OMNÍMODO.

Debe ser muy cansado ser omnímodo, y pese a todo desde que se murió el bueno de don Manuel Fraga e Iribarne, el puesto está muy solicitado dentro del PP.
Y es que la sociedad española necesita de alguien así: de un omnímodo (no confundir con homínido). Una persona que haciendo honor al adjetivo lo comprenda y lo abarque todo.
Se acabó el bizantinismo del sexo de los ángeles y demás mandangas. No sirve la excusa de delegar en el ángel caído que es la frau Ángela Mérkel que de ángel tiene el nombre. Hay que poner a un ser omnímodo en la presidencia del gobierno o al menos a la puerta de la Moncloa. Aunque también podemos considerar el poner a alguien que le acompañe y que toque la pandereta, y como bailarina a una cabra con atrezzo de escalera. ¡Cáspita, ya está inventado! Lo llaman Consejo de Ministros.
Cabras hay de sobra, y escaleras quedan todavía pendientes de inauguración las del aeropuerto de Castellón. Así que no desesperemos. Sigamos buscando a la persona que haya nacido con esa característica denominada con el adjetivo de omnímodo.
Necesitamos de un ser superior que nos guíe. Caminamos a ciegas y siempre equivocamos el camino. Y así, así… no vamos a ninguna parte. Bueno, al precipicio. Pero, ¿al precipicio se le puede considerar alguna parte?
Y es que, España va bien. Pero bien… de cojones. La economía repunta y sin ir más lejos el mes de febrero del año en curso ha sido el primer febrero de los últimos catorce febreros en que España ha creado empleo. Lo dicen todos los que dan noticias de febrero en marzo. Es más, la estadística es irrefutable. O sea, puta.
Durante el pasado mes de febrero los periodistas que todavía tienen trabajo en marzo dice que cien personas de A Coruña, antes La, La, La, encontraron trabajo. Y para que se note el cambio de tendencia a uno de ellos incluso le tocó el reintegro del euromillón y Montoro se hizo el sueco, que ya es difícil.
Abundo más. Yo conozco a una de las agraciadas con uno de esos empleos con contrato de lujuria temporal.
 Seis euros la hora con derecho a puteo, a días alternos y a guardias de fin de semana.
Claro que es una persona joven. Una de esas personas que aún estando licenciada, teniendo másteres y conociendo varios idiomas e incluso contando en su currículo con conocimientos técnicos de otras disciplinas, también sirve para pasar el mocho, hacer balances y cobrar parte de su mísero sueldo en B. Para que os hagáis una idea hablo de una emprendedora. No todos dan el perfil en este reino de ninis.
Todo gracias a la marca España, al impagable crecimiento económico y a don Omnímodo Temporal, patrón de todas las Moncloas, un ser superior que aspira a plaza fija otros cuatro años más, y que está a punto de morir de un ataque agudo de éxito.
Porque, tomar nota y escuchar bien:

Gracias a él no caímos a la sima del precipicio. Gracias a él hoy España es un país desarrollado, transparente y que acomete las reformas estructurales que el país necesita. Y lo que es más importante: gracias a él en la Moncloa vegeta un ser omnímodo que todo lo abarca y que todo lo comprende. Eso sí, está tan ocupado haciéndose el omnímodo que resolver, resolver, no resuelve nada. Pero…esa es otra cuestión. 

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