PERLITAS SIN IMPORTANCIA.

Quien no ha escuchado frases como “España es el mejor país del mundo” o aquella de, y perdonar el localismo, “La Coruña es la ciudad más bonita de España”. Porque si vosotros no las habéis oído nunca estáis de suerte. Yo, si. Las he oído, incluso las he escuchado.
La primera la dice mucha gente, la segunda es exclusiva de algunos coruñeses.
La primera habla de lo bobos que somos, así en general. La segunda de lo bobos que son algunos, en particular.
La primera la dicen los políticos e incluso van más lejos y añaden que España es el país más antiguo de Europa o del mundo o de la mismísima España.
La segunda se la tengo oído, a veces escuchado, a alguna o alguno que conozco, que traté y a quien dejé por imposible.
Ambas frases tienen un denominador común: el desconocimiento.
Los políticos viajan mucho por Europa e incluso por el mundo mundial. A gastos pagos, eso sí. Ven otros mundos, otras culturas y se después se dan cuenta de que la tortilla, que el gazpacho, que la paella o que el lacón con grelos, o lo que sea, sólo se hace en España, se envalentonan con el bandullo lleno y dicen lo que dicen. ¿A quién le importa? Un político es un ciudadano entrenado para mentir. Por nuestro bien, claro. Los ciudadanos no soportan la verdad, y ésta, al fin y al cabo, no es más que una mentirijilla piadosa.
Sin embargo, la segunda, la segunda frase se la tengo escuchada a personas que conozco y que sé que nunca, porque no han querido o porque no han podido o porque no les ha salido, de donde salgan estas cosas, han viajado.
Y me pregunto yo, ¿cómo es posible que si nunca has ido a ningún sitio sepas que La Coruña es la ciudad más bonita de España? ¿Qué lo sabéis por ciencia infusa o por intuición?
Ya lo decía Forrest Gump: la vida es una caja de bombones, nunca sabes qué te va a tocar.
Pues eso, si aplicamos la filosofía Forrest hallaremos la conclusión: tonto es el que dice tonterías.
Y eso es así, aquí, en La Coruña, en A Coruña, o como cojones se diga o se escriba, y también en el Tumbuctú.

También os digo otra cosa: viajando se le pasa la tontería a cualquiera. Incluso a ti.

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