FELIPE GONZÁLEZ, EL ABUELO CEBOLLETA.

A mí Pablo Iglesias, conocido popularmente como “el coletas”, me recuerda al Felipe González de antes. Al Felipe González de aquella campaña del 82 cuando prometía las mismas cosas que promete ahora “el coletas”. Después sufrió un ataque agudo de amnesia, y más tarde se enteró de todos los asuntos turbios que pasaban en su partido, y en su gobierno, por la prensa. La cosa acabó en jubilación y poltrona numeraria de gurú con sueldo de kilovatio.
Jamás ha perdido ni protagonismo ni le ha abandonado la sed del mismo. Tan es así que si en los años ochenta declaraba a El País que él estaba dispuesto a sacrificarse por España (leído con estos ojitos), ahora sigue con su vía crucis y quiere defender a los opositores venezolanos a los que Maduro, otro demócrata, ha metido entre rejas.
Se debe de tratar de una defensa política, digo yo, porque para defenderlos legalmente es de suponer que no estará preparado; y, tengo entendido que con la buena voluntad no llega.
El caso es que Felipe González fue abogado LABORALISTA.  Ejerció la profesión hace ¿cuarenta años? O sea, ¿si no se acuerda de lo que es un despido cómo es que se acuerda del Derecho Procesal venezolano?  
Sin embargo ahora quiere ejercer el Derecho y defender a los encarcelados por el sátrapa democrático Maduro. Cuestión de oportunidad. Los librará de la cárcel usando el código penal que impera en la política. Artículo ojalá.
Porque, y ya va siendo hora de que se diga, Felipe González es un mentiroso patológico. Lo fue antes, después y ahora. Lleva una larga carrera de mentiroso. El abuelo cebolleta tiene tal afán de protagonismo que si no encuentra alguna excusa para salir en los periódicos la inventa.

Alguien debería de decirle a este señor, todo un ex presidente, que deje de hacer el chorras y de contar mentiras. Él no está preparado para llevar la defensa jurídica de nadie, y menos de un venezolano. En todo caso que empiece a sacrificarse un poco “el coletas”, que salte a la palestra, y que defienda a los opositores a Maduro. Si hacemos caso de algunos periodistas, ése sí que está preparado, es un bolivariano peligroso. 

LA SECTA DE LOS CAROTAS.

Antes a los tipos como Montoro se les llamaba sietemesinos, a los Marianos mariposones, a las Cospedales ratas de alcantarilla, a los Florianos floreros, a los Pons caricatos y a las Aguirre chulapas de mierda.
Un breve resumen para una lista interminable.
Después los hábitos cambiaron.
 A los negros se les empezó a denominar personas de color, a los criados asistentes del hogar, a los ciegos invidentes, e incluso tuvimos a una “miembra” como ministra, y la cosa estuvo a punto de acabar llamándole a los sordos “insordentes”.
Ya puestos, que más da, miembros y “miembras” todos.
Cuando la cosa del eufemismo parecía agotada, que ya no daba más de si, acudió al rescate el Gobierno de España, la Oposición y los hooligans oficiales que hacemos el papelón de figurantes en esta tragicómica piel de toro que es España desarrollamos el don de aplaudir con las orejas.
De nuevo saltó al ruedo el famoso astado, antes novillo sietemesino, que es Montoro de la Vega, y nos alanceó a todos.
Nos reveló que los partidos políticos, todos ellos, son lo mismo que una ONG a efectos fiscales, y que aunque no se dedican a lo mismo, el consuelo es igual. Las ONG`s atienden a los pobres de baba, a los desheredados de la tierra, mientras que el Gobierno se ocupa de los riquísimos de mierda.
Alguien lo tiene que hacer. Al fin y al cabo, los riquísimos no son una especie en extinción, pero como son pocos hay que protegerlos.
Y para eso están los políticos. Los elegidos por el pueblo además tienen que buscarse la vida una vez que el pueblo que los eligió los eche a patadas. Lo saben. Y, como lo saben, se buscan y hacen méritos. Son como los pobres cubanos de los que tanto hablan o como los bolivarianos de Vallecas.
 ¡Qué gentuza, Dios tuyo!
Salen a “procurar”. Se procuran chollos diversos: asesorías muy bien remuneradas en las que sólo se pide el requisito de tener huevos que puedan ser rascados, también sirven entrepiernas varias (léase el caso de Gallardón y Presidentes del Gobierno pretéritos), embajadas de fuste (Londres, ¡manda huevos), consejos de administración surtidos, compadreo con oligarcas, viajes en yates de narcotraficantes, y bufetes, muchos bufetes desde los que practicar el deporte olímpico del nepotismo.
Es duro ser ex alto cargo, asumámoslo. Es duro ser un incomprendido, y aún más duro es lo que tienen que oír de personas necias.
Pero, como a palabras necias oídos sordos, ellos (los políticos) siguen a lo suyo. Y cuando no están haciéndose un fondo de pensiones o están inaugurando algo o posando para la foto o leyendo un discurso pre escrito, están pensando la manera de ganarse la vida después del cargo, y que la cosa no decaiga.
 Claro, con tanto trabajo y tantísima preocupación, no tienen tiempo para legislar lo que les compete, y los partidos políticos son como las ONG`s, por la gracia de Montoro, con la connivencia necesaria de todo el Congreso de los Diputados.
No le deis más vueltas, que un partido político tenga la misma consideración jurídica que una ONG es lo normal. Hacen lo mismo, la única diferencia es que mientras los segundos dan trigo los otros sólo predican y salvan a Rodrigo.

Predican el nuevo evangelio según san Mariano, versículo Montoro, y encima presumen de transparencias, con lo mal que le quedan las transparencias a los sietemesinos, y es que…Montoro sí que sabe, coño. Y el que sabe, sabe. . 

HABLA PUEBLO HABLA.

No sé si la política española está cambiando como dicen sospechar algunos. No sé. Lo que si sé es que se aproximan nuevos tiempos con viejas maneras para hacer lo mismo, para hacer política.
Los de los partidos con representación parlamentaria coinciden casi todos en denunciar nuevos síntomas. Y así vemos que a la cleptomanía (cleptomanía usado como eufemismo suave)  que sufren, ahora se le une el desarrollo de nuevas obsesiones, filias y fobias.
 Todos aseguran tener un rival común, y todos dicen que si Podemos gana o queda colocado, España será asolada por las siete plagas bíblicas y que se desatará la ira del Supremo, y que quedaremos a merced de rayos, truenos y relámpagos. La ira de Alemania caerá sobre nosotros.
Incluso alguna necia se atreve a ir más allá y aventura que si tal cosa ocurriese sería la última vez que los ciudadanos podríamos votar libremente porque, a continuación, empezaría la deriva democrática hacia la dictadura.
Y se quedan tan anchos los unos, y tan panchas las otras, ofreciendo el mejor perfil a cámara. ¿Puedo saludar?
El ciudadano (¿hace falta que ponga también y la ciudadana?) en esta era de internet, de diarios gratuitos, de cultura popular y de café con leche, consiente, sin embargo, que le den achicoria por café, leche en polvo por leche de verdad, margarina por mantequilla, y es confundido por toda cuanta churra y merina hay. Algunas hijas del ilustre pueblo de Madrid.
Y llevado de la fe, de la esperanza y de la caridad, acude a los pies de las urnas, se arrodilla, deposita su voto y se entrega con fervor mariano a la espera del milagro, a la espera de la tan anunciada multiplicación de panes y peces de la que tanto hablan en la televisión, en ese montón de anuncios que es el Telediario; en el famoso publirreportaje que cursa con el eslogan: “España, mire usted, va bien”. Fondo y forma de editorial. Música de pasodoble “Marca España”.
Cuando alguno de los candidatos o representantes de Podemos son preguntados por alguna cuestión relevante siempre optan por el discurso tradicional. Lo nuevo recurre a lo viejo. Destapan el tarro de las esencias y la elipsis y la perífrasis saltan a la palestra; responden de la misma manera que lo haría cualquier politicastro al uso y dicen: “eso que preguntas (novedad tuteo) todavía está por decidir” “lo estamos estudiando y debatiendo en asambleas abiertas”. Y sin embargo, pese a estar estudiando, o decidiendo, lo mejor para todos, ya saben cuál es la solución de todos nuestros males.
Igual, exactamente igual que los otros, esos otros que amenazan que si no les votamos a ellos España irá al desastre, y que ellos son la estabilidad frente a tanto y tanto profeta, alguno con coleta, que por ahí se postula.
 Lo curioso del caso es que todos mienten en este maratón de mentirosos.
 Los novísimos mienten por ausencia, y los otros, los de toda la vida, con diurnidad y alevosía, como se hizo toda la vida. Así que:

Paciencia, vosotros elegís, vosotros sabréis, porque ellos saben tanto que no saben nada.  

LA AMARULA (26-04-2009).

Hay un vídeo en Youtube que se llama la Amarula, y que ilustra las borracheras que se cogen los animales salvajes con el fruto de un árbol de la familia de las anacardiáceas (mango, anacardos, etc), que al caer a tierra fermenta ligeramente y alcanza una graduación aproximada del 17% de alcohol, y que se parece en sabor al Bailleys.
Los  elefantes se caen para todos los lados, los monos van dando tumbos sin sentido y se quedan dormidos, y cuando uno intenta (Dios mediante) montar a otro se cae para atrás de la impotencia alcohólica que le embarga.
 En el vídeo se muestran los efectos alcohólicos de la amarula en los animales en toda su crudeza,  diversión y sonrisa; porque aunque parezca cruel la vida es así, y los pedos de amarula se vienen cogiendo por las selvas de Etiopía y Senegal desde hace 10.000 millones de años.
Tal es el éxito de esta bebida fermentada que en Sudáfrica fabrican un brebaje  llamado Amarula, que yo recuerdo anunciado alguna vez en la tele, y lo venden a todo el mundo e  incluso, para los más cerveceros, han creado una birra llamada Mukumbi de mucho éxito por aquellos pagos, y absolutamente desconocida en Europa.
Hacía tiempo que deseaba probar el fruto y ver qué efectos produce; y después de mucho pedir y de dar la lata a esas almas viajeras que tanta envidia me producen cuando relatan sus aventuras por esas tierras,  conseguí que un amigo me trajera unos frutos de amarula, que según él ya vienen fermentaditos, y en su punto óptimo para el consumo.
Hoy a la hora de comer me voy a hacer una abundante ensalada de amarula y que sea lo que Dios quiera, porque uno de vez en cuando tiene derecho a divertirse como un animal, dormir la siesta como un vegetal, y a despertarse como un mineral, al fin y al cabo la tele no programa más que Sálvame.

Y en vez de salvarme es más de mi agrado ahogarme en amarula.

EL PLACER DE LEER.

Estaba remontando el río Congo cuando me enteré de la noticia. Murió Francisco González Ledesma, Silver Kane.
 ¡Vaya, coño!
 Me coge de viaje. Viajo de la mano de Javier Reverte, y utilizo un comodísimo medio de transporte: un libro. En este caso se trata de “Vagabundo en África”.
Javier Reverte me remite constantemente a Joseph Conrad, el escritor nacido en Polonia, en tierra ahora ucraniana, que adoptó el idioma y el nombre inglés, y que escribió la magistral e inquietante “El corazón de las tinieblas”, que luego adaptaría Francis Ford Coppola en su película Apocalypse Now, cuando un banal comentario de facebook me devolvió a la realidad y a Silver Kane.
Pedro de Llano, arquitecto de profesión, e intuyo que “cascarrabias” de devoción, hacía un encendido alegato del hijo de Silver Kane, un tal Enric González.
 Decía Pedro que Enric no sólo escribía magníficamente bien, sino que además su lectura resultaba amena, interesante y distraída. Recomendaba de forma tan apasionada la lectura de alguno de sus artículos o de sus libros, que era imposible sustraerse a la tentación.
Su primo, Miguel Puig (un gran amigo mío), y yo nos pusimos manos a la obra. Empezamos la busca, caza y captura.
Para ir abriendo boca leí un artículo suyo publicado en Jot Down, y me gustó. La curiosidad aumentó, y como consecuencia mi novia, mi amante, mi esposa, mi todo, y lo que ella quiera, y más, hizo magia potagia, y así, por arte de birlibirloque,  descargó un libro suyo titulado Historias de Londres.
Londres, otra vez Londres. Siempre Londres. Todo pasa por Londres, coño. Y es que yo soy muy de Londres, y muy de coños (¿lo había dicho antes?), y Londres es lo que tiene, ¡coño! Para qué vamos a viajar, coño, si con ir a Londres sobra, con sentir Londres, con deambular por Londres, con conocer Londres conoces el mundo, coño… y es que Londres es mucho Londres, coño.
(Después de esto espero que haya quedado claro que a mí Londres me gusta mucho, coño, que Londres es mi aldea, coño, y que me gusta tanto Londres como decir coño)
Historias de Londres es un libro sumario y elegante. Habla de la historia de la ciudad, y lo hace a golpe de carcajada ocasional, y como testigo de una época concreta. Está repleto de acontecimientos diarios que oscilan entre el humor inglés y el delirio más auténtico. Es una delicia, una delicatesen, un bombón…
Retrata a los estrafalarios ingleses de forma comprensible. El inglés es práctico: en invierno se abrocha la gabardina y en verano la desabrocha. Los ingleses gozan de la dictadura democrática más organizada del mundo. Son amantes de la monarquía y cuidan tanto de los animales que si quieres adoptar un perro te envían un inspector a casa a comprobar si la familia es adecuada, y si la vivienda es apropiada.
En definitiva: gozo como un perro, babeo de la envidia y todo gracias a que entre los meandros del Congo me di de bruces con Enric González, hijo del Gran Silver Kane.
De tal palo tal astilla. Descanse en paz, don Francisco.



EL MEMO.

Existen desde el principio de los tiempos, desde que el hombre se izó sobre sus patas delanteras, desde que las mujeres decoraban las cavernas con pinturas alegóricas.
Son los memos. Y no es que ahora haya más es que ahora ocupan puestos de relevancia social y laboral.
De tal suerte que en el reino de los ninis que es España vemos como una variante del memo tradicional ha evolucionado y sirve de escudo y parapeto del ser omnímodo que habita en la Moncloa.
Da igual que esté quién esté, porque el que esté siempre estará rodeado de una corte de juramentados pretorianos haciendo el papelón de su vida, el papel de memo corregida y aumentada, el rol de memo empecinado.
Basta y sobra con mirar los ejemplos.
Zapatero tenía los suyos, pero como el tiempo de aquellos memos empecinados ya pasó recordarlos no es más que seguir perdiendo el tiempo. Ahora don Marrano Rajoy, en plena crisis, no sólo aumentó la plantilla sino que además los memos de ahora son todavía más y más empecinados.
Gentes como Floriano, Cospedal o Ventura Pons. Personas como Soraya que hace incursiones en el negociado de los memos empecinados, y gentes como Hernando, Wert y toda la retahíla de ministros son usados como escudo y parapeto del presidente.
Se sacrifican por don Marrano e inmolan la inteligencia que se les supone en la defensa del argumento ocasional aunque no tengan razón, y aunque sepan que no la tienen.
Están ahí para eso. Para hacer el papel estelar reservado al memo empecinado.
En España es tradicional .la coexistencia de dos grandes tribus. Por un lado está la gente normal, la gente honrada y trabajadora. La gente cumplidora de sus obligaciones que atiende a su familia, a sus negocios y a sus amigos. Luego están los memos oficiales, y después de los oficiales está la sub-categoría del  empecinado. Esos que están empeñados en hacernos comulgar con ruedas de molino, en negar lo obvio, y hacer de la realidad un trágala.

El memo empecinado es peligroso, es español igual que el lince, y al contrario que los linces no están en peligro de extinción, porque el memo empecinado se reproduce por esporas y siempre encontrará a un líder de pacotilla al que proteger y al que servir, y con el cual desarrollar la otra virtud que tiene el Memo Empecinado y que lo lleva a ser único en especie y en el género de los memos: ser emprendedor.

OMNÍMODO.

Debe ser muy cansado ser omnímodo, y pese a todo desde que se murió el bueno de don Manuel Fraga e Iribarne, el puesto está muy solicitado dentro del PP.
Y es que la sociedad española necesita de alguien así: de un omnímodo (no confundir con homínido). Una persona que haciendo honor al adjetivo lo comprenda y lo abarque todo.
Se acabó el bizantinismo del sexo de los ángeles y demás mandangas. No sirve la excusa de delegar en el ángel caído que es la frau Ángela Mérkel que de ángel tiene el nombre. Hay que poner a un ser omnímodo en la presidencia del gobierno o al menos a la puerta de la Moncloa. Aunque también podemos considerar el poner a alguien que le acompañe y que toque la pandereta, y como bailarina a una cabra con atrezzo de escalera. ¡Cáspita, ya está inventado! Lo llaman Consejo de Ministros.
Cabras hay de sobra, y escaleras quedan todavía pendientes de inauguración las del aeropuerto de Castellón. Así que no desesperemos. Sigamos buscando a la persona que haya nacido con esa característica denominada con el adjetivo de omnímodo.
Necesitamos de un ser superior que nos guíe. Caminamos a ciegas y siempre equivocamos el camino. Y así, así… no vamos a ninguna parte. Bueno, al precipicio. Pero, ¿al precipicio se le puede considerar alguna parte?
Y es que, España va bien. Pero bien… de cojones. La economía repunta y sin ir más lejos el mes de febrero del año en curso ha sido el primer febrero de los últimos catorce febreros en que España ha creado empleo. Lo dicen todos los que dan noticias de febrero en marzo. Es más, la estadística es irrefutable. O sea, puta.
Durante el pasado mes de febrero los periodistas que todavía tienen trabajo en marzo dice que cien personas de A Coruña, antes La, La, La, encontraron trabajo. Y para que se note el cambio de tendencia a uno de ellos incluso le tocó el reintegro del euromillón y Montoro se hizo el sueco, que ya es difícil.
Abundo más. Yo conozco a una de las agraciadas con uno de esos empleos con contrato de lujuria temporal.
 Seis euros la hora con derecho a puteo, a días alternos y a guardias de fin de semana.
Claro que es una persona joven. Una de esas personas que aún estando licenciada, teniendo másteres y conociendo varios idiomas e incluso contando en su currículo con conocimientos técnicos de otras disciplinas, también sirve para pasar el mocho, hacer balances y cobrar parte de su mísero sueldo en B. Para que os hagáis una idea hablo de una emprendedora. No todos dan el perfil en este reino de ninis.
Todo gracias a la marca España, al impagable crecimiento económico y a don Omnímodo Temporal, patrón de todas las Moncloas, un ser superior que aspira a plaza fija otros cuatro años más, y que está a punto de morir de un ataque agudo de éxito.
Porque, tomar nota y escuchar bien:

Gracias a él no caímos a la sima del precipicio. Gracias a él hoy España es un país desarrollado, transparente y que acomete las reformas estructurales que el país necesita. Y lo que es más importante: gracias a él en la Moncloa vegeta un ser omnímodo que todo lo abarca y que todo lo comprende. Eso sí, está tan ocupado haciéndose el omnímodo que resolver, resolver, no resuelve nada. Pero…esa es otra cuestión. 

LOS FIGURANTES DEL AZAR.

Tengo entendido que Wenceslao Fernández Flórez afirmaba que lo de la Lotería Nacional en realidad se trataba de un timo. Aseguraba el humorístico don Wenceslao que en realidad se trataba de un cuerpo de figurantes contratados por el Estado. Y en su calidad de afortunados ocasionales tenían derecho a desplazamiento y a descorche de champán, ahora cava, delante del despacho expendedor de los boletos agraciados. Sólo se les exigía movilidad geográfica, ganas de farra y capacidad suficiente para el descorche y la risa fácil.
Y sin embargo ahora vemos que el bueno  y jacarandoso don Wenceslao, Fernández por parte de padre, y Flórez como su madre, estaba equivocado.
En realidad la Lotería Nacional siempre le toca a los mismos.
En este caso el principio no fue el Verbo de Dios. Al contrario, en el origen está la avaricia del hombre. Cosa bien distinta.
 Y así de esa manera si primero asistimos al espectáculo que representaba ver como le tocaba la lotería a todo cuanto narcotraficante había, ahora acabamos sabiendo que el azar ha cambiado su suerte y también el bando de su chaqueta.
La lotería ya no toca a los narcotraficantes, tampoco hay, al menos no está documentado, ningún cuerpo de Suertudos Oficiales del Estado. No hay oposiciones. Se entra a dedo, porque los unos y los otros han sido sustituidos por los jetas de la política.
Para que te toque la lotería tienes que cumplir un solo requisito: ser un caradura.
 Ahí están los casos, y ahí están los ejemplos para quién quiera consultarlos.
Los políticos como Carlos Fabra o como David Marjariza, éste último mano derecha de Francisco Granados, quién a su vez fue colocado por la reina del escapismo y condesa de Mamandurria que es Esperanza Aguirre en un puesto clave de la Comunidad madrileña, son los nuevos agraciados de la suerte. Son los novios de la muerte de la comisión y del trapicheo.
 Y no son los únicos nuevos ricos, aunque sí los más conocidos. (Ya lo decía el otro: por sus actos los PPneceréis).
Carlos Fabra, El Tuerto, llegó a colocar a su hija Andréita en el Congreso de los Diputados. Después Andréita agradecida eructó un pollo, y dijo aquello tan célebre y original del “que se jodan” dirigiéndose a los parados, sin reparar en que siendo ella abogada, hija de delincuente convicto y confeso, esposa de mangante profesional e imbécil y enchufada a partes iguales, podía ver como el exabrupto daba la vuelta y le atizaba en su propia jeta.
Ahora Carlos Fabra El Tuerto, y el Marjariza, apodado Mano Derecha, están en la cárcel, y todos esperamos que no salgan de allí hasta que devuelvan todo el dinero que les tocó “jugando” a la lotería o en su defecto que lo hagan pies por delante.
Y tampoco estaría de más que el ministro Montoro, sereno de guardia en la Agencia Tributaria, y al único afortunado que siempre le toca el veinte por ciento del premio de la  lotería (juega en todos los números), vigilara más de sus amigos que de sus enemigos. Porque sus amigos así dejan la marca España hecha un solar y una risa.

 Y encima el gordo siempre cae en Alemania.  

DISCULPAS EXAGERADAS.

Lo hemos escuchado de boca de todo el mundo. Y cuando digo todo el mundo quiero decir exactamente eso: todo el mundo. Porque si en algo coinciden todos los políticos que representan a nuestro reino demócrata es que las mismas disculpas sirven para resolver las mismas coincidencias.
La cosa viene de antiguo. En el pasado inmediato el régimen del Caudillo Franco apelaba constantemente a la confabulación judeo-masónica. E incluso después de que España fuera declarada unilateralmente último bastión de occidente, y de excusarse o ampararse bajo unas supuestas Leyes Fundamentales e inaugurar la Democracia Inorgánica que nos gobernaba, jamás cesaron las alusiones. Un día podía ser el Contubernio de Munich, y al otro el coño de la Bernarda, para pasar al siguiente al Santiago y Cierra España e invadamos Gibraltar al grito de “se sienten, coño”.
La familia Pujol, esa familia con seny en la que cada hijo nació con un euromillón debajo del brazo, utiliza el mismo argumento: en España nos tienen rabia, a veces envidia, y en realidad no nos atacan a nosotros, atacan a Cataluña. Y se quedan tan anchos.
En los casos de corrupción siempre tiene la culpa el que denuncia. El PP, y todos los demás partidos políticos funcionan igual que lo hace la mafia, y vemos que las autoridades que supuestamente nos gobiernan acusar a los que los acusan de intentar desestabilizar la democracia, y rizando el rizo, concluyen diciendo que hay una Causa General contra el PP o contra la cúpula del PP o contra la madre que parió al PP.
El mismo argumento, calcado, esgrimen los socialistas andaluces. He escuchado lo de la Causa General, lo de las mentiras para desprestigiar y que Susanita tiene un ratón, un montón de veces en la boca de un montón de personas. Y el ratón chiquitín de Susanita se llama Pedro Sánchez, vive en Madrid, y al parecer también quiere ser Presidente del Gobierno, de su Comunidad Autónoma o de su patio de vecindad o de lo que sea. El caso es presidir.
Y ahora sale Ignacio González, actual Presidente de la Comunidad Autónoma de Esperanza Aguirre, y arremete contra tirios y troyanos cuando argumenta que lo de su ático en Marbella vuelve a salir ahora a la palestra porque hay una mafia o una gestapillo encargada de laminar sus expectativas de ser elegido presidente del patio de Monipodio que es Madrid, rincón de todos los gatos.
La culpa siempre la tienen los demás, y es que en este país hay muy mala gente. Están los difamadores, los trolls, los francotiradores, los anti-sistemas y los yayo-flautas dando la tabarra un día si y otro también. Se quejan los preferentistas, los afectados por la Talidomida, los de la Hepatitis C, y el servicio de limpieza del Ayuntamiento de Lugo porque no tienen otra cosa que hacer. Aquí hay mucho vicio, el caso es quejarse, porque:
España, como todo el mundo sabe, es un país transparente, un país que está siempre embarcado en reformas estructurales, un país que camina hacia el futuro, y donde los políticos son unos benditos y si mangan es porque alguien tiene que hacerlo, alguien se tiene que sacrificar por nosotros. España va bien. Nuestro sistema de gobierno, y la infraestructura del Estado, comunidades, ayuntamientos, diputaciones y demás mamandurrias son herramientas caducadas en continuo formateo, pero mientras ellos trabajan denodadamente para cambiar las cosas, siempre atentos al bien común y con una clara vocación de servicio, hay personas que se empeñan en llevar la contraria, y pasan la vida quejándose. Y es que en cuanto te sales del guión, a poco que lo hagas, siempre hay una persona cabal que te recuerda aquello de: tú calla que no sabes lo que dices. Y después se quedan mirando para las musarañas tan tranquilos.

Puesto así el panorama no sé a quién le extraña que el grupo de medicamentos más vendidos sea de largo el de los analgésicos. Seguido, muy de cerca, por el de las drogas para el sistema nervioso central (SNC), y es que entre antidepresivos y ansiolíticos, siestas y padrenuestros con orinal, la cosa siempre termina en contubernio. 

UBICUO.

Que en el mundo hay gente rara lo sabemos todos, pero tan rara excede a la comprensión del común de los mortales. Y es que Nemesio nació raro. Tan raro que el día que Nemesio vino al mundo a su madre no le dijeron la célebre frase de “señora ha sido usted madre de un hermoso niño”. En vez de eso la mamá de Nemesio tuvo que escuchar de boca de la ginecóloga la frase “señora ha tenido usted un niño ubicuo”.
¿Ubicuo? ¿Pero la ubicuidad no es un don divino? Si, señora. Pero a falta de la prueba del adn que confirme la ubicuidad de su hijo podemos afirmar, y afirmamos, que su hijo es ubicuo. No se preocupe. Hay niños que nacen súper héroes, hay niños que nacen estudiosos y, al parecer, también hay niños que nacen ubicuos. Pero, ¿cómo sabe usted, doctora, que mi hijo es ubicuo? Ah, pues el hecho ocurrió en cuanto asomó la cabeza. Al mismo tiempo que usted lo mecía en sus brazos su hijo fue visto en la cafetería del sanatorio invitando a unas rondas de pacharán. Es más, obligó a todo el personal a brindar por su recién llegada a este valle de lágrimas. Después repartió puros.
Efectivamente. El caso se documentó e incluso fue enviada una comisión de investigación a instancias de la alta curia vaticana que quería saber más sobre el asunto, y documentar el caso. Después, en el hospital, se recibieron un aluvión de peticiones llegadas desde las más variadas agencias de investigación. Todas ellas con el mismo fin. Dilucidar fehacientemente si aquel niño tenía o no tenía el don de la ubicuidad.
La ginecóloga hizo una pregunta enigmática a la madre primeriza. Dígame, buena mujer, ¿usted, por casualidad, no será virgen?
La madre como es natural se ruborizó, y después contestó: “mi Hipólito dice que no. Yo la verdad, si lo soy totalmente sincera, no me acuerdo. Soy tan olvidadiza”.
Así quedó la cosa. El niño pronto empezó a andar y la ubicuidad empezó a darle problemas. Siempre estaba en varios sitios a la vez.

Cuando fue mayor el problema se agravó notablemente. El niño estudiaba, estaba en los bares, jugaba al subastado y frecuentaba camas ajenas incluso sin tener sueño. Todo gracias al don de la ubicuidad. También se hizo derrochador. Y así fue como aquel niño, ahora convertido en jovencito pasó a ser conocido como Nemesio El Derrochador. Hijo de Hipólito y Gumersinda, nacido en el Hospital Comarcal de Cée, fue el primer caso documentado, que se sepa, de niño ubicuo. Y a diferencia de aquel otro Señor que también había nacido con el don de ubicuidad, Nemesio optó por caminar por la vía humilde de la vida. Bastante trabajo tenía ya con ser ubicuo y derrochador como para ser también un fantasma. Además el puesto ya estaba ocupado por Aquel otro que tanto presumía, y al que tantos dones se atribuían, y que tan mal empleaba. Claro que el Otro, el Señor, si de verdad hubiera nacido ubicuo, y después se hubiera hecho derrochador como Nemesio posiblemente el mundo sería otra cosa, y no existirían tantas calamidades fruto de su racanería.