MARAVILLOSO LO DE LA RAE.

Significa extraordinario, asombroso o excelente, y al tiempo también se puede leer como inexplicable, mágico y que no obedece a las leyes naturales. Hablo del adjetivo maravilloso.
Es la palabra favorita de las folclóricas, de los tertulianos de Sálvame, de los artistas (sobre todo cuando están de promoción), y ahora también de los miembros y miembras de la RAE.
Esa vieja institución que antes significaba Real Academia Española,  ahora parece empeñada en ofrecernos una sobredosis de vulgarismos.
Acaban de aprobar o de perpetrar la entronización de palabras como vagamundo, almóndiga (¿para qué carallo perderán el tiempo con el acento?), toballa, madalena, dotor, otubre, arremangar, murciégalo y azín. (Imagino que más, pero como muestra un botón).
Es de esperar que después de esta hazaña perpetrada por lingüistas de reconocido prestigio, y escritores de éxito reconocido, la RAE pase a ser conocida por Record Absoluto de Estupideces.
Antes, esta venerable institución, limpiaba, fijaba y daba esplendor a nuestro idioma. Ahora parecen empeñados en aceptar pulpo como animal de compañía. Antes todo era hermetismo e inmovilismo, ahora todo es permeable y mudable.
Y el idioma resiste, pese a ellos. Los académicos actuales llevan algunos años empeñados en hacer incomprensible el idioma, en abrirlo a todos los públicos, en cargarse las reglas ortográficas y en dar aprobado general a toda la población. Informe Prisa.
Llevados de afanes expansionistas y revisionistas, quieren ser trending topic y captar la atención del público. Y para lograrlo están pensando en admitir a la muy ínclita Belén Esteban entre sus miembros. Sillón V de Belén.
Su discurso de entrada lo escribieron al alimón entre el eminente filólogo Jorgejá y un tal Boris Izaguirre, de profesión venezolano. Lleva por título: Cocretas.
Se prevé que a los postres el tal Boris se bajará los pantalones y enseñará los gayumbos.

Será maravilloso.

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