Del emérito para abajo
todos dicen lo mismo: la Justicia en España es igual para todos. Para todos los
que se llamen Juan, Pedro, María, Luis… para todos. Claro que si ocupas un
cargo relevante o simplemente eres aforado, la Justicia es algo distinta, y eso
por no hablar de esa Justicia a medida que se practica con ciertas Instituciones
y Partidos Políticos (PP…), y todos los demás que integran el plantel de
partidos mamandurrios de los que gozamos los españoles.
En éste último caso, y
por la parte que toca a los partidos políticos, la Justicia no es igual para
todos; porque para estas ocasiones la Justicia se disfraza con más “puñetitas”.
E incluso ahora vemos, a las claras, que la Fiscalía General del Estado se
postula como Abogacía Defensora del Estado, al servicio de los partidos
políticos, siempre a favor de obra.
Lo vemos en el caso de
la extraña decisión tomada por la Fiscalía anti corrupción. No ven indicios de
responsabilidad del PP en el caso de su caja B. Archivan todas las diligencias
abiertas hasta el momento, y solicita que por tal motivo sólo se imputen a dos
ex tesoreros del PP.
Da por sentada la fiscalía la inocencia de
cualquier responsable de la cúpula del PP en la toma de decisiones (nadie sabía
nada), y da por concluidos todos los episodios que se refieren a dinero B. Lo
de los sobresueldos queda legalizado, y usar dinero negro para realizar pagos,
por tanto, queda en anécdota; de la misma forma que remodelar sedes de partido
con cientos de miles de euros, cuando no millones, procedentes de “mordidas” a
empresas que se dejan “morder” a gusto con tal de conseguir contratos bien
mordidos e inflados, queda amparado y justificado.
Sin duda estamos ante
toda una declaración de principios.
Contrasta con
cualquier país de nuestro entorno, en el que vemos casos de diputados que dimiten
por un simple problema de ocultación de una multa de tráfico.
En el extranjero no entienden la falta de
transparencia y de democracia de calidad que se observa en este extraño país en
el que vivimos tras un espeso muro de coches oficiales. Un país que tiene, y
que goza, de unos políticos que presumen de lo que no son, porque nos hablan de
transparencia, de igualdad ante la Ley, y llegado el caso, manipulan y maniobran
hasta conseguir poner a la Fiscalía General del Estado de rodillas ante su
criterio, y que además logran que estos fiscales actúen como abogados
defensores gratuitos obstruyendo lo más posible la investigación de cualquier
sumario, aunque para ello tengan que esgrimir argumentos jurídicamente kafkianos,
hasta conseguir la exculpación o que llegue prescripción y que las aguas
vuelvan a su cauce y que los periodistas hablen de otra cosa.
Los fiscales llevados de su amabilidad entonan
el si, bwana; a continuación proceden a ponerse las rodilleras, y después, como
buenos penitentes, pasan por el banco a recoger la nómina.
(Yo
creo que esta película ya la he visto. ¿No sale un león? Debe ser antigua).
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