EL HABLAR DE LOS "PERRACHAS".

Escribía un “perrachas” de toda la vida en su cuenta de Twitter:
“Ayer fui a un gym nuevo que abrieron al lado del viejo fitness. Hice ejercicios de cardio, luego jogging y después salí a hacer un poco de running. Mi health mejora al hacer jog; y para finalizar en la changing room reflexioné sobre lo mucho que me gusta mi nuevo lifstyle”. Finalizaba, el muy “perrachas” con un Lol. Todo aclarado. Tío, pasan los años y sigues igual: “perrachas”
Pero conviene distinguir entre lo que es y lo que significa ser perrachas y conacho, porque no es lo mismo por mucho que suene parecido.
Un perrachas es de género indistinto. Puede ser una pera o una manzana. Depende. Pero lo que sí será siempre, porque ésa y no otra es su naturaleza, es un ni chicha ni limoná, un tarambana de las cosas, una veleta movida por la moda que más caliente y un tonto del culo en todas sus acepciones. Si es mujer, que también las hay en abundancia, se la puede denominar como perrachona sin caer en el insulto ni en el mal gusto.
Sin embargo el sustantivo conacho, originario de Ferrol, antes del Caudillo, dice otra cosa. Dice que estás ante una buena persona. Quizá un poco irreflexiva y a la que tienes algún pequeño reproche que hacer, pero que en haciéndolo la cosa queda solventada porque su carácter es de natural bonachón y poco dado a tocar bandurrias ajenas ocupado como está tañendo su propia mandolina
Sin ir más lejos, yo tengo amigos conachos. Son los que más aprecio y los más queridos por mí. Son esos a los que conozco de toda la vida y a los que puedo hacer alguna confidencia de vez en cuando. Tampoco hay que abusar.
Nada tiene que ver, aún pudiendo sonar a lo mismo, un conacho con un perrachas. Como ya he dicho son géneros distintos que practican la utopía de la vida de forma totalmente diferente. Y si el perrachas es alguien insufrible capaz de hablar de lo mucho que le gustó el cover de no sé quién y el podcast de no sé cuándo, e incluso perora de cosas que ha aprendido hace dos días, el mismo día que se compró la camiseta de Los Ramones en un dos por uno que incluía la del Che Guevara, con la sabiduría que da ser un auténtico perrachas, ése que siempre queda segundo en la competición de perrachas porque no da para más de lo tonto del culo que es.
Nada que ver con un conacho. El verdadero, auténtico e inimitable conacho es otra cosa. No admite comparación. Es un grande. Tanto que del sustantivo emergió un verbo nuevo: aconachar.
Y es que, ya lo dicen en Ferrol con mucha propiedad: “El ferrolano no se enamora, se queda enconado o aconachado”

Pues eso. Tal filosofía se podría resumir de la siguiente manera: Llevo la Costa de la Muerte incrustada en el fondo de mi alma, pero soy ferrolano de corazón. Os lo dice un auténtico conacho. 

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