HABLA PUEBLO HABLA.

No sé si la política española está cambiando como dicen sospechar algunos. No sé. Lo que si sé es que se aproximan nuevos tiempos con viejas maneras para hacer lo mismo, para hacer política.
Los de los partidos con representación parlamentaria coinciden casi todos en denunciar nuevos síntomas. Y así vemos que a la cleptomanía (cleptomanía usado como eufemismo suave)  que sufren, ahora se le une el desarrollo de nuevas obsesiones, filias y fobias.
 Todos aseguran tener un rival común, y todos dicen que si Podemos gana o queda colocado, España será asolada por las siete plagas bíblicas y que se desatará la ira del Supremo, y que quedaremos a merced de rayos, truenos y relámpagos. La ira de Alemania caerá sobre nosotros.
Incluso alguna necia se atreve a ir más allá y aventura que si tal cosa ocurriese sería la última vez que los ciudadanos podríamos votar libremente porque, a continuación, empezaría la deriva democrática hacia la dictadura.
Y se quedan tan anchos los unos, y tan panchas las otras, ofreciendo el mejor perfil a cámara. ¿Puedo saludar?
El ciudadano (¿hace falta que ponga también y la ciudadana?) en esta era de internet, de diarios gratuitos, de cultura popular y de café con leche, consiente, sin embargo, que le den achicoria por café, leche en polvo por leche de verdad, margarina por mantequilla, y es confundido por toda cuanta churra y merina hay. Algunas hijas del ilustre pueblo de Madrid.
Y llevado de la fe, de la esperanza y de la caridad, acude a los pies de las urnas, se arrodilla, deposita su voto y se entrega con fervor mariano a la espera del milagro, a la espera de la tan anunciada multiplicación de panes y peces de la que tanto hablan en la televisión, en ese montón de anuncios que es el Telediario; en el famoso publirreportaje que cursa con el eslogan: “España, mire usted, va bien”. Fondo y forma de editorial. Música de pasodoble “Marca España”.
Cuando alguno de los candidatos o representantes de Podemos son preguntados por alguna cuestión relevante siempre optan por el discurso tradicional. Lo nuevo recurre a lo viejo. Destapan el tarro de las esencias y la elipsis y la perífrasis saltan a la palestra; responden de la misma manera que lo haría cualquier politicastro al uso y dicen: “eso que preguntas (novedad tuteo) todavía está por decidir” “lo estamos estudiando y debatiendo en asambleas abiertas”. Y sin embargo, pese a estar estudiando, o decidiendo, lo mejor para todos, ya saben cuál es la solución de todos nuestros males.
Igual, exactamente igual que los otros, esos otros que amenazan que si no les votamos a ellos España irá al desastre, y que ellos son la estabilidad frente a tanto y tanto profeta, alguno con coleta, que por ahí se postula.
 Lo curioso del caso es que todos mienten en este maratón de mentirosos.
 Los novísimos mienten por ausencia, y los otros, los de toda la vida, con diurnidad y alevosía, como se hizo toda la vida. Así que:

Paciencia, vosotros elegís, vosotros sabréis, porque ellos saben tanto que no saben nada.  

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