El Dios Lesmes.



Que la máxima autoridad judicial de nuestro país afirme sin rubor alguno que,  “las críticas al tribunal de 'La Manada' pueden "comprometer gravemente" el sistema de Justicia” da para pensar, y mucho.

Según el diccionario de la Real Academia de la Lengua, crítica tiene dos acepciones: Primera: analizar pormenorizadamente algo y valorarlo según los criterios propios de que se trate. Segunda: hablar mal de alguien o de algo, o señalar un defecto o una tacha suyos.
Evidentemente, y si habéis leído hasta aquí, el Presidente del Tribunal Supremo y al tiempo también Presidente del Consejo General del Poder Judicial, parece desconocer lo que significa la palabra crítica en cualquiera de sus acepciones. Aunque, eso sí, de leyes debe saber muchísimo.
Tampoco parece entender el señor Lesmes, pluriempleado en presidencias varias, aquello que aquello que se refiere a la libertad de expresión, la libertad de opinión o de pensamiento, es un Derecho Fundamental y que, al igual que cualquier otro Derecho, está regulado por leyes que amparan supuestamente su buen funcionamiento.
Por tanto, y sin querer caer en ningún tipo de extremismo o demagogia alguna, que la máxima autoridad legislativa de nuestro país haya dicho lo que dijo, de boutade no pasa.
Sí, boutade. Intervención pretendidamente ingeniosa, destinado por lo común a impresionar. O boutade, según el Real Entender Callejero, salida de pata de banco, mear fuera del tiesto.
Sí, señor Lesmes: usted, con sus declaraciones, ha meado fuera del tiesto.
Porque, resultando, considerando y también presuponiendo, que usted sabe todo lo anterior, ¿qué es lo que usted pretende con esas declaraciones? ¿Silenciar la crítica? ¿Impermeabilizar la judicatura? ¿Hacer un chascarrillo?
No sé, también presupongo, que usted sabe mejor que nadie que vivimos en un Estado de Derecho en el cual todos tenemos la obligación de cumplir y de acatar las leyes. Como también debería de saber, y de respetar, el derecho que tenemos todos al uso de la crítica, que también podemos aspirar a que se reforme lo que está mal, y que por tanto, también tenemos derecho a discrepar.
¿O acaso cree usted que los jueces son infalibles?
Hombre, Lesmes, ¡hasta ahí podíamos llegar!
Y otra cosa, con la ley actual habría bastado y sobrado para tipificar el proceder de esos bestias autodenominados “La Manada”. Sin ninguna duda.
Claro que, una cosa es poder y otra bien distinta querer.   


Las redes asociales.



Leía ayer en la página asocial ésa que es Facebook comentarios de todo tipo sobre las diversidades del momento.
La mayoría, entre colgar memes, power points y elucubrar chascarrillos sobre esa fuente inagotable que es Cristina Cifuentes se conforma.
Sin embargo, y como España es un país donde se le cantan corridos de exaltación a los corruptos, los temas duran poco. Siempre hay gente dispuesta a coger el testigo y a echar por tierra lo anterior. Y fue así, como una vez más se cumplió esa ley inexorable. Al rescate de la cleptómana, cayo malayo en másteres, acudió un trío de magistrados dispuestos a marcarse un corrido desafinado.
Fue entonces cuando florecieron las amebas, cual si fueran flores, dejando un reguero de opiniones a cada cual más exuberante.
Los hubo de corte chabacano, insultante, amenazador e incluso algunos simplemente delictivos.  
Un señorito, sin foto de perfil y nombre falso, forma ésta que tiene de escurrir el bulto el hijo de puta común, decía que no había derecho a que condenaran a tres pobres chicos por un polvo de una noche. A lo que un replicante replicaba que era verdad, y se unía al comentario con vehemencia: ¡no hay derecho!
Decía otro, del sector ameba ilustrada, que los profesionales, los magistrados, si habían sentenciado lo que habían sentenciado habría sido por algo. Que ellos tendrían razones que el vulgar de las personas no éramos capaces de entender, y que había que ponerse en sus pellejos y darse cuenta de que un Magistrado toma sus decisiones en aplicación de la Ley, y que los ciudadanos no estamos preparados, ni tenemos idea de leyes y que no somos quienes para poner en solfa sus decisiones.
Sinceramente, a mí el botarate común, el que ni se atreve a poner una foto en su perfil, el delincuente, no me interesa. Siempre hubo, hay y habrá gente así.
Tampoco les debe interesar a los de la Fiscalía que, estando ocupados como están persiguiendo raperos, no hacen nada  por librarnos de esta plaga cibernética de hijos de puta.
Me preocupan los segundos, las amebas ilustradas.
Me ocupa esa gente que, pareciendo suficientemente bien formada, deforman la realidad y la acomodan a sus intereses.
¡Son peligrosos!
El lector puede caer en la tentación del argumento y desatender lo obvio por lo absurdo.
Y  es que, lo vemos a diario, se puede ser licenciado, doctorado, tener veinticuatro másteres, hablar setenta y cinco idiomas, y ser gilipollas. Vale, admito gilipollas como animal de compañía. A cambio estoy dispuesto a combatir a ese  gilipollas que, dando un paso al frente, se postula para hijo de puta amparándose en la libertad de expresión y el derecho al pensamiento.
Tolerancia cero. No es no. Siempre.
Además, por esa regla de tres, y si hiciéramos caso a esos desgraciados, amigos de justificar lo injustificable, ¿cuál sería el siguiente paso, loar a Franco, a Hitler, a Stalin…?
Cuando veamos algo así lo que hay que hacer es denunciar.




Gente titulada en Mierda.

                                                  Foto de Paula Quinteiro


Vale, lo de Cristina Cifuentes es de traca. Su currículum no sólo está repleto de mentiras, sino que además pone al descubierto una trama mafiosa en una universidad pública.
¡Lo que nos faltaba!
Pero hay más, muchísimos/as más. También nos hemos enterado de lo de Toni Cantó. Y que conste que no me refiero a que sea bobo, sino a que se declara pedabobo. O sea, otra cosa. Licenciado vidriera.
O Tomás Burgos, médico cirujano y Secretario de Estado, que después de pasar su currículo por el bisturí se quedó en soltero. Ahí lo siguen teniendo.
Vale, también está ese del Psoe del que no recuerdo su nombre. Una historia ya antigua. Un hombre que daba clase de matemáticas y que resultó ser abogado. Imagino que sus alumnos sabrán distinguir entre menor y mayor cuantía a la perfección. No sé, a lo mejor presupongo por encima de mis posibilidades.
Pero hay dos casos más, que recuerde ahora, que llaman poderosamente mi atención.
Primero, Juan Merlo, el Secretario de Organización de Podemos en Galicia pasó de ingeniero a nada en cero coma. Tal velocidad, ¡jódete Cristina!, lo convierten en el Fernando Alonso de la política en cuestión de dimisiones. Y si bien es cierto que él se resistía, llegó un comandante y lo mandó parar.
Que tome nota Rajoy, que todavía deshoja la margarita Cifuentes.
Pero sin duda alguna, el caso más interesante es el de Paula Quinteiro. Es auxiliar de enfermería, milita en Podemos y es del sector Anticapitalistas.
Podría parecer, a la vista de las dos anteriores líneas que Paula es de izquierdas. Pues tampoco. Paula es franquista.
Una noche que andaba de “botellona” en compañía de unos colegas se presentó la policía local donde estaban. ¿Y qué dijo ella? Pues una frase mítica que decían todos los franquistas de pro y lo que, aun siendo unos mindundis se  creían algo y de mierda no pasaban: “Tú no sabes con quién estás hablando. Yo soy diputada”.
Sí, porque esa chica es Diputada. Es más, a día de hoy todavía sigue siéndolo.

DUYO, la ciudad sumergida.



“Por una playa de blancura deslumbradora avanzamos hacia el cabo, meta de nuestro viaje. En aquella playa se alzaba en otro tiempo una ciudad comercial inmensa, la más orgullosa de España. En la bahía, hoy desierta, resonaban entonces millares y millares de voces, cuando las naves y el comercio de toda la tierra se concentraban en Duyo”.
Así describe George Borrow, “Jorgito el inglés”, autor de La Biblia de España, y viajero decimonónico la ciudad de Duyo (Duio) cuando llegó a esta zona gallega en su diario.
Dicen otras fuentes que, “Donde antaño hubo palacios hoy sólo hay un mar bravío. Duyo, capital de los ártabros (uno de los pueblos indígenas asentados en la Gallaecia del siglo III a. C.) y lugar de paso de las naves que cubrían la ruta del ámbar y del estaño entre Galicia y las islas británicas, cuyo emporio fue cegado por las aguas porque desde la noche de los tiempos se rendía culto, no a un gallo como en Antioquía (otra ciudad asolada), sino a un enorme cáliz, posiblemente reminiscencias del Santo Grial”.
También existe otra versión más nacional-católica de la leyenda:
Cuenta la leyenda que cuando el Apóstol Santiago desembarcó en este lugar, Dios como castigo a la indiferencia ante la llegada del santo de sus habitantes hundió bajo las aguas del Océano Atlántico la mítica ciudad de Duyo, quedando únicamente como muestra de su existencia dos rocas con forma de buey que permanecen como evidencia del castigo divino.
La primera persona que me contó esta historia fue mi madre. Ella creía a pies juntillas en la existencia de la ciudad de Duyo y siempre desbordaba entusiasmo al hablar de sus maravillas.
Lo que sí es cierto es que en Duyo se han encontrado infinidad de restos arqueológicos que indicarían que ahí pudo haber estado Dugium, la gran ciudad de los antiguos pobladores celtas, los nerios.
Aunque también hay quien sostiene que ahí hubo un pretor romano pagano al que al que los discípulos pidieron permiso para poder enterrar los restos del apóstol.
Sea como fuere, lo que sí es cierto, es que para mí, en virtud de descendiente de los nerios, Duyo existe. Y que, si así no fuere, me acojo a las dos palabras mágicas que transmitimos los gallegos desde los albores de los tiempos y que también podrían servir en este caso para acotar la historia:
Carallo, depende.


El paro no es igual para todos.



A diferencia de otros, yo no sé cómo nos ven el resto de los europeos a los españoles. Lo que sí sé es cómo los vemos nosotros a ellos. Raros. Porque en Europa, a diferencia de España, Cifuentes habría durado en el cargo horas. Claro que, en Europa, nuestro sensato Presidente del Gobierno habría durado minutos. Eso sí, después los raros son ellos.
Pero si esto es raro, más raro todavía es el concepto del trabajo que se tiene en España. Porque España es un país en el que nuestros dirigentes, debido al desastre demográfico, preconizan desde todos los púlpitos que tenemos que jubilarnos más tarde para que la seguridad social sea sostenible.
Para ello, para conseguir sus oscuros objetivos, ya han retrasado la edad de jubilación un par de años, y a tenor de lo que filtran los políticos a la prensa amiga, esta edad todavía se incrementará más. Muchísimo más.
La paradoja del asunto radica en que en este país nadie encuentra trabajo si es mayor de 55 años.
Entonces, ¿cómo vamos a trabajar hasta los ¿70?, si a partir de los 55 el que está parado no es contratado o, en el mejor de los casos, ya está prejubilado?
Es un hecho. Los ejemplos son ambulantes, están a la vista de todos por los paseos marítimos y las aceras.  
También es cierto que los mecanismos de provisión social al trabajador/a son injustos. Básicamente hay dos métodos de ayuda, discriminatorios entre sí:
El primero es para mayores de 52 años y el segundo para mayores de 55 años.
En ambos casos, las personas que cumplan los requisitos, cobran hoy en día la fabulosa cifra de 430 euros.
Esta cantidad estuvo congelada muchísimos años en 426 €. Ni IPC, ni 0,25%, ni nada. Los perceptores, en ambos casos, están obligados a hacer una declaración anual de rentas, y los que han tenido algún ingreso a mayores (vender algo, ingresar algo por algún concepto o cualquier otra cosa) pierden el derecho a dicha prestación durante un tiempo preestablecido en unos baremos.
Para mayor escarnio, los mayores de 55 años son ciudadanos de segunda comparados con los que cobran por mayores de 52, porque encima tienen que justificar las rentas de sus familiares más directos, y si sobrepasan una determinada cantidad, pierden el derecho a la prestación. Y para rizar el rizo, los que cobran por mayores de 55 son jubilados forzosamente al cumplir 61 años.
Sin embargo, los políticos jubilados, amortizados o en el paro, tienen derecho a todo lo que le niegan al resto de sus congéneres.
Ellos pueden cobrar su paro por cargo ostentado, ministros, presidentes, etc, etc, cobrar pensión, según los casos (presidentes, la tropa habitual de Margallos y demás aprovechados), y además hacer “chapucillas” como dar conferencias, publicar libros o cobrar por hacer de tertulianos sin ser sancionados por nada.
O sea, que los responsables de hacer de España un parque temático, con el grifo de cerveza como máxima estrella, no son iguales que nosotros ante la ley. Y encima de que son los responsables de haber hecho leyes que favorecen sus atracos, persiguen con saña a los demás.
Siempre a los demás, siempre ven la paja en el ojo ajeno.


FANTASMAS.



Nota de la Asociación de Fantasmas Oficiales (A.F.O.)
Ante la ola de intrusismo profesional que estamos sufriendo en los últimos días la Asociación de Fantasmas Oficiales nos vemos obligados a aclarar ciertas cosas que últimamente se han dado por supuesto sin ningún fundamento.
Primero. NO ES CIERTO QUE, Cristina Cifuentes ni que Pablo Casado formen parte de nuestra Asociación. Se les invitó, pero no quisieron. El motivo que arguyeron para declinar nuestra invitación, y según consta en nuestros pliegos de descargo, fue que estaban ocupados trabajando para esa empresa-partido- político con ánimo de lucro que es el Pp.
Por supuesto, los comprendimos. A ambos los dos. ¿Quién es el guapo o la guapi capaz de renunciar a una buena dosis de manteca y barra libre de másteres?
Segundo. TAMPOCO ES CIERTO QUE Mariano Rajoy sea nuestro santo patrono o protector de nuestra Asociación.
Al contrario, siendo él como fue el Registrador de la Propiedad más joven de España, y teniendo en cuenta que pese a ello, optó por dedicarse a la vida púbica y ganar tres o cuatro veces menos de lo que podría ganar  si hubiera ejercido la oposición ganada, decidimos remitirlo a la Asociación Patria de Imbéciles (A.P.I) donde lo acogieron con gran entusiasmo y profusión de pasodoble.
Tercero. ENTRE NUESTROS MIEMBROS/AS, y a día de hoy, no hay ningún inscrito que compatibilice el riguroso trabajo que requiere ser fantasma profesional con la vida púbica.
Dada nuestra carencia, o quizá por culpa de ella, nos mantenemos vigilantes y ojo avizores a la caza de nuevos talentos que engrandezcan la marca Fantasmas de España. Una, grande y libre de las gónadas de estas monas.
Cuarto. NO SOMOS, por tanto, responsables en absoluto de esta ola de desmanes que asolan el desprestigio de nuestra excelsa patria allende esas fronteras.
AL CONTRARIO, nosotros estamos a favor de la internacionalización de los conflictos paranormales y besamos la efigie de nuestro comandante en jefe, MISTER TRUMP, a quien reverenciamos como santo patrono de todos los misiles.
Quinto. DICHO TODO LO ANTERIOR, sin menoscabo alguno a la verdad, también nos vemos en la obligación de revelar que nuestro gurú, mentor y patrono; mandamás de la OTAN, mecenas del BANCO MUNDIAL y póster de todos los misiles  nos envía todos los años un palé de mantecadas de Astorga que repartimos equitativamente entre nuestros asociados no numerarios.
Por tanto, y resumiendo, ni la señora CRISTINA CIFUENTES, ni el fantasma PABLO CASADO lo son oficialmente, porque tener un máster, aunque éste fuere regalado, aun dándonos envidia, que tampoco, no implica otra cosa que estamos ante un par de jetas. ¡Y los que te rondaré morena!
Eso sí, exigimos a M. RAJOY, ese rancio ectoplasma, depuración de responsabilidades y asunción de  realidades, porque eso de que el hombre mejor informado de España, o sea el Presidente, se entere de los desmanes de sus asalariados por la prensa, caducó el día que a FELIPE GONZÁLEZ se le dio por amortizado y puso consulta de vidente internacional.
Atentamente, tengan ustedes buen día y vayan por la sombra. Que por el sol, ya se sabe, la mierda se reseca y las CIFUENTES y los CASADOS son materia de estudio, de convalidaciones varias y chascarrillos diversos.



TITULITIS.



Ahora que todo el mundo habla del caso Cifuentes, de su falso máster y de los avances evolutivos que en materia de cirugía estética sufrió su cara de cemento armado a lo largo de los años, conviene recordar otro caso muchísimo más espectacular: el del Rey, Felipe VI, alias Pre-parado.
En solo cinco años el hijo pequeño de don Emérito, actual Rey pese a tener dos hermanas por delante en la línea sucesoria, cursó el COU en Canadá, se licenció en Derecho en Madrid, hizo estudios de post grado en Estados Unidos (dos años), recibió formación castrense en la Academia General Militar de Zaragoza, la Escuela Militar de Marín y la Academia General del Aire en San Javier y dio la vuelta al mundo en el buque Juan Sebastián Elcano como guardiamarina. Todo de forma legal. Le dieron todos los títulos e incluso recuerdo que le hicieron fotos para la posterioridad el día que sentó su real culo en un pupitre de la Universidad Autónoma el día que fue a clase.
De tal guisa que cuando lo proclamaron Rey se convirtió en el primer monarca en la historia de España licenciado en algo. Y para coronar la guinda del pastelón lo nombraron capitán general de las Fuerzas Armadas Españolas. Ejército de Tierra, Armada y Ejército del Aire.
Espero que disculpéis, pero a estas alturas, en la que ya os habréis dado cuenta de que a este chico tendríamos que llamarlo Su Eminencia por tan vastos conocimientos y por tanto acúmulo de cultura, todavía no he acabado de loar sus logros como estudiante. Porque Su Eminencia, también es poliglota. Habla cuatro idiomas: Español, inglés, francés y catalán con campechanía y desparpajo.
Saber todo lo anterior facilita la comprensión del chamullo Cristina Cifuentes y se entiende por qué no quiere dimitir, y por qué ella, una desclasada que nació hija del general de artillería Cifuentes, a estas horas anda preguntándose por el ángulo oscuro de su despacho: “¿y si a él se lo consienten, por qué a mí no?”.
Mientras tanto M. Rajoy, los jueces todavía no acaban de dilucidar quién puede estar detrás de este nombre tan enigmático, deshoja la margarita y vaga como un alma en pena por los jardines de la Moncloa declinando ese viejo mantra: me quiere, no me quiere.
Creo que, no me hagáis mucho caso, un rapero está en estos momentos pergeñando una canción sobre este tema que va ser número uno en el trullo, que cuatro gatitos han sido acusados de terrorismo y que un fotógrafo va a salir del anonimato.






Marxismo para capitalistas.


Los actuales dirigentes políticos españoles practican una suerte extraña de capitalismo que bien podría denominarse como marxismo para ricos.
De tal manera que si un ciudadano está ahogándose, el político colabora gustosamente y le practica la eutanasia activa. Lo apremia con el pago de impuestos, lo desahucia y le pone toda tipo de trabas para que fallezca con garantías más que suficientes.
Por el contrario, si lo que está en apuros es una empresa, un banco o una autopista, el gobernante le practica la respiración asistida, le inyecta fondos en el balance y salva el pellejo del moribundo in extremis.
Al Gobierno no le importa lo más mínimo derrochar dinero público en apadrinar a los empresarios de su confianza. Socializan sus pérdidas entre todos con la excusa de que una eventual quiebra de esas empresas pondría en riesgo sistémico todo el tinglado económico virtual en el que vivimos.
La contradicción es obvia. Para el ciudadano que paga sus impuestos, nada. Para las empresas gestionadas por altos ejecutivos, todo.
Por un lado vivimos en una gran mentira porque, por un lado: ¡todos los bancos están quebrados!, y por el otro, esa supuesta honradez y esas clases de sensatez que nos dan, es una actitud más falsa que el beso de Judas.
Porque, ¿en qué cabeza cabe firmar contratos en los que el Estado tiene que hacerse cargo de las eventuales pérdidas de los inversores privados?
Estamos ante el colmo del incompetente.
Facherío capitalista, émulo de marxismo trasnochado, para que los ejecutivos del Ibex 35, esos patriotas, engorden sus bonus y luzcan balances apócrifos.
Sin embargo, se declaran sensatos. Al menos, tenemos un Presidente de Gobierno que rebuzna la palabra sensatez a todas horas, al tiempo que echa espumilla por la boca.
Y es que, vivimos tiempos increíbles. Hoy más que nunca, y mirando para nuestros gobernantes, se visibiliza aquello de “ande yo caliente y ríase la gente”. Ellos, claro.
Pese a todo, la gente cree. Necesita creer. Algunos creen en Dios por la misma razón que otros creen en Rajoy o en su apóstol Rivera, porque sí.
La mala noticia es que Dios no existe, nadie lo ha visto y lleva 2.000 años en busca y captura para que dé explicaciones de lo suyo, y que Rajoy, o su sucesor Rivera, hacen lo contrario de lo que dicen y actúan como marxistas de este capitalismo de chichinabo en el que estamos instalados.
NOTA. La prueba de que todos los bancos están quebrados, y de que vivimos en una economía virtual, es fácil de comprobar:
Si mañana, esperemos que no suceda, todos los clientes de un banco, y cuanto más grande peor, fueran a retirar el dinero que tienen depositado, ocurrirían dos cosas: Primero, No habría dinero suficiente para todos. Y segundo, el banco quebraría.
Bueno, o lo rescatarían. Visto lo visto.




Ciudadano`s, otro fraude,



Los enterados (los tertulianos), nos dicen que el partido político que es Ciudadanos  crece fundamentalmente a cuenta del votante más rancio y casposo del Pp.
A renglón seguido, y de forma menos estentórea, también nos informan de que la franja de descontentos habituales que votaban Psoe, barruntan votarles también a ellos.
Por tanto, y si hiciéramos caso de estos augures, Ciudadanos sería el próximo ganador de las Elecciones Generales.
Y todo ello gracias a nada. Gratis. Porque los de Ciudadano`s, a los que también podríamos llamar Cínico´s, siempre dicen una cosa y después hacen la contraria.
De tal manera que, siguiendo esa senda populachera que es decir una cosa y hacer la contraria, que tan buenos resultados da a todos, los Cinico`s se postulan a sí mismos como un partido centrista, reformista y liberal economicista.
Sin embargo, la realidad demuestra que nada de esto es cierto. No son centristas, son liberales. Son reformistas con un único objetivo: que todo cambie para que todo siga igual. Y si, son liberal economicistas, brazo armado ideológico de Aznar, y fieles discípulos de esa entelequia económica que fue, es y seguirá siendo “hacer más por menos”.
Las evidencias sirven como prueba:
Caso Cifuentes: ahí está ese partido político que es Ciudadano`s practicando cinismo a troche y moche. Sí, pero no. Después, más tarde. Cuando me vaya bien. Ya veremos… Todo a beneficio de ellos y nada para la Comunidad que dicen representar. Ante lo cual, la pregunta es obvia, ¿si en algo tan sencillo como es el caso Cifuentes se la cogen con papel de fumar, qué se puede esperar de esta gente?
Pero, sigamos. Ahí no se acaban los malos ejemplos que dan estos Ciudadano`s a los que llamarles Cínico`s es sería más adecuado.
Fundación Francisco Franco: Hay movimientos sensatos que claman por  la ilegalización de dicha Fundación. Sin embargo, los muy Cínico`s se ponen tiquismiquis, y para apoyar dicha ilegalización exigen que también se ilegalice a Óminiun y a la Assemblea Nacional Catalana (ANC) comparando el enaltecimiento y exaltación de un dictador con dinero público con movimientos legítimos.
Cinismo en estado puro.
También, y conviene recordarlo, es Ciudadano`s el partido que sostiene el gobierno del Psoe en la corrupta Andalucía. Gracias a ellos, al Psoe y a sus connivencias, han podido colocar a cientos de los suyos en cargos públicos y todos juntos seguir chupando de la mamandurria. Todos colaboran en el sostenimiento de esa institución corrompida y todos cobran dietas incluso cuando no asisten al trabajo o están de vacaciones.
Pero en Ciudadano`s también tienen ocurrencias. ¡Que no se diga! ¿Qué os parece la idea ésa que filtraron que posibilitaba que un trabajador despedido indemnizara al patrono? Moderna, ¿verdad?
Pese a tal aluvión de despropósitos, o gracias a ellos, vaya usted a saber, Ciudadano`s sigue creciendo en las estadísticas pre electorales, y empieza a ser visto como el partido que próximamente ganará las elecciones.
Claro que, considerando que el votante español no suele creer ni lo que ve y que ante lo obvio siempre se pone del lado del que miente, roba y engaña a conciencia, nuestro destino parece inexorable
Así que, avisados quedáis. Vamos a salir de Guatemala para ir a Guatepeor. O sea, lo de siempre: que parezca una democracia.




Ladillas reales.




Durante décadas todos los medios que hay en este país se dedicaron a loarlos y ensalzarlos sin desmayo. Para ello abjuraron de lo hecho anteriormente bajo el régimen franquista y pasaron de insinuar, cuando no a decir, que el Rey era cuasi boso y que no pintaba nada, a publicar sin desvergüenza alguna todo tipo de propaganda para hacer ver al pueblo español la necesidad de una Monarquía restaurada por un dictador.
La inmensa campaña publicitaria hecha por los medios de comunicación funcionó a la perfección.
Para conseguir tal fin tuvieron que ocultar al público las dotes del monarca ahora emérito para la campechanía, y no mentar los negocios que en su nombre, y para su beneficio, hacía su corte de crápulas del entramado financiero.
Después de múltiples correrías por aquí y por allá, después de haber matado animales de todo tipo y después de agotar el catálogo patrio de vicetiples casquivanas, alguien, quizá harto de tanto sindiós, publicó unas fotos del emérito campechano con un elefante muerto y le hizo una entrevista a la cortesana que en ese momento lamía el hisopo del monarca.
De la reina, por su parte, los más esdrújulos, los más pelotas y la división de Jaimes Peñafieles que en este mundo hay, ponderaban su profesionalidad.
Es una profesional, decían a todas horas. Equilibrada, sensata y buena ama de su Real Casa. Todo iba bien. Los que necesitan creer, creían. Todo el mundo se tragaba el cuento.
Pero un día se pasaron de vueltas. Una periodista amiga, del Opues Dei, Pilar Urbano, fue elegida como palanganera mayor del reino, y puesto que tenía experiencia más que contrastada en peloteo y sabía sorber babas ajenas con agrado, la eligieron para escribir un opúsculo de la griega.
Se publicó un libro, se vendió mucho y todo el mundo que quiso, sobre todo los que saben leer y tienen cierto nivel de comprensión, se enteraron de que la reina no era más que una ama de casa, consentidora, cornuda y aburrida que decía estupideces igual que todo el mundo.
Décadas de connivencia de la prensa empezaron a saltar por los aires. De repente empezó el cuentagotas de noticias de la Casa Real, y de la mano de los yernos llegaron más disparates.
Uno parecía tonto del bote, Marichalar, y el otro un listo de todo a cien, Urdangarín. Uno se entretenía combinando rayas con cuadros en su vestimenta y el otro emprendiendo negocios, con el consentimiento del ahora emérito, desvalijar dineros públicos y vaciar huchas de lo más desfavorecidos. Al uno se le juzgó por listo y al otro se le repudió por tonto. Eso sí, España entera asistió al circo de tres pistas en que se convirtió el juzgado que exoneró de toda culpa a la esposa del listo. Y una vez más, en nombre de España y de la unidad de España, los españoles tuvimos que soportar la connivencia del poder con esta familia tan caótica como desestructurada.
Y siguieron a bingo:
Los mamporreros, quiero decir los periodistas, siguieron practicando la connivencia ahora con distintos argumentos. De Campechano pasamos a Preparado y de Jroña que Jroña pasamos a Plásticos Ortiz. Otro nivel de modernidad.
Pero como la evolución de esta especie nunca cesará hasta que no los llevemos al precipicio del exilio o hasta que encuentren su Ekaterimburgo particular, cosa ésta bastante improbable teniendo en cuenta que afortunadamente este país está lleno de mansos, ya están preparando a dos niñas desde su más tierna infancia para que cojan el testigo, y aleccionándolas para que nos den lecciones de mamarrachería con fundamento sobrado.
En definitiva: todos ellos son material obsoleto y amortizado.
Viven a cuerpo de rey, nunca mejor dicho, y cobran un pastizal por hacer lo mismo que se supone hacen las ladillas.


MIERDA CHINA.




Todos los medios anunciaban desde hace días la inminente caída a la Tierra de una estación espacial china. Lo decían como si tal cosa, incluso haciendo chascarrillos y dando consejos sobre qué hacer en caso de que esa chatarra eligiera tu jardín como pista de aterrizaje.
El asunto alcanzó tal grado de delirio que alguno de esos medios, quizá espoleados por otros tan graciosos como anodinos, también nos dijeron la suerte que tendrían los posibles receptores del mamotreto espacial si la chatarra eligiera su jardín como pista de aterrizaje.
Sí, insistían: “Los afortunados receptores se convertirán en ricos enseñando o comerciando los desechos a las hordas de científicos que nos invaden”.
La verdad, ante la posibilidad de que tal eventualidad sucediera, la avaricia se apoderó de mí.
De repente me veía rico, dando  entrevistas y posando para los fotógrafos del mundo mundial. Luciría mis descalabros, vendas y yesos incluidos, con sonrisa de galán, y daría gracias a los chinos por su inmensa generosidad.
Al poco caí en la cuenta y esa avaricia se convirtió inmediatamente en desánimo cuando me di cuenta de que yo no tenía jardín.
Y claro, ¿cómo va a caer en mi jardín un montón de mierda china si no tengo jardín?
¡Cáspita, este mundo es injusto!, vociferé. ¡Con lo bien que me venía la cosa!
Porque mientras que para que te toque la primitiva tienes que gastar dinero, rellenar un boleto, o pedirlo descafeinado de máquina y desplazarte hasta algún lugar a sellarlo,  para que te caiga un montón de mierda china en la cabeza sólo tienes que tener un jardín. ¡Menuda discriminación!
Y es que: ¡No hay derecho!
Va a ser cierto eso que dicen los demócratas occidentales de los chinos. Ya sabéis: que si son una dictadura, y que si patatín y que si patatán. Un mantra éste que se ha convertido en realidad. Aunque, eso sí, después a la hora de mantener felaciones internacionales no quede gerifalte que no les lama el hisopo son fruición.
Finalmente, y pese a las previsiones, la estación espacial Tiangong-1 cayó en el Pacífico sur. Lo cual demuestra, sin lugar a duda alguna, que  los gobiernos occidentales son todos unos mentirosos y unos propaladores de bulos sin igual, y que los chinos son gente a los que les gusta llevar la contraria.
Porque, ¿para qué van a hacer millonario sólo a uno, por muy grande que su jardín fuere, pudiendo tirar su mierda al mar, dejarlo todo echo un asco, y que aún encima la prensa mundial les celebre la gracia?