Si Ana Botella tuviera que pasar el mocho todos los días por los mil
ochocientos sesenta pisos (1.860) que vendió, sinceramente, yo la disculparía.
Pero como no es así y como disculpar viene de culpar, sinceramente, yo la
culparía.
Sin embargo los Periojetas, término subrogado del muy
divulgado y supuestamente imaginativo Podemita,
estaban ocupados haciendo de poceros del
aspirante a santo, y sin embargo varón, que es don Jorge Fernández Díaz, monaguillo y devoto del santo Escrivá de Balaguer.
Tampoco, que yo sepa,
la Fiscalía nada dijo y nada hizo.
Poder, podía. Pero como Poder es la
antítesis de Podemita, mejorando lo
presente y San Laico Espinar de por
medio, aun pudiendo actuar de oficio
optaron por el beneficio.
Y es que, es un hecho,
en boca cerrada no entran moscas.
Claro que, los Periojetas y pederastas de la palabra,
tienen ristras de clientes. La publicidad es la publicidad y la subvención un don
a ser recibido. Los amos que apoquinen los dineros y los políticos los favores.
Dime qué y cuándo y te preguntaré cómo lo quieres. Del potosí hablamos después,
firma aquí y otrosí.
Hagamos lo siguiente.
Campaña tómbola. La vida es una tómbola, ton ton, el que lo lea. El que manda
siempre tiene la La Razón y como Ok es un Diario démonos un poco de Prisa
y desviemos la atención.
A todo esto ¿Jorgefer nos dejó algo? ¿Alguien sabe el
número de la señora de la limpieza del CNI?
Vale. Nos hacemos un Espinar.
Y cuela. Objetivo
Birmania. Cuela siempre. Siempre hay gente que entra por el aro y a todos los
paños que les ponen por delante. Defensa cerrada. Disparidad de opiniones entre
los socios. Pitos y palmas. Quieren influir en las elecciones internas al
tronito de la reina de Madrid.
¿Os lo creéis? ¿De
verdad?
Y qué más da si da lo
mismo. Y no será, sólo es un suponer, que el objetivo sea provocar la discusión
entre los socios. Elemental, querido Iglesias.
Aunque hay uno que no cayó de la burra,
otros que siguieron la corriente y algunos que aplauden y disculpan el éxito de
la plusvalía del acné.
Pero, eso sí. La Botella siempre llena. No es lo mismo
el jamón de jabugo mil ochocientas sesenta jotas que una tapa de torreznos.
Claro que tampoco es lo mismo ser una auténtica cabrona (hembra del cabrón) y
delincuente que un listillo hijo de papá.
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