NOTICIAS DE ALAMBIQUE, 28.

Alambique, 28, la novela que terminé de escribir hace ahora justamente un año estará próximamente a disposición del público.
Voy a cumplir uno de mis sueños. Algo que deseé hacer desde el primer momento que comencé a escribir, y como esperar no es una de mis virtudes, he decidido agarrar el toro por los cuernos, adelantar los tiempos y tomar la iniciativa.
Hoy la noticia es esa:
Próximamente podréis leer ALAMBIQUE, 28.
Espero que os guste o al menos que no os disguste de forma irreparable.
Me espera un tiempo de nuevas correcciones, que espero solventar con más éxito del obtenido hasta ahora, y de proceder al maquetado del producto.
Para este último esfuerzo contaré con la inestimable ayuda de mi hija, Gloria López, quien será la encargada de realizar la fotografía de portada y contraportada del libro, y sin cuya pericia informática posiblemente no sería capaz de llevar a término este proyecto.
Seguiré informando.





POLÍTICA MARXISTA.

Siguiendo la máxima marxista de “Estos son mis principios. Si no le gustan… tengo otros”, el líder de Ciudadanos llegó a un acuerdo con el del Partido Popular.
No hace falta pasar el microscopio por el documento para darse cuenta de que en realidad este pacto se trata de una adaptación, estilo libre, de la película de Stanley Kubrick 2001: una odisea del espacio.
En esta nueva versión solamente hay un cambio. Si en la primera Stanley Kubrick mostraba el amanecer de los tiempos y como un mono descubría el uso de un simple hueso como arma arrojadiza y metáfora de la evolución, en la segunda el hueso es sustituido por el mono Albert quien es arrojado al aire en sustitución del hueso. Lo malo es que en vez del amanecer de los tiempos como en el original vemos un festín de tapires comiendo vorazmente carne de mono.
El mono Albert sucumbe, se inmola de buen grado y juntos los dos, el simio Albert y el tití Mariano, se dirigen hacia el monolito negro que es la CEE en busca de comida con la que alimentar a los que son de su tribu.
La involución y los momentos de climax se ven reforzados con la banda sonora original de las gaviotas, quienes unidos ahora a la tribu de los Naranjitos proponen momentos trogloditas de gran esplendor para mayor gloria de Ángela Merkel y de las madres que los parió a todos.
Hasta aquí todo bien. Previsible parece el argumento.
Lo malo es que esta película es la secuela de otra inconclusa y estéril que nació con olor a naftalina y revenida como ésta con la que ahora redoblan las matracas.
En el pasado Naranjito lo intentó con la tribu de los Capullos representada por el conocido como el guapo Pedro.
Los dos firmaron un acuerdo similar Dijeron las mismas cosas, aunaron voluntades y aun así aquel rodaje quedó inconcluso. Los espectadores quedamos huérfanos de película, se agotó el presupuesto de palomitas y la tribu de Mariano Rajoy siguió bebiendo del usufructo de la charca de la que ellos se creen propietarios.
Con tanto rodaje fallido se agotan los presupuestos. Pero, como la película de la vida se rueda sola y no necesita de actores de tercera fila con ínfulas de estrellas para continuar con el rodaje, vemos que la economía va bien. En funciones, pero bien. Y es que cuando el viento favorable de la economía entra por popa las cosas van bien sea quien sea el que esté en el abrevadero en ese momento.
Así que demos las gracias a Naranjito, a Mariano Rajoy, a Pedro Sánchez y a Pablo Iglesias por ponerse de acuerdo en que no están de acuerdo, porque gracias a eso España va bien.
Un año sin Gobierno y los mercados ya se han dado cuenta de tres cosas. La primera de que para crecer lo mejor es estar en funciones. Segunda, se crece más cuantos menos trabajadores tengamos. Y la tercera y más real es que si a los trabajadores que subsisten se les paga poco los amos del Monolito Negro ganan más.
Cuadratura del círculo conseguida. La política marxista vive momentos de gran apogeo.





ALEGRÍA, DECEPCIÓN Y DESCOJONE.

El fin de semana se presentaba aburrido, por eso cuando el otro día vi que un periódico publicaba una lista que llevaba por título el sugerente título de  Las cien mejores películas del siglo XXI me apresuré a guardar el enlace en favoritos.
Ayer tuve suerte y en la página que utilizo habitualmente para descargar películas de forma gratuita, la encontré.
Título: Mullholland Drive. Desconocida para mí. Director: David Linch. Uff, qué pesadez.
Aún así, como escribía antes, la descargué, y ayer, dado que estaba solo, la vi.
La vi entera y no me enteré de nada. Si no hubiera visto cosas anteriormente de David Linch estaría preocupado por mi salud mental, aunque si he de ser sincero, preocupado, lo que se dice preocupado, estoy ahora. Porque, ¿a quién en su sano juicio se le ocurre ver una de sus películas? ¿Es que acaso había olvidado que en el pasado ya había visto una y que el director me había parecido sumamente hostiable? Hablo de aquella en la que dirigía a su, en aquél momento, pareja Isabella Rosellini, que se titulaba Velvet Blue (Terciopelo azul), y en la que el logro más evidente del director, desde mi punto de vista, consistía en mostrarnos a la hermosa Isabella fea y patética. Claro que después tuvo mucha fama con aquella serie que se titulaba Twin Peaks y en la que se buscaba de forma machacona al asesino de Laura Palmer (o algo así), y lo hacía con tanto ahínco que a mí la serie me sobró desde el minuto uno y preferí solidarizarme con Marco y su mono Amedio en la búsqueda de su madre. Ya puestos, el mono daba más juego y además todo el mundo ninguneaba al pobrecito mono y en vez de Amedio le llamaban Amelio. Además, a lo mejor había sorpresa y la madre de Marco salía puta o algo así de relevante. Resumiendo, el caso era perseverar y no dejar a Marco en la estacada.
Claro, puestas así las cosas sorprende que la mejor película del siglo XXI sea una que no entiendes ni comprendes. Pero como soy una persona curiosa le pregunté a mi hija si había visto el engendro ese que los culturetas llaman flin.
¡Puaff, menudo coñazo! Contestó al ser interpelada sobre el abrupto. No la entendí ni yo ni nadie que conozca.
Respiré aliviado. Por una parte comprobé que mi cerebro funcionaba igual de mal que siempre, y por el otro confirmé que los críticos de cine deben de ser gentes que gustan de las extravagancias sin sentido. Eso sí, la niña me dio una pista que me ayudó a resolver el enigma que es el argumento:
Es onírica.
Decidido a probar suerte y salir de dudas de una vez por todas, le pregunté a Google de viva voz: explicación sobre Mullholland Drive. Y allí encontré la respuesta. Alguien explicaba, con pelos y señales, el argumento impenetrable de Linch, decía que la película era maravillosa e invitaba a todo el mundo a participar en un chat y hablar sobre ella.
Como tenía tiempo leí una pregunta que alguien le hacía sobre escenas y personajes concretos. La respuesta me dejó todavía más estupefacto. Decía el experto, el entendido, el sabelotodo: No sé, es el universo de Linch.
Lo reconozco: estaba equivocado sobre David Linch, porque un hombre que tiene un universo propio, una de tres. O es millonario o gilipollas o un genio. Aunque a lo mejor es las tres cosas al tiempo e invalida mi tesis.
Y que conste que ni pido ni estoy pidiendo juicio sumario para el bueno de David Linch. Joder, fue novio de Isabella. Aunque al que hizo la lista si lo fusilaran al amanecer el mundo creo que no lo iba a echar de menos.
O sea, es un decir.



NOTICIAS FALSAS (FAKES).

Los especialistas en cogérsela con papel de fumar, me refiero a los amos del cotarro de la prensa, propalan fakes con el mismo desparpajo que cualquier tuitero de mierda publica en su cuenta mentiras sin siquiera darse cuenta de lo que está haciendo.
La diferencia está en que mientras el segundo suele ser un gilipollas (me sumo a la lista) bien intencionado que en un momento dado da pábulo a lo que lee sin hacer ninguna comprobación, el primero sabe muy bien lo que hace y porqué lo hace. Además, se supone que un periodista antes de publicar una noticia debe contrastar la verosimilitud de la información a través de varias fuentes. Da lo mismo. Estos gacetilleros trabajan a las órdenes de… y se rigen por la máxima espuria de “no dejes que una verdad te estropee un titular”.
¿Os pongo un ejemplo que ha sucedido recientemente?
¿Sí?
¿Os acordáis de la noticia que saltó a la palestra a principios del mes de agosto y en la que, casi todos los medios, nos informaban de que si en España no había un presupuesto antes del 15 de octubre, sería sancionada con una multa de 6.100 millones de euros por la CEE?
¿Lo recordáis?
Pues, sabéis una cosa: LA NOTICIA ERA FALSA.
¿Algún medio rectificó por tamaño error?
Que yo sepa, no. Nadie se tomó la molestia de hacerlo.
Pues bien, hoy sabemos que esta noticia que se propaló por tierra, mar y aire (prensa, radio y televisión), era lo que los modernitos y amantes de los barbarismos llaman “un fake”.
Ante semejante desbarajuste en la información, ante la oleada de desinformación que sufrimos sin siquiera darnos cuenta, la prensa (una, grande y libre) se ha arrojado en los brazos del poder establecido porque estando como están todos rozando la bancarrota se tienen que poner en la cola de las subvenciones para seguir existiendo. Pero como el que da el dinero no suele ser tonto, por mucho que algunos confundan tonto con hijo de puta, se aprovecha de la debilidad y la usa en beneficio propio.
La noticia de la multa corrió como la pólvora. Todo el mundo se hizo eco de la falsedad. Y vosotros que sois muy listos ahora tenéis en vuestra mano la solución de este enigma.
¿A qué intereses obedecía tamaña trola?
La cosa es tan evidente que no necesita de más aclaración. Lo malo es que mucha de la información que leemos a diario obedece a los mismos intereses y ni nos damos cuenta. Han conseguido tal arte y refinamiento en la mentira que la gente da por ciertas las cosas más inciertas.
Para muestra un botón. Y si no, que alguien me lo explique, ¿por qué hay más de ocho millones de ciudadanos en este país que sigue votando por los ladrones, más ladrones, que hay entre los ladrones?


LA PREGUNTA DEL MILLÓN.

¿Por qué hay más de ocho millones de personas que votan al PP?
Conozco a personas que votan Pp, y como las conozco, a algunas muy bien, sé que esas personas son en su gran mayoría católicas. Católicos de esos que están a favor de la pena de muerte. Católicos que se niegan a ayudar a los refugiados que huyen de las guerras. Resumiendo católicos de esos. De esos que viven anclados a la edad de piedra que fue el franquismo, y que están convencidos de que los que no son como ellos, o no piensan como ellos, son personas peligrosas, de baja catadura moral, y poco dignas de crédito.
Hablo de esas gentes de buena fe que estarían encantadas de seguir viviendo en la edad de piedra, lapidaciones incluidas, entregados a la miseria moral y que no se dan cuenta de que con su actitud nada ejemplarizante se convierten en cómplices de mangantes y de personas de poca relevancia intelectual, que viven ocupadas y entregadas a hacer de la opacidad y la mentira una forma de vida y una manera de gobernar.
A esos más de ocho millones de personas no les interesa nada que no sea ellos mismos. No quieren saber en qué gastan los políticos el dinero que es de todos. No les preocupa la falta de acceso libre y gratuito a toda esta información. No quieren saber, ni les interesa saber, en qué emplean los cargos públicos los gastos de representación que ellos mismos se ponen. En ningún sitio se publica lo que gastan los miembros de la Casa Real. Tampoco se publican los gastos de representación de los políticos en ningún lado, y no se escandalizan ni piden la dimisión de nadie que, cogido in fraganti empleando esos recursos en agasajar a la querida/o de turno. Al contrario, les mienten con descaro a ellos mientras que a los demás nos dicen de forma abrupta y mal encarada: ¿Queréis saber? Pues, chuparme un huevo. Y si no estáis contentos, os jodéis.
¿Lapidación pública del político? Al contrario, reelección por mayoría absoluta.
Da que pensar.
Y los datos más elementales no se publican, y se consienten tamañas tropelías, porque hay más de ocho millones de personas que pase lo que pase votan al PP, y que al parecer gustan de que les mientan, de que les engañen y de que les roben.
Habría que hacerse otra pregunta:
¿Estos ocho millones de personas, los votantes del PP, son todas así de indecentes o simplemente son de mente relajada, ignorantes y paniaguados que se han adaptado a la situación y han decidido avalar con su silencio y su voto el despropósito en el que vivimos todos?
No sé.
Lo que si tengo claro es que por culpa de estos más de ocho millones de ciudadanos España va por detrás, muy por detrás, de los países de nuestro entorno. Porque, por si no lo sabéis, en países como Reino Unido, por ejemplo, sus ciudadanos están informados incluso de las botellas de ginebra que se compran para la familia real, y los políticos que roban, aunque sea poquísimo, dimiten o son obligados a dimitir como antesala del juicio que les espera.
Aquí, no. En este país pasa algo raro. Porque, aunque todos sabemos que el mundo está plagado de gilipollas, nadie nos había hablado nunca de la cantidad de hijos de puta que hay en España.
Son tan cabrones y tan complacientes con el poder establecido que ni siquiera les inquieta dejar a sus hijos un país de mierda. Con tal de dejarles en herencia el nicho han cumplido.



MANUAL PARA DUMMIES.

Acabo de realizar un descubrimiento inquietante. Bueno, en realidad no se trata de ningún descubrimiento, y si tuviera que ser sincero tampoco es inquietante. Así que, mejor empiezo otra vez.
Acabo de acordarme de algo. La generalidad da más juego. Demostrado. Me acabo de acordar de que… no, eso mejor no lo escribo. Es otra cosa, aunque de lo otro que conste que también me he acordado. Pelillos a la mar. Lo que quiero decir, a ver si soy capaz de decirlo de una vez, es que… ¿qué quería decir? Joder, no me acuerdo. Ah, sí. Ya recuerdo. No quería decir nada. En realidad estaba tratando de escribir algo. Decir y escribir son cosas diferentes. Decir viene del verbo decir, y escribir de la aplicación entretenerse. Es distinto, y distinto quiere decir que no es igual.
Bueno, a lo que iba. ¿A qué iba? Sí, sí, a eso. No os preocupéis que lo voy a decir. Traducido al Coruño sería: lo voy decir. Corrijo lo voy a escribir. Lo voy hacer sin más dilación (Coruño cultérimo).
Quería escribiros lo siguiente- Acabo de recordar que mi teléfono móvil se puede apagar.
APAGAR. Declinación del presente indicativo del verbo apagar: yo apago, tú apagas, él apaga, nosotros apagamos, vosotros apagáis y ellos apagan. ¿Lo vais pillando? Hazte académico de la RAE con un breve cursillo. Interesados/as enviar privado. Si no quedas satisfecho/a es que tienes mucho vicio.
Bueno, pues no os lo vais a creer. Hacía años que no me acordaba que el teléfono móvil se podía apagar. Desde que lo recordé mi vida, mi calidad de vida, ha mejorado gracias al simple apagado del aparato. Apago el móvil y al grito de que salga el sol por Antequera, me quedo dormido utilizando la aplicación Koala que llevo de serie. ¡Ojalá!. Otro nivel. Aunque, tengo un problema. Yo soy de los que se despiertan para pasear la próstata. Manías. Si tengo el móvil encendido uso la aplicación linterna, pero esta noche el teléfono estaba apagado y tuve que pasearme a oscuras por la dacha hasta que tropecé con la aplicación “hostia horrorosa”. Alertado por el grito sincopado que emití el perro se meó, di un paso para que me consolara de mis aquellos y pisé un charco. Blasfemé. Después juré en arameo, a continuación me arrepentí y colgué mi pie en el tendal para que se secara. Al día siguiente cuando desperté estaba como los murciélagos. Incomodísimo. Hice un triple mortal, con tirabuzón en escorzo, medalla olímpica en Barcelona 92- Real Madrid 87, y al grito de alerop, aterricé sobre mis zapatillas.
No me hice daño. Conste en acta. Es más desde que la sangre ha irrigado de nuevo mi cabeza estoy feliz. Me he dado cuenta de que el mundo de los descubrimientos puede ser maravilloso. Más que el inframundo de las aplicaciones. Dónde va a parar. Y para celebrar este nuevo horizonte de expectativas que se abren ante mí voy a empezar a escribir un libro de autoayuda ajena que voy a titular con el explícito nombre de “Manual para dummies, cómo apagar el móvil”.



ESPERANZA AGUIRRE, POR EJEMPLO.

La mayoría de los políticos que nos gobiernan jamás han trabajado en la empresa privada. Hablo de los altos cargos. Pese a ello, ellos son los encargados de poner las bases jurídicas para que los empresarios creen trabajo. Me descojono. Les debe funcionar bien el sistema porque, como podéis observar, los más altos cargos de la Administración una vez que están amortizados en el sector público se pasan a trabajar en la empresa privada en calidad de Pongos.
¿Pongo? Objeto hortera y pasado de moda.
Pero, ¿cuál es su cometido?
Su cometido, aparte de adornar en los Consejos de Administración, es cobrar por no hacer nada. Esa es la realidad y eso es lo que mejor hacen.
La cosa resulta rara e incluso chocante, máxime si tenemos en cuenta que los mayores de cincuenta y cinco años son incapaces de encontrar empleo, por mucha experiencia que tengan, en lo que han trabajado toda la vida. Aún así encontrarse con estos mega fichajes, que nada aportan y que encima sobrepasan la peligrosa edad que debe ser los 55 para un empresario, es cotidiano e indica la connivencia que hay entre excelencia y estupidez en este país de demócratas.
Pero la historia de la incapacidad elevada a la máxima potencia que es la estupidez la podéis observar en la señora condesa consuerte que es Esperanza Aguirre.
Lo de Esperanza fue de traca.
Esperanza presumía de llevar no sé cuántos años, decía que más de treinta, trabajando en el sector público. De repente una empresa privada la fichó a bombo y platillo como captadora de ejecutivos. Alharacas, gran sueldo y manos a la obra. A los diez meses la lideresa fue despedida. Jamás se supo el porqué de su contratación y nunca se sabrán las razones de su despido  fulminante. ¡Diez meses!. Otra proeza de Esperanza, captadora de batracios. El caso es que la empresa contratante de la condesa consuerte decidió prescindir de sus servicios.
Conclusión: una cosa es trabajar y otra bien distinta vegetar.



NO VOY A VOLVER A VOTAR.

No sé quién inventó la frase. Posiblemente fuera algún político profesional o tal vez algún gilipollas ocasional. A menudo ambas cosas coinciden. En todo caso la frase la hemos escuchados todos:
“Si no votas después no te quejes”.
Suele pasar que el que la dice, aparte de quedarse tan ancho/a y tan pancho/a, no ha pensado en lo que ha dicho/a. Simplemente da por bueno lo expresado/a y lo mangado/a. Claro que después cuando se va a rascar el culo acaba rascando las témporas.
Y es que la tontería está muy extendida.
Confundir derechos con obligaciones es frecuente.
El maestro de los despropósitos, y el primus inter pares de la cuestión es nuestro amado presidente Mariano Rajoy. Mariano tiene prisa por formar gobierno pero se va de vacaciones. Es urgente pero se va de fin de semana. Es necesario tener pero él está ocupado haciendo de Rodolfo Chiquilicuatre, entregado a la vergüenza ajena que es verlo andar.
O sea, siempre así. Historias del caminante descompasado de la Santa Compaña.
La gente confundida vota. Y como yo era uno de los confundidos también iba a votar.
Jamás voté por ningún partido que después llegara al poder. Debo ser un visionario. Y como no tengo antecedentes penales en cuestiones de voto he decidido recortar los viajes que hago hasta la urna electoral. Cosa de los ajustes. Así que a partir de ahora NO VOY A VOLVER A VOTAR. Total, ¿Para qué? Nunca gano.
Con el voto no dan tapa ni bocata de calamares, y el distrito electoral donde lo hago no me queda a mano. Por tanto, no voto. Con la gasofa que me ahorro me voy a comprar una segunda residencia o algo así. Me voy a hacer emprendedor y voy a montar un partido político que concurra a las elecciones con un lema muy sencillo y de fácil comprensión para toda la ciudadanía, ciudadanío. “Si nos votas te damos una patada en las témporas”.
Se acabó la retórica, llegó la perífrasis. Es momento de pasar a la acción y dar bofetadas onomatopéyicas al personal. Si no votas eres nuestro amigo y sino tú sabrás. Abogamos por un gobierno en diferido, y las ruedas de prensa las haremos a través de un holograma. Cada mes os preguntaremos, ¿estáis contentos, pandilla gilipollas, gilipollos? Y fin de nuestro programa electoral. Delegamos en Alemania, provincia de Merkel, siempre que a cambio nos conceda la Copa de Europa, la Supercopa y la bota de oro al portugués más Cristiano y más repelente que un niño Vicente. Se acabó la tontería. Lo importante es lo importante, lo principal lo principal y una taza una taza. ¿Lo tienes claro? Si votas eres un antisistema y si no votas una persona, persono, de pro. Tú sabrás, mamalón, mamalona. Tú decides.

Total…qué más da si da lo mismo. 

CAMBIO CLIMÁTICO Y DE COSTUMBRES.

Los “negacionistas” del cambio climático estarán de acuerdo conmigo que el tiempo este año, aquí en Galicia, está resultando singularmente bueno y estable.
Tanto que en ocasiones rozamos lo tórrido.
Tan es así que incluso mis amigos “odiadores” este verano, por momentos de sufrida canícula, han tenido que cambiar su discurso habitual y rendirse a la evidencia: “somos todos iguales, lo que nos hace diferentes es el clima”.
Y es que los “odiadores”, esos que siempre despotrican, por ejemplo, del carácter tan espontáneo que tienen los andaluces, están viendo con sus ojos como por mor del tiempo los gallegos y andaluces nos acercamos en las costumbres.
La explicación y la culpa de todo radica en el cambio climático; aunque en ocasiones el chachachá también explique muchas cosas como todo el mundo sabe.
Porque para nosotros, los nativos de la Galia, a veces hace “musha” caló, pisha. Y como una cosa siempre lleva a la otra y la otra a la contraria, han florecido como setas los hombres de cierta edad que para paliar la caló salen de paseo descamisados.
Todos los vemos y todas miran para otra parte para ahorrarse el panorama. La lorza y la carne flácida no están de moda en este mundo más proclive a alimentar los valores de la anorexia, y que encuentra en la bulimia la explicación de nuestros vómitos.
Hombres, absolutamente ninguna mujer, de más de sesenta años luciendo torso, michelines y desprendimientos de retina surtidos, se han adueñado de nuestras calles.
Y como nuestra lengua gallega se adapta con facilidad al cambio climático, a las costumbres que dicho cambio conlleva y a las imbecilidades de nuestros prebostes, la población ha bautizado a estos osados guerreros del asfalto de una forma harto significativa.
Si sois de los que les gusta practicar el deporte de aventura, si hacéis el Camino de Santiago buscando la expiación que da el ahorro o si simplemente querías ir al extranjero y habéis encontrado una oferta insuperable aquí en la Galia, y habéis recalado por estos lares, seguramente escucharéis la letanía de este verano.
Le pregunta un amigo a otro:
¿Oiches, Manolo, viste a aquel cómo va?
Y Manolo responde cachazudo y “retranqueiro”
Vai en peito.
¿En peito?
Sí home, sí. Es la última moda. Todos a los que el médico recomendó pasear como deporte extremo porque “están cativos” (flojitos), debido a la ola de calor han quemado los chándales del Simago y ahora “van en peito”.



EL MILAGRO DE MI TÍO PAQUITO, EL OBISPO.

Yo creo que mi tío Paquito no se llamaba Paquito. También creo que mi tío Paquito en realidad no era tío mío. Y estoy seguro de que mi tío Paquito no era obispo.
Porque mi tío Paquito era cura, o sea sacerdote, y si no recuerdo mal estaba empleado en la hermosa parroquia de Toba, justo al lado de Cée.
Sin embargo mi padre insistía en que mi tío Paquito era obispo. Obispo de Mondoñedo. Y como papá no era un hombre de insistir para una vez que lo hacía tampoco era cuestión de llevarle la contraria.
Cuando iba a venir tío Paquito a casa papá siempre me decía:
Pórtate bien que va a venir tú tío Paquito, el obispo, y a lo mejor te trae una “hostia” de regalo.
Pese a lo que pueda parecer papá era un hombre educado, reservado y maestro en el arte del dominó, deporte éste del que impartía cátedra en el Casino de Cée.
Tío Paquito siempre me regalaba caramelos que extraía  de lo profundo de su sotana. .Era afable, caballeroso y señor al tiempo que sacerdote; pero un día alcanzó (a mis ojos) la aureola de santidad y después me echó el sermón de la montaña:
Germán, toma cinco duros y ve a dar la tabarra a otro lado.
El tío Paquito se hacía querer.
Según mi padre, tío Paquito, además de obispo y amigo suyo, era un hombre muy hombre que gustaba del vino, el naipe y las mujeres.
Papá, que yo sepa, no iba a misa, Al menos esa es la idea que tengo, aunque también es verdad que nunca fui a comprobar el hecho.
Su vida era un estrés. Entre ir al Casino, volver a casa, comer, hacer la siesta y dormir con mi madre, papá siempre andaba muy ocupado.
Un buen domingo, harto ya de que mamá hiciera conmigo el milagro de la zapatilla al descubrir que no había ido a misa, y enterado como estaba de que papá tenía amigos muy bien colocados en el escalafón de la curia, solicité su intercesión.
Papá, ¿y tú cómo haces para librarte de la zapatilla de mamá?
Mamá sabe que tú tio Paquito me confiesa y me da la misa mientras vamos al Carballino (un bar local).
Ahh… ¿y no podrías pedirle al ti Paquito que intercediese también por mí?
Veremos cómo te portas.
Y así fue como a los doce años descubrí la importancia de una buena recomendación.
¡Puede obrar milagros!









EL PERIODISTA ANTÓN (LOSADA).

A menudo me refiero a los que saben. Y sin duda él es uno de ellos. Sabe de carallo. Sabe tanto, tanto, sabe, que es periodista, tertuliano y además  un hombre preparado. ¿Por qué? Porque sabe.
Hablo de Antón Losada.
Hoy le escuché decir en la cadena SER, dónde también trabaja como tertuliano, decir que Mariano Rajoy tiene un plan. Y eso no es lo peor, lo peor fue cuando añadió que el plan de Mariano se estaba cumpliendo. Argumenta que Mariano lo basa todo en la economía y que el plan le está funcionando porque la mitad de la población española está dispuesta a volver a votarle en las próximas elecciones. Señal inequívoca de que la economía funciona.
Por cierto, el plan consiste, según el periodista Antón, en hacer creer a los españoles que España empieza a ir bien, y lo peor, según él, es que la gente se lo cree.
Después, otra compañera tertuliana, manifestó su desacuerdo con el periodista Antón, y éste le replicó que allí no estaban para dar opiniones sino para analizar la situación política y que el análisis que él había hecho probaba fehacientemente que lo que decía era cierto. Palabra de Antón.
Yo creo que todo lo que dice el periodista Antón es cierto. Estoy de acuerdo con su opinión que él tilda de análisis. Semántica. Lo malo es que si tuviéramos que ponernos tiquismiquis habría que hacer un par de puntualizaciones que demostrarían que no, que nada de lo que dice es verdad por mucho que él lo haya analizado u opinado.
Mariano no tiene ningún plan. ¡Ojalá! Lo tiene Ángela Mérkel. Mariano Rajoy se limita a ser un colaborador necesario en el plan de la bávara. El papel de Rajoy es el de figurante con frase: sí, bwna. Fin de la cita.
 Obvio es que en la radio están para analizar la situación política y a continuación expresar opiniones. Normal porque cualquier análisis deriva en una conclusión y se expresa en una opinión.  Elemental, querido Antón.
A eso se dedica el periodista Antón, incluso vehementemente. Y hace bien (por mí como si se abanica). Cada uno que analice lo que quiera, ¿pero si España va tan bien por qué cada vez hay más personas que viven en la pobreza?
Conclusión: o falar non ten cancelas.
Pd. Mientras tanto sigo a la espera de que la médica opine sobre lo de mi análisis. Gracias, Frijolito.



SENSACIONALISMO.

Como hay gente que confunde el culo con las témporas hoy desde este blog, que a veces parece Barrio Sésamo, os voy a hablar de Sensacionalismo.
¿Qué es sensacionalismo?
Queridos amiguitas, amiguitos y personal en general, Sensacionalismo es una suerte de práctica periodística, generalmente peyorativa, que produce la sensación, la emoción o la impresión en el lector de estar informado cuando en realidad es todo lo contrario. El sensacionalismo nació en EEUU, se practica en todo el mundo y en España es una práctica que siempre cotizó al alza.
En España hay muchas poltronas periodísticas y muchos apóstoles (también llamados periodistas) empeñados en la difusión de ésta doctrina. Haciéndolo se ganan muy bien la vida, los contratan en muchas tertulias y mienten sin rubor y a sabiendas.
Llegado a este punto pondré un ejemplo de sensacionalismo extremo.
Un periódico sensacionalista, un tabloide, La Razón que dirige Marhuenda o el diario digital O.K Diario, al que Inda  subtitula como El sitio de los inconformistas (¿os vais dando cuenta?) podrían publicar lo siguiente sin escandalizar a ninguno de sus lectores habituales.
El Ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, se mete a fraile.
Hasta ahí la noticia, para ellos. Ahora como diría el Wyoming, ése que trabaja para el mismo grupo editorial que Marhuenda, viene la verdad.
El Ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, visitó un monasterio.
Si habéis leído con atención hasta aquí estaréis de acuerdo conmigo que aunque tanto monta, monta tanto la cosa, por muy estúpida que venga siendo, igual no es.
Pues así con todo. Casi todos practican el sensacionalismo. Unos con descaro, otros de soslayo y todos poniendo la mano, el culo, las témporas y lo que haga falta.
¿Sabéis por qué?
Porque viven de la subvención.
Incluso algunos periódicos serios, alguno aún va quedando, estando como están tocados en su línea de flotación han optado por la famosa línea de crédito flotador que lanza el Gobierno a los conversos, a los que han visto la luz y se han puesto las rodilleras.
Mención especial merece el editor y propietario de La Coz de Galicia. A ése le pasa igual que a Marhuenda: no sólo es un tonto poderoso sino que además también escribe




LA BODA DE INÉS ARRIMADAS.

Escuchaba, que no veía, hoy el telediario de Cuatro y de repente, sorpresa. Oigo al locutor que dice: hoy a las ocho de la tarde se casa Inés Arrimadas (la de Ciudadanos) con un chico independentista. ¡Carallo! Ajeno a mi interjección el locutor prosiguió en tono Sálvame festivo, el Jefe o Jefa de Prensa de Inés Arrimadas ha confirmado que Artur Mas no asistirá a la boda. ¿Inés Arrimadas tiene Jefe de Prensa? ¡Carallo! Don Artur fue invitado al evento, que se celebra en Jerez, por el novio. Y me pregunto, ¿habrá cogido el ágape a don Artur sin pasaporte o qué? Pero… ¿qué es este sindiós? ¡Carallo!
Entonces como soy diligente, no confundir con emprendedor, me puse en contacto con el Jefe o Jefa de Prensa de Inés Arrimadas y le pregunté: oye, Jefe o Jefa de Prensa, ambos sexos, ¿ya que don Artur no va a asistir, puedo ir yo que lo de hacer bulto se me da muy bien? A lo que el Jefe o Jefa de Prensa, hermafrodita habemus, contestó: Espera que consulto. A las dos horas recibí un guasá. Que dice el Albert Rivera que sí. O.K, respondí escueto. Voy a sacar un billete de Ave ahora mismo.
Fui a Renfe a sacar el dichoso billete y… nada. Caballero, se lo repito: No hay tren a Jerez. ¿Ave tampoco? Tampoco, no insista. Aquí lo que tenemos son Talgos que van a Madrid, y aunque la Autoridad Incompetente diga lo contrario, es lo que hay.
Otra vez llamé al Jefe o Jefa de Prensa de Inés Arrimadas. Esta vez por Skype. Salí de dudas: Jefa. Señorita, que no voy a poder asistir. ¿Y eso? Con la ilusión que le hacía al novio de doña Inés, un independentista de muy buena familia… Que me dicen que el Talgo al que llamáis Ave para a quinientos kilómetros de Jerez en un apeadero llamado Madrid. Coja usted un avión, hombre de Dios. Más emprendedores los hemos visto. ¡Cuánta clarividencia!
Llamé al aeropuerto de La Coru, Alvedro, pregunté si había plaza en el de Jeré porfavó, y me contestaron: no hay avión a Jerez, caballero. ¡Carallo! El mismo tratamiento que al alcalde de Vigo.
Impasible el ademán lo intenté en el aeropuerto de Santiago, Labacolla. Que no se diga. Al cabo de una hora de espera se dignaron a coger el teléfono. Oiga, que le digo que no tenemos ningún vuelo a Jerez. ¿Lo entiende? ¡Carallo, qué carácter!
Como a la tercera va la vencida, insistí. Miré en la página web de Peinador, aeropuerto de Vigo y… tampoco. ¡Caralliño! Ante lo cual me armé de valor y volví a llamar a la ahora si Jefa de Prensa de Inés Arrimadas (la de Ciudadanos, la que se casa con un independentista, a la que dedican cinco minutos de un telediario como regalo de boda).  Que no voy a poder ir. ¿Y eso? Preguntó. ¿Y eso? Respondí. Dime tú, que para eso eres la Jefa de Prensa de Inés Arrimadas, ¡Carallo! No sé lo que pasa, pero los gallegos llevamos treinta años esperando a tener Ave y cuando llega el engendro nos dan Talgo por Ave. Tenemos tres aeropuertos que no van a ningún lado que no sea Madrid o Barcelona. Las llamadas líneas low cost, ésas que financian los ayuntamientos respectivos, van a cuatro sitios y se acabó. Así que, dime tú, Jefa de Prensa de Inés Arrimadas, ¿a ti te parece normal lo del telediario de la Cuatro? Es que no sé qué decirle. Tranquila, tampoco había ido a la pelu, así que, porfi, dile al independentista de mis partes que se lo piense bien. Oiga que lo tienen todo muy bien pensado. No me digas. Sí. Van a tener dos niños, uno del Barça y otro der Ezpañó.

Y fueron felices y mangaron perdices.