendido que con la buena voluntad no llega.
El caso es que Felipe González
fue abogado LABORALISTA. Ejerció la
profesión hace ¿cuarenta años? O sea, ¿si no se acuerda de lo que es un despido
cómo es que se acuerda del Derecho Procesal venezolano?
Sin embargo ahora quiere
ejercer el Derecho y defender a los encarcelados por el sátrapa democrático
Maduro. Cuestión de oportunidad. Los librará de la cárcel usando el código penal
que impera en la política. Artículo ojalá.
Porque, y ya va siendo hora
de que se diga, Felipe González es un mentiroso patológico. Lo fue antes, después
y ahora. Lleva una larga carrera de mentiroso. El abuelo cebolleta tiene tal
afán de protagonismo que si no encuentra alguna excusa para salir en los
periódicos la inventa.
Alguien debería de decirle a
este señor, todo un ex presidente, que deje de hacer el chorras y de contar
mentiras. Él no está preparado para llevar la defensa jurídica de nadie, y
menos de un venezolano. En todo caso que empiece a sacrificarse un poco “el
coletas”, que salte a la palestra, y que defienda a los opositores a Maduro. Si
hacemos caso de algunos periodistas, ése sí que está preparado, es un
bolivariano peligroso.