Lo he publicado varias veces
en facebook: estoy escribiendo una novela. Se va a titular Alambique, 28. El
proceso es lento pese a no tratarse de una novela difícil. Ni por tema ni por
contenido. Sin embargo, no puedo evitar sufrir constantemente percances.
Accidentes derivados de la escritura. Vas a un lado, y de repente te encuentras
en otro. Das por terminada alguna parte, y vuelves otra vez a escribir sobre lo
mismo. Cambios constantes, dudas. Todo forma parte del proceso. Un proceso que
no termina nunca, si te dejas llevar, aunque sabes que algún día habrá que
darlo por finalizado. Pero, es curioso lo que pasa. Después de ochenta y pico
páginas escritas, algo más de la mitad, sigo sin estar contento con lo escrito
al principio. El inicio de la novela, las dos o tres primeras frases, me tiene
obsesionado. Busco, cambio, pruebo y cuando creo que está bien me arrepiento y
vuelvo a empezar, escribo un par de frases nuevas que sustituyan a las ya
escritas. ¿Cuántas veces he empezado ya la novela? No lo sé, he perdido la
cuenta. Ochenta y pico páginas después vuelvo una y otra vez al inicio. La
frase que la arranca es para mí una obsesión. Y es una obsesión pese a que sé,
lo tengo clarísimo, que esta novela no tiene ningún tipo de pretensión, aunque
si objetivo. Es un divertimento en el que muchas cosas quedarán abiertas, a la
espera de solución. Es una novela para ser continuada, incluso para ser guionizada posteriormente. Podría hacer una
saga o darme a la fuga, pero no sé. No sé. Vuelvo a dudar. La primera frase me
sigue obsesionando. Me acuerdo de El Quijote. En un lugar de la Mancha…
Compruebo el inicio de Cien años de soledad: Muchos años después, frente al
pelotón de fusilamiento… Consulto La saga fuga de JB. Comienza con un íncipit: ¡Veciños,
veciños, roubaron o Corpo Santo! Continúa en castellano. Ojeo El guardián entre
el centeno, una novela que me fascina, y que comienza: si de verdad les
interesa lo que voy a contarles, lo primero que querrán saber es dónde nací.
¡Guau, algo así engancha! Y si me dejo llevar podría consultar hasta el
infinito, pero la primera frase, una frase que ya he escrito un ciento de
veces, se sigue resistiendo. No desespero, espero encontrarla antes de
terminar. Hay tiempo, todavía hay tiempo. Sería el colmo que no pudiera
terminar la novela por no encontrar, por no ser capaz de encontrar, mejor
dicho, la manera adecuada de empezarla. El colmo. Sería una paradoja. Cosas que
pasan. Algunas veces escribir puede ser un fastidio, siempre estás buscando una
solución a algún problema que tú has creado. Siempre. Menos mal que hay
problemas que se pueden convertir en divertimentos, menos mal.
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