CAMBIO CLIMÁTICO Y DE COSTUMBRES.

Los “negacionistas” del cambio climático estarán de acuerdo conmigo que el tiempo este año, aquí en Galicia, está resultando singularmente bueno y estable.
Tanto que en ocasiones rozamos lo tórrido.
Tan es así que incluso mis amigos “odiadores” este verano, por momentos de sufrida canícula, han tenido que cambiar su discurso habitual y rendirse a la evidencia: “somos todos iguales, lo que nos hace diferentes es el clima”.
Y es que los “odiadores”, esos que siempre despotrican, por ejemplo, del carácter tan espontáneo que tienen los andaluces, están viendo con sus ojos como por mor del tiempo los gallegos y andaluces nos acercamos en las costumbres.
La explicación y la culpa de todo radica en el cambio climático; aunque en ocasiones el chachachá también explique muchas cosas como todo el mundo sabe.
Porque para nosotros, los nativos de la Galia, a veces hace “musha” caló, pisha. Y como una cosa siempre lleva a la otra y la otra a la contraria, han florecido como setas los hombres de cierta edad que para paliar la caló salen de paseo descamisados.
Todos los vemos y todas miran para otra parte para ahorrarse el panorama. La lorza y la carne flácida no están de moda en este mundo más proclive a alimentar los valores de la anorexia, y que encuentra en la bulimia la explicación de nuestros vómitos.
Hombres, absolutamente ninguna mujer, de más de sesenta años luciendo torso, michelines y desprendimientos de retina surtidos, se han adueñado de nuestras calles.
Y como nuestra lengua gallega se adapta con facilidad al cambio climático, a las costumbres que dicho cambio conlleva y a las imbecilidades de nuestros prebostes, la población ha bautizado a estos osados guerreros del asfalto de una forma harto significativa.
Si sois de los que les gusta practicar el deporte de aventura, si hacéis el Camino de Santiago buscando la expiación que da el ahorro o si simplemente querías ir al extranjero y habéis encontrado una oferta insuperable aquí en la Galia, y habéis recalado por estos lares, seguramente escucharéis la letanía de este verano.
Le pregunta un amigo a otro:
¿Oiches, Manolo, viste a aquel cómo va?
Y Manolo responde cachazudo y “retranqueiro”
Vai en peito.
¿En peito?
Sí home, sí. Es la última moda. Todos a los que el médico recomendó pasear como deporte extremo porque “están cativos” (flojitos), debido a la ola de calor han quemado los chándales del Simago y ahora “van en peito”.



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