EL PRINCIPIO DE PETER.

Tal principio afirma que:
Las personas que realizan bien su trabajo son promocionadas a puestos de mayor responsabilidad hasta llegar a un puesto en que no pueden formular ni siquiera los objetivos de su trabajo, y alcanzan su máximo nivel de incompetencia.
A propósito de esto el otro día todos pudimos ver con nuestros ojos y escuchar con nuestros oídos la esperpéntica contestación de la flamante ministra de Defensa que es Cospedal.
Le pregunta el portavoz adjunto de ERC, el diputado Rufián, a la ministra en el Congreso:
En un Estado con 750.000 familias sin ingresos, 800.000 personas sin asistencia sanitaria, con un 32% de pobreza infantil, con 5000.000 desahucios en los últimos seis años, con 13 millones de pobres, piensa reducir un gasto militar que entre cifras reales y camufladas alcanza los 175.000 millones de euros.
Cospedal agarra el micrófono y contesta:
La respuesta es breve y sencilla: NO.
A lo que Rufián dice:
Ahora salga a la calle y dígale a la gente que coma balas y que duerma en tanques.
Ante tamaño despropósito es evidente hacerse la siguiente pregunta: ¿está afectada la señora Cospedal por el Principio de Peter?
Sinceramente, creo que no y añado un matiz.
Cospedal no está afectada ahora, lleva afectada años, porque la señora ministra antes ya había dado pruebas fehacientes de haber alcanzado su máximo nivel de incompetencia cuando le preguntó, siendo senadora, a la entonces ministra Chacón algo totalmente sin fundamento:
¿El Gobierno pretende vender el aeropuerto de Ciudad Real a EE.UU para que lo use como base militar?
A lo que entonces ministra respondió:
Después de 22 meses en esta Cámara, sin haber abierto nunca la boca, ¿no le parece que su pregunta tenía que haber tenido como mínimo un poquito de fundamento?
Pero como fundamento y perejil están en todas las salsas, después protagonizó en directo el bochornoso episodio del diferido hablando de Bárcenas y tratando de explicar lo inexplicable.
Matices aparte, sin embargo estoy firmemente convencido que no sólo es Cospedal la afectada por el Principio de Peter, porque si Cospedal lo está, ¿hasta qué punto está afectado el Presidente del Gobierno que la nombra?
Eso sí que es grave.
Además, ¿en este país en el que se gastan 170.000 millones de euros en defensa, no existen militares profesionales suficientemente cualificados dignos de ser premiados con la titularidad del ministerio?
Pues no, se ve que no.
Aquí la misión de dirigir al ejército se la encomiendan a la señorita Pepis, la reina del diferido.


NOTICIAS DE ALAMBIQUE, 28 (3).

La celebérrima frase que Suetonio atribuyó a Julio César cuando éste cruzó el río Rubicón me viene al dedillo.
Hoy yo también he cruzado mi Rubicón particular. Y ya puesto a tirar de tópico, también he puesto una pica en Flandes, porque la cosa, si bien se antoja fácil para algunos, para mí resultó harto laboriosa. De tal manera que delegar se ha convertido en un verbo de referencia. Pese a todo…
El día ha llegado:
Hoy se publica Alambique, 28.
Una novela negra, sencilla y atípica.
Los interesados en comprarla ya la tenéis ya a vuestra disposición en el enlace https://www.amazon.es/s/ref=nb_sb_noss?__mk_es_ES=%C3%85M%C3%85%C5%BD%C3%95%C3%91&url=search-alias%3Daps&field-keywords=alambique+28 También podéis clicar en http://www.amazon.es/ y poner en la barra de búsqueda Alambique 28.
 Se presenta en tapa blanca, en papel, y también en formato libro electrónico. La compra es fácil de realizar y segura al cien por cien, porque Amazon ofrece todo tipo de garantías.
En la reseña del argumento que el editor ofrece se puede leer  lo siguiente:
Oliver enajenado, víctima de la pasión, de la mofa y de la befa, comete un asesinato vil y rastrero. Su primo Faustino asesina a sangre fría para aplacar su orgullo, como forma de olvido y siempre por motivos absurdos. Entre ambos emerge la figura de un policía al que todo el mundo llama por su apellido: Fanjul. Un hombre honesto, sin nombre y trabajador, que lo único que desea es deshacer entuertos y hacerse un hueco en la vida. De asesinatos y asesinos. De amores y de pasiones y de gente honrada a carta cabal. Real como la vida misma. Alambique, 28 es una novela que narra hechos irreales basada en personajes reales. Si te gusta leer, no te la pierdas.
Y en la biografía del autor se puede leer:

     Luis Teixeira. Nació en un taxi que se estrenaba ese día en algún lugar indeterminado de la Costa de la Muerte. Trabajó para la Industria Farmacéutica como camello legal. Editor del blog Desertor del arado (https://desertordelarado.blogspot.com.es/), y novel debutante que para su puesta de largo nos presenta una novela negra, Alambique, 28, tan sencilla como atípica y disfuncional.

Sólo me resta dar las gracias a mi hija, Gloria López https://www.facebook.com/glorialopezfoto/?fref=ts   por haber realizado la magnífica fotografía que ilustra la portada, y por haberse preocupado y ocupado de hacer todos los trámites de subirla a Amazon.
Sin su colaboración y sin su dominio del inglés todavía andaría perdido, cuando no a la deriva, surcando las oscuras y procelosas aguas de internet.
Espero no decepcionar más de lo necesario, y deseo que sirva de entretenimiento a todo aquel que se tome la molestia de leerla.
En todo caso, y sea como sea y suceda lo que suceda, para mí ha llegado el momento de pasar página.
Alambique, 28 es historia ya escrita.
Adiós,  Alambique, 28. ¡Que te vaya bien!
Ha llegado el momento de empezar otro proyecto.






IMPUESTOS Y DROGAS.

Lo van a hacer otra vez.
Van a volver a subir los impuestos más injustos de todos los impuestos, los indirectos. Va a subir el tabaco, el alcohol y la gasolina.
O sea, lo de siempre.
Hay que mantener la orgía de gastos que se traen entre manos los dirigentes europeos y como el mamarracho Trump, primus inter pares entre mamarrachos y mamalones, ha ganado la presidencia de los EE.UU diciendo la seguridad de los europeos que se la paguen los que viven en Europa o al menos que ayuden mucho más de lo ahora ayudan, nuestros dirigentes han decidido empezar a hacer hucha para después proceder después al dispendio por vía exprés.
Está claro que esta pandilla de encorbatados y trajes chaqueta que nos desgobiernan deben vivir en una burbuja.
Viven aislados de los pueblos que administran, y protegidos por fuertes de medida de seguridad toman decisiones que nos afectan a todos, contra todos.
Siguen salvando a los prebostes, a los perniciosos y a los usureros que banqueros o financieros son. Estas chusmas del sistema financiero se convierten en ladillas de los ciudadanos cuando socializan sus pérdidas y con la ayuda de los gobiernos consiguen esquilmarnos para mayor abundancia de sus plusvalías.
La imaginación entre ellos brilla por su ausencia y no abordan, ni quieren abordar, salvo una rara excepción en Europa, cuestiones que por sí mismas podrían coadyuvar al mantenimiento actual del sistema de despropósitos instaurado, y al tiempo a atender a la realidad diaria de millones de ciudadanos de todo el mundo.
Hablo de la legalización de las drogas.
Porque, ¿cuánto dinero podría aportar tal medida al crecimiento del PIB de cada país? Seguro que una pasta gansa, un potosí. ¿Se lo iban a gastar todo en metralletas y bombas de racimo? Pero como nunca hacen lo que tienen que hacer, porque siempre encuentran una disculpa para no hacerlo, penalizan al pequeño camello y miran benignamente para otro lado con el consumidor al tiempo que amparan todos los paraísos fiscales a los que llegan los miles y miles de millones procedentes del tráfico de drogas que jamás tributarán impuesto alguno.
Ilegal porque ellos lo dicen, y supuestamente para beneficio de nuestra salud porque como no hay dinero y se tienen que recortar servicios básicos sanitarios, lo mejor es no estar gordo, no beber y no fumarse un truja aunque pueda ser terapéutico además de banal. Eso sí, si te bebes un par de botellas de coñac o de whisky no pasa nada. Es social, y como más vale que estemos socializados y que no se no nos vea demasiado el pelo de la dehesa, para conseguirlo lo mejor, más rápido y eficaz es que el ciudadano, ciudadana, cordero o cordera goce de su libertad y que se emborrache a su libre albedrío.
Faltaría más. Adónde vamos a parar. ¡Viva el vino! Ten en cuenta que si te drogas con vino eres guay aunque no llegues a chachi, y que si lo haces con Ponche Español un auténtico patriota, pero que si te fumas un cigarrito de María eres un desgraciado que se droga porque tienes mucho vicio.



LA CRIOGENIZACIÓN.

En España funciona y además con éxito. Eso no quiere decir que los españoles seamos  una excepción ni tampoco una regla o que a los denominados nacionalistas no les incumba el contubernio. Eso quiere decir que en España sabemos que la criogenización funciona desde hace un montón de tiempo. Es más, lo sabemos todos. Desde Despeñaperros (sutil nombre éste) a Cabo de Gata, desde Chamberí a Finisterre y desde dónde queráis hasta donde digáis, todo el mundo sabe que la cosa funciona.
Es más, en este país hemos vivido recientemente el caso más asombroso de criogenización jamás visto. Y no por único, sino por cínico.
Cuando el dictador Franco tomó la decisión unilateral de morirse en la cama de puro viejo ya había tomado la decisión de criogenizarse reencarnándose en Rey. Para conseguirlo puso de heredero a un príncipe que había importado, y dándole el título de Rey dejó todo atado y bien atado
Los políticos de la Transición, tan alabados como sumisos, aceptaron de buen grado el antojo del general exagerado que acababa en ísimo, y aceptaron la restauración de la Monarquía como animal de compañía. Eso sí, después, en llegando el momento de la jubilación del ínclito artífice del ingenio, y siendo como era fumador, el Rey le regaló un Ducado a él, y un par de señoríos a la fiel esposa del Caudillo.
Legal, sí. Orgánicamente democrático, también.
Pero la criogenización no la inventó Franco. ¡Qué va! Es muy, muy anterior a su era. Prueba de ello son las abreviaturas a.C y d. C. Antes de Criogenizarse y después de Criogenizarse que se utilizan habitualmente para fechar el tiempo, y que también sirven para saber exactamente cuándo empezó la estupidez humana. Porque cuando vivíamos en las cavernas éramos estúpidos y atrasados. Capaces de matarnos por un hueso o de romperle la crisma al vecino con el fémur de un diplodocus. Y como la costumbre a menudo es contraria a la razón, no sé cuántos de miles de años después seguimos criogenizados de pensamiento, malignos de obra y sumisos por omisión.
No hay más que ver lo que pasó la semana pasada. Un señorito va al Congreso de los Diputados acompañado de su esposa la Reina y de dos sus hijitas, que faltan a clase con consentimiento paterno y con la venia de la Comunidad de Madrid, y a todo el mundo la cosa le parece de lo más normal. Lo más resaltado del sainete por los que viven criogenizados ya en vida, fue que unos señores y unas señoras elegidas por el pueblo no se levantaron y no le aplaudieron la gracia.
En fin, otro claro ejemplo de porqué es necesario la vuelta de Barrio Sésamo a la programación. Los conceptos educación, respeto y patriotismo no están nada claros para los que viven criogenizados sin siquiera darse cuenta.




LA BUENA SUERTE.

Llevaba siete años haciendo la misma rutina y aquel día amaneció por el este como todos los días, para no contrariar.
Se levantó, desayunó y después se duchó. Se vistió despacio porque tenía prisa y salió de casa. Agarró el autobús que salía siempre puntual a las siete y veinte de la madrugada, se metió un chicle de frambuesa en la boca y levantó la vista en la cuarta parada, porque allí era donde siempre subía aquella mujer morena que tanto le llamaba la atención. Por una vez sus miradas se cruzaron. Ella esbozó un amago de sonrisa tímida al verlo que alegró su corazón. Era la primera vez en todo aquel tiempo que tal prodigio sucedía. Se levantó una parada antes de donde se apeaba siempre, se puso a la altura de la chica y le sonrió pese a que ella, ajena al mundo,  parecía ocupada en algo. Se apeó feliz, y ahuecando la boca, tomó impulso y escupió el chicle. ¡Bingo! Era la primera vez que la goma de mascar entraba en la papelera. Aquel día no había tenido que agacharse a recoger lo escupido. Se puso de mejor humor aún. Todo le salía bien, sentía a la suerte de su lado. La chica le había mirado y el chicle había entrado a la primera. Cedió a la tentación, se acercó a un establecimiento que nunca pisaba y compró lotería pensando: hoy toca, hoy es mi día de suerte. Con el billete calentando sus sueños empezó a cruzar la calle camino de la oficina.
Había dormido mal. Se había levantado, como todos los días, a las seis y veinte de la mañana. Después de unas someras abluciones desayunó, y con prisas se despidió de su mujer. Salió con la mala suerte de pisar un enorme “pestillón” que su mastín Robespierre había abandonado a su suerte justo al lado del coche. Blasfemó y se acordó de los ancestros del can. Limpió la suela que rebosaba mierda gelatinosa contra el césped y el zapato pareció quedar limpio como una patena. Se acordó: pisar mierda trae suerte. ¡Bien! Si eso es así hoy voy a tener mucha, mucha suerte. Tengo que acordarme de comprar lotería. Hoy va a ser un gran día. Y la canción que cantaba Serrat sonó en el ambiente. Plantéatelo así. Se subió al coche y arrancó sumido en el mejor de sus sueños.
Cuando estaba en el medio y medio de la calle oyó como un claxon sonaba desesperado. Se giró y vio a un coche que se acercaba a gran velocidad. El semáforo estaba en verde para peatones. El auto avanzaba desbocado, fuera de control. Quedó paralizado, gritó. El impacto fue brutal. Voló por los aires y al caer golpeó la cabeza contra el bordillo de la acera. El conductor bajó atropelladamente llevándose los brazos a la cabeza y chillando: me he quedado sin frenos, ME HE QUEDADO SIN FRENOS.
El peatón quedó desposeído de su condición de tal, y los dedos de su mano derecha cerraban tal cual garfios un décimo de lotería.
Al menos así lo reflejó el forense ilustrado que realizó la autopsia.





FUMAR MATA.

Cosa rara pero aquella noche Luciano Del Chato era incapaz de conciliar el sueño, por eso después de dar innumerables vueltas a la cama se decidió.
A su lado, su esposa todavía despierta dio un respingo.
-          ¿Adónde vas?
-          A la cocina a tomar una cerveza y fumar un pitillo.
Se levantó y poniéndose unas zapatillas y un albornoz de baño, bajó las escaleras.
Cuando llegó a la cocina se percató del error. Había dejado el tabaco en la mesilla de noche. Se acordó del refranero: “Quien no tenga cabeza, que tenga pies”. Se lo tomó con calma, abrió la nevera, extrajo una cerveza bien fresca y la vertió en un vaso. Dio un trago. Más relajado encontró ánimo suficiente para volver a hacer el camino de regreso.
-          ¿Ya acabaste? Preguntó su mujer en un murmuro y sin despegar los ojos de la película que estaba viendo en la Tablet.
-          No, me olvidé del tabaco. Vuelvo ahora.
La cajetilla y el mechero aguardaban por él encima de la mesilla justo al lado del teléfono móvil apagado.
La agarró, y cuando estaba cerrando la puerta reiteró a su mujer:
-          Ahora vuelvo.
Salió cerrando tras de sí. La gata que dormía en un sillón orejero justo al lado de la puerta ni se inmutó con su presencia.
Recorrió la estrecha distancia que lo separaba de la escalera abriendo la cajetilla de cigarrillos, sacó uno, lo olió y se lo puso entre los labios. En ese momento la gata Miss se despertó emitiendo maullidos de protesta. Se giró al tiempo que iniciaba el descenso, y cuando miró a la gata sorprendido sus piernas parecieron hacerse un lío. Trastabilló, forcejeó contra la inexorable ley de la gravedad y perdió. Cayó de cabeza por las escaleras como un misil.
Y así fue como Luciano Del Chato, que ostentaba hasta ese momento el dudoso honor de ser el último descendiente de la familia de Los Chatos, con bisabuelo, abuelo y padre chatos, se convirtió en el más chato de entre todos los chatos que jamás habían existido. Porque, aparte de desnucarse y pasar a mejor vida, Luciano Del Chato siempre sería recordado en adelante como un esdrújulo, chato y accidentado al que la falta de sueño le gastó una jugarreta letal.


DOS MEMOS MUY MEMOS.

Peroraba la capitana Gusanita acompañada en el ladrido por su fiel mascota Ciudadano Memo, cuando alguien interpuso una alcachofa a propósito de no sé qué entre ambos.
Se hizo el horror y se procedió al dislate.
Dijo ella, sinvergüenza y deslenguada, comparando a Trump con Podemos: “Quizás ambos beban de las mismas fuentes”
Su mascota, Memo, asintió y refrendó el aserto de su más capitana y amiga asegurando bien seguro que: “Podemos estará contento con la victoria de Trump”.
 Se sabe que para después emitió un guau jacarandoso y procedió a abrirse en babas.
En esta nueva revisión de la historia los protagonistas no son otros que, redoble de tambor, Albert Rivera en el papel de Memo, y la sin par Susana Díaz en el papel de Gusanita.
Dos para un par igual a saturación de memos.
¿Y qué hacen los memos? Para encontrar respuesta acudo a la muy famosa Enciclopedia de Memos de España. En ella se dice que memo es el que hace memeces, pero como este par sobrado va de ínfulas siendo como son cónsules de Barataria, no contentos con hacerlas también las dicen. Memeces y más memeces. Memeces elevadas al cuadrado, al cubo y a su enésima impotencia.
Este par de odiosos odiadores dicen todo y nada dicen. Mejor callados estaban si para hablar ellos tienen que hacerlo de los demás. Pero, siguen. Inasequibles al desaliento. No se sabe quién los puso ni para qué. ¿Dar la matraca es una opción? Están de adorno de la desdicha, para causar pasmo y asombro. ¡Vaya par! Intelectualidad desbocada y consumismo ingente de demagogia.
Estos dos miserables, uno liberal antropofágico y ariete de los mega negociantes y la otra cómplice callada y heredera de comisiones recalcitrantes, creen dar lecciones y donosuras y lo que dan es asco verdadero.
Este par de amortizados, neonatos y abortos, pululan por la senda de la sobrasada comisión. Son hermanos mayores y cofrades de chorizos, cómplices en el silencio y coautores del “que parezca un accidente”. Porque siendo como son, material sobrante, y aun siguiendo en lo que están, memos son.



TRUMP, PALETOS Y EXPERTOS.

Los politólogos, expertos en Ciencias Políticas, una vez analizadas en profundidad las estadísticas nos dicen que aglutinó el voto de todos los paletos.
Entonces la pregunta es obvia, ¿qué es un paleto para un experto?
Para responder a la pregunta nada mejor que recurrir, otra vez, a los expertos.
Según el diccionario que manejan los expertos paleto significa: votante mayoritariamente blanco, que gana menos de treinta mil (30.000) dólares al año, muchos en paro, procedente de la América profunda y persona desencantada con el sistema político actual que lo ha abandonado a su suerte.
Lo que no sé, los expertos nada dicen sobre ello, es si la definición es trasladable o deslocalizable, y si en el resto del mundo pasa lo mismo que parece ser que dicen que pasa en los EE.UU.
Lo que tampoco sé es si el que vota aquí por Mariano Rajoy puede ser tildado de paleto o si simplemente es un señor o una señora trending topic hacia la tontería, pero el caso es que los pobres, los que de menos recursos disponen, quieren creer que para solucionar los males del mundo mundial, y los suyos en particular, es conveniente poner en la cúspide de la pirámide a un millonario racista que amenaza con putadas diversas a los que todavía son más paletos que ellos. Y si aún encima el millonetis tiene labia, presencia mediática y dinero para gastar por un tubo mientras practica el populismo más descarnado y desenfrenado, el éxito parece estar asegurado.
A las pruebas me remito: Trump.
Él es el último llegado al pleistoceno donde moran los dinosaurios.
Creo entender que Trump conectó con los paletos recurriendo a algo común. Al dinero.
La precariedad laboral se ha instalado en el vientre de la sociedad capitalista. Los políticos atienden a los más ricos, y para hacerlo joroban sistemáticamente a los más pobres.
Es un hecho que el grueso del dinero recaudado sale de lo que aportan los ciudadanos normales, de lo que sale de los bolsillos de los paletos.
Es otro hecho que la deslocalización de las grandes multinacionales afecta a todos los países industrializados.
Y como los hechos siempre tienen consecuencias las personas que pierden un empleo de calidad, gracias a la deslocalización, a las malas artes de los políticos y al patriotismo empresarial, encuentran otro de baja remuneración, y por tanto de baja aportación al Estado, gracias a las políticas miserables de los políticos para con los ciudadanos.  
En medio de todo este marasmo que amenaza, a largo plazo, con revolución social, aparece Trump y promete subir los aranceles a todos los productos que se importen de China y México.
Ofrece proteccionismo, frente al liberalismo salvaje imperante que a nadie beneficia. Y los muy o más de los paletos se lo creen, porque en alguien necesitan creer. Y lo votan.
Ninguno de los expertos consultados parece saber responder a las grandes preguntas. ¿Por qué sucede lo que sucede? Y, ¿cómo es posible que un individuo como Trump, con el noventa por ciento de los medios de comunicación en contra y gran parte de la intelectualidad del mundo haciendo campaña contra él, gane las elecciones?





ELECCIONES EN YANQUILANDIA.

Estaba yo cantando Mao Tse Tung tenía una pipa de oro y plata oooooó con cien mil incrustaciones de hojalata oooooá debajo de la ducha, cuando de repente oigo la noticia: Trump presidente. Como es natural di un respingo y quedé aún más bígaro de mí mismo.
O sea, Hillary perdió.
Tuve un pálpito hace unos días. Un mal fario. Escuché: Pedro Sánchez viaja a EEUU para apoyar a Clinton. Exclamé muy exclamativo: ¡Cáspita! ¿Quién invitó al muy cenizo? ¿Es que los yanquis no leen las noticias de provincias y es que no saben que Pedro Sánchez ya no es el Secretario General del Psoe?
No sé, estos americanos parecen muy desinformados.
Se hace evidente que allí no gozan de la libertad de prensa de aquí. Obvio es que no tienen un Ferreras, ni a Pastor y que por no tener tampoco deben de gozar de ningún Évole.
Estos romanos tampoco deben de tener a nadie que les haga especiales de las elecciones del rincón mundo que es España. Ni aun siendo como somos agradecidos y bien nacidos nos dan cobertura. Ni siquiera celebrando el jalogüin, ni el día de acción cenquius, ni el cuatro de julio como víspera de San Fermín conseguimos atención.
Pues nada. Luz de gas, que se hagan las tinieblas. Ellos no lo hacen porque están ocupados con sus cosas, sin embargo nosotros como estamos ocupados con las suyas tenemos tiempo para todo. El caso es no defraudar al personal y hacer alguna tontería.
Pero… ganó Trump.
Un millonetis. Un racista, de la quinta del chupete y Anasagasti frondoso y lenguaraz. Play boy de silicona, macarra de sus condominios y señor del ladrillo. Ganó el Febei por denegación de auxilio y por la regla treintaitrés, y perdieron, además de doña Hillary, las encuestas, los encuestadores y el pueblo americano.
Lo de siempre, lo habitual.
Mientras tanto, aquí en España, las clases medias y los pobres de baba votan a Rajoy. ¿O es que en España hay ocho millones y pico de millonarios? Y se ve como normal, porque aquí hay mucho masoca patriota de ver la paja en ojo ajeno y no atender la viga del propio. Mucho fan de los que condecoran vírgenes y mucho envidioso de los que tienen un ángel custodio como chófer. Mucho fulanito y fulanita, mire usted, que se ocupan y preocupan de lo que sucede en EEUU y que lo de aquí les importa un higo.
A lo mejor tienen razón. Total, qué más da.
Aquí ya tenemos a Merkel que administra lo nuestro como si fuera suyo. Aquí lo que hay que hacer es aprender inglés y hacer una carrera superior. Malo será que si no encuentras trabajo en un bareto donde tirar cañas no encuentres empleo en el extranjero pasando el mocho.
Sinceramente, a mí Trump me importa un huevo, y Hillary la yema del otro. Acordaros de una cosa: en caso de catástrofe nuclear las cucarachas siempre sobreviven. La teoría quedó demostrada después del paso de personas tan relevantes, por puestos tan importantes, como Bush y Aznar. Casi un millón de muertos después las cucarachas pudieron seguir votándoles.
¿Por qué ahora una excepción cuando el mundo se empeña en confirmar la regla?
Por cierto, Pedro Sánchez empezó su tour por España yendo a la capital. Esperemos que nos traiga mantecadas y melindres del viaje.

En fin. ¡Tengo un disgusto!

AÚN HAY CLASES.

Si Ana Botella tuviera que pasar el mocho todos los días por los mil ochocientos sesenta pisos (1.860) que vendió, sinceramente, yo la disculparía. Pero como no es así y como disculpar viene de culpar, sinceramente, yo la culparía.
Sin embargo los Periojetas, término subrogado del muy divulgado y supuestamente imaginativo Podemita, estaban ocupados haciendo de poceros del aspirante a santo, y sin embargo varón, que es don Jorge Fernández Díaz, monaguillo y devoto del santo Escrivá de Balaguer.
Tampoco, que yo sepa, la Fiscalía nada dijo y nada hizo. Poder, podía. Pero como Poder es la antítesis de Podemita, mejorando lo presente y San Laico Espinar de por medio, aun pudiendo actuar de oficio optaron por el beneficio.
Y es que, es un hecho, en boca cerrada no entran moscas.
Claro que, los Periojetas y pederastas de la palabra, tienen ristras de clientes. La publicidad es la publicidad y la subvención un don a ser recibido. Los amos que apoquinen los dineros y los políticos los favores. Dime qué y cuándo y te preguntaré cómo lo quieres. Del potosí hablamos después, firma aquí y otrosí.
Hagamos lo siguiente. Campaña tómbola. La vida es una tómbola, ton ton, el que lo lea. El que manda siempre tiene la La Razón y como Ok es un Diario démonos un poco de Prisa y desviemos la atención.
A todo esto ¿Jorgefer nos dejó algo? ¿Alguien sabe el número de la señora de la limpieza del CNI?
Vale. Nos hacemos un Espinar.
Y cuela. Objetivo Birmania. Cuela siempre. Siempre hay gente que entra por el aro y a todos los paños que les ponen por delante. Defensa cerrada. Disparidad de opiniones entre los socios. Pitos y palmas. Quieren influir en las elecciones internas al tronito de la reina de Madrid.
¿Os lo creéis? ¿De verdad?
Y qué más da si da lo mismo. Y no será, sólo es un suponer, que el objetivo sea provocar la discusión entre los socios. Elemental, querido Iglesias. Aunque hay uno que no cayó de la burra, otros que siguieron la corriente y algunos que aplauden y disculpan el éxito de la plusvalía del acné.
Pero, eso sí. La Botella siempre llena. No es lo mismo el jamón de jabugo mil ochocientas sesenta jotas que una tapa de torreznos. Claro que tampoco es lo mismo ser una auténtica cabrona (hembra del cabrón) y delincuente que un listillo hijo de papá.





DE MARÍAS Y REVERTES.

Recuerdo que cuando ojeaba “El Semanal” después comentaba con algún que otro amigo la columna que esa semana había escrito Arturo Pérez Reverte o Javier Marías.  
Usualmente del primero decíamos, cuando algo decíamos, que escribía muy bien y muy fluido.
Había bastante unanimidad entre nosotros al respecto.
Sin embargo con Marías entrábamos “a saco” en todos los tópicos y bizantinismos que en este mundo se puede entrar.
Un amigo, por ejemplo, ponderaba el supuesto poderío intelectual de Marías frente al simplismo formalista de Reverte.
Apoyaba su tesis en que mientras uno es un intelectual de conocido prestigio que había impartido clases en una prestigiosa universidad del Reino Unido, el otro había llevado una vida de Alatriste con mengua mesnada a cuenta de los medios de comunicación hasta poder vivir exclusivamente de la literatura.
Yo, por mi parte, a la vez que ponderaba la bonanza intelectual del prestigioso Marías, añadía, a modo de chascarrillo, alguna de sus aficiones: autoproclamado Rey de Redonda, devoto de Conan Doyle, y de la cultura inglesa en general, y fiel servidor de Sherlock Holmes.
Ante eso, ante su conocimiento no sólo de la Lengua y Literatura española, sino también de la inglesa en profundidad todos nos rendíamos.
Hay que reconocerlo y alabarlo: Marías es un intelectual como la copa de un pino. Acoto aquí, y en este momento, que no sé si el símil intelectual y copa de un pino casan muy bien, pero… estoy en el abismo de mi ignorancia.
Disculpar.
Por contra, Reverte, a su lado parecía un zafio de verbo fluido, largo de ademán y perro ladrador.
Sin embargo confieso que prefiero leer, si ello fuere necesario, una novela de Reverte a una de Marías. Porque mientras el uno me entretiene el otro me aburre. Y que conste que escribo con conocimiento de causa, porque, puestos a recordar, recuerdo que una vez perpetré la osadía de leer una novela de cada cual.
Pero como propósito de enmienda siempre obliga, también tengo que manifestar que estos dos académicos de la lengua no me interesan nada.
Ni me gustan los macarras ni los cascarrabias de sus culos.
Yo soy más de Marsé de igual modo que él es de Flauvert y de Ferlosio. Y aunque desconozco si su elección tiene algo que ver con la asociación de ideas que dan las efes, manifiesto sin rubor que yo tampoco.





QUIJOTES DE PLASTILINA: RAMÓN ESPINAR.

Los quijotes de lo ajeno son aquellos que una vez sorprendidos en la frontera que hay entre la ética, la decencia y la legalidad, siempre optan por la última opción (por la legalidad) como forma de justificación.
Después de hacer eso los más osados suelen recurrir al argumento, se supone que expiatorio, de la campaña orquestada y del acoso y derribo. Pero si aún así las cosas no terminan de arreglarse echan mano del dogma de fe: dicen ser víctimas de oscuras y espurias fuerzas del mal.
El culpable puede ser el Estado, un poderoso medio de comunicación que utiliza, supuestamente, información privilegiada proveniente del CNI (Centro Nacional de Inteligencia), un taimado adversario político o la señora de la limpieza que esa mañana se levantó chunga.
Vale todo y todo sirve a los interesados en explicar lo inexplicable.
Y aunque es verdad que ser listo no es ilegal de la misma manera que tampoco lo es ser “hijo de papá”, tampoco parece muy normal que un nené de veintiún años consiga un préstamo de papá, de mamá o de la abuela para comprar un piso de protección oficial. Pero como el niño es listo, aunque no previsor, en cuanto le concedieron el inmueble cayó en la cuenta de que no tenía dinero para pagar la hipoteca. Ante lo cual me pregunto, ¿el dinero no se lo había dejado la familia? Como es normal, el listo de turno puso inmediatamente a la venta el inmueble por el precio máximo. Obtuvo una plusvalía y aquí paz y después gloria.
Todo legal, todo asqueroso.
Mal empezamos.
Echenique no dio de alta a su asistente por “hacerle un favor”. Qué considerado. Tania Sánchez fue víctima de ataques furibundos por unas pequeñas subvenciones (un millón de euritos) a una cooperativa de alguien que le resultaba familiar e hizo algo parecido con su VPO. Pablo Iglesias vive en otra VPO de su mamá porque es un chico modesto con unos ingresos que apenas superan los ciento veinte mil euros anuales, y… Continuará.
Detrás del oreo de esta ristra de legalidades poco éticas están las fuerzas oscuras. Y aunque la cosa está lejos de alcanzar las aberrantes cifras de los adalides del “sentido común” y de la “transparencia” que están empeñados en llevarse la caja de la marca España o de deslocalizarla en Suiza, estos chicos parece que están aprendiendo bien la lección. Tan bien la han aprendido que sólo leyendo los apuntes ya van para nota. O para notas. Depende de cómo lo mires.
Por tanto, España puede estar tranquila porque además de ir bien, cojonudamente bien para los “listos”, se puede constatar que las nuevas generaciones vienen empujando fuerte.
Así que ya sabéis, a partir de ahora no levantéis el puño, levantar la cuchara. Y regocijémonos con la noticia, porque la buena nueva es que los niños ya no nacen con una barra de pan debajo del brazo, ahora vienen con VPO.