LA CRIOGENIZACIÓN.

En España funciona y además con éxito. Eso no quiere decir que los españoles seamos  una excepción ni tampoco una regla o que a los denominados nacionalistas no les incumba el contubernio. Eso quiere decir que en España sabemos que la criogenización funciona desde hace un montón de tiempo. Es más, lo sabemos todos. Desde Despeñaperros (sutil nombre éste) a Cabo de Gata, desde Chamberí a Finisterre y desde dónde queráis hasta donde digáis, todo el mundo sabe que la cosa funciona.
Es más, en este país hemos vivido recientemente el caso más asombroso de criogenización jamás visto. Y no por único, sino por cínico.
Cuando el dictador Franco tomó la decisión unilateral de morirse en la cama de puro viejo ya había tomado la decisión de criogenizarse reencarnándose en Rey. Para conseguirlo puso de heredero a un príncipe que había importado, y dándole el título de Rey dejó todo atado y bien atado
Los políticos de la Transición, tan alabados como sumisos, aceptaron de buen grado el antojo del general exagerado que acababa en ísimo, y aceptaron la restauración de la Monarquía como animal de compañía. Eso sí, después, en llegando el momento de la jubilación del ínclito artífice del ingenio, y siendo como era fumador, el Rey le regaló un Ducado a él, y un par de señoríos a la fiel esposa del Caudillo.
Legal, sí. Orgánicamente democrático, también.
Pero la criogenización no la inventó Franco. ¡Qué va! Es muy, muy anterior a su era. Prueba de ello son las abreviaturas a.C y d. C. Antes de Criogenizarse y después de Criogenizarse que se utilizan habitualmente para fechar el tiempo, y que también sirven para saber exactamente cuándo empezó la estupidez humana. Porque cuando vivíamos en las cavernas éramos estúpidos y atrasados. Capaces de matarnos por un hueso o de romperle la crisma al vecino con el fémur de un diplodocus. Y como la costumbre a menudo es contraria a la razón, no sé cuántos de miles de años después seguimos criogenizados de pensamiento, malignos de obra y sumisos por omisión.
No hay más que ver lo que pasó la semana pasada. Un señorito va al Congreso de los Diputados acompañado de su esposa la Reina y de dos sus hijitas, que faltan a clase con consentimiento paterno y con la venia de la Comunidad de Madrid, y a todo el mundo la cosa le parece de lo más normal. Lo más resaltado del sainete por los que viven criogenizados ya en vida, fue que unos señores y unas señoras elegidas por el pueblo no se levantaron y no le aplaudieron la gracia.
En fin, otro claro ejemplo de porqué es necesario la vuelta de Barrio Sésamo a la programación. Los conceptos educación, respeto y patriotismo no están nada claros para los que viven criogenizados sin siquiera darse cuenta.




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