Cada vez que hay
elecciones los políticos se lanzan como posesos a hacer promesas. Si gano voy a
hacer esto. Si gano voy a hacer aquello. Si gano voy a hacer lo de más allá.
Voy a arreglar los problemas del país, los ciudadanos van a ser muy felices y
para ello ofrezco una ronda de perdices para todos. Y colorín, colorado, este
cuento se ha acabado.
Después siempre hacen
lo que pueden, y dentro de lo que pueden hacer
lo contrario de lo que dijeron suele ser la opción más elegida.
Voy a bajar los
impuestos. Los subo. Voy a enmendar aquello que hice tan bien y que tan mal
resultó al final. Lo estropeo más. Y así todo.
Ahora los nuevos
tiempos han llegado. Hay nuevos partidos políticos, por tanto más opciones para
elegir al mentiroso que sea más de nuestro agrado. Todos están de oferta. En
materia de empleo, en materia de ayudas sociales y todos, incluso los que ya
han estafado a sus votantes, prometen que van a arreglar los problemas del
mundo mundial y los de los españoles en general.
Las fórmulas de las
ayudas suelen ser chocantes. El Pp promete lo de siempre. España va bien. Somos
cojonudos y nos esforzamos un huevo en hacerlo bien. Los otros, todos los
demás, son unos becarios sin experiencia. Así que cuidado: los experimentos con
gaseosa.
Los de Ciudadanos
proponen un contrato único como remedio de empleos que no dan para vivir y para
solucionar todos los problemas del desempleo. El Estado ayudará a los nuevos pobres que encuentren trabajo con un cheque
que complemente las ridículas nóminas que les pagan los empresarios contratantes,
y como son modernitos y alcanzaron un acuerdo con el Psoe que, en Francia, por
ejemplo sería corrido a palos, prometen subir el Salario Mínimo
Interprofesional en seis euros.
Estos progres están muy
locos.
Sin embargo los de Unidos
Podemos proponen una renta mínima para todos. Ingresos garantizados porque sí y
porque también. Dicen que tal medida saldrá del bolsillo de los más ricos, y
aquí paz y después gloria. Asunto solucionado.
Después será lo de
siempre. Oigan, miren, que ustedes han entendido mal, que la economía no está
para alharacas y que por nosotros lo haríamos, estaríamos encantados de
hacerlo, pero… no puede ser. Se siente. Vótenos la próxima vez y ya verán
ustedes como sí puede ser. En campaña electoral todo puede ser.
Todo mentiras.
Si esta gente quisiera
ayudar de verdad podrían hacer cosas simplísimas fácilmente. Bastaría con tener
voluntad y ponerse manos a la obra.
¿Cómo me puede ayudar a
mí un político?
No hace falta que me dé
nada. Tampoco necesito que me carguen con nuevos impuestos. Al contrario.
Bastaría con eliminar el pago del IVA a todas las personas que obtuvieran
ingresos menos de 12.000 euros, y no como sucede ahora que los más pobres
pagamos los mismos impuestos que los más ricos. Ese dinero que nos ahorraríamos
cada mes iría sin duda destinado a comprar más cosas, que buena falta hace a la
gente que está en ese trance, y por ende se incrementaría el consumo.
Eliminar el IVA a las personas con menos ingresos
sería una verdadera medida social. De fácil aplicación, efectiva y sencilla de
controlar. El fraude sería prácticamente imposible porque Hacienda, que somos
todos (aunque unos más que otros), está al tanto hasta de los “cuescos” que se echan los “pobres”. Los de los ricos salen más
perfumados de off shore, sociedades pantalla y cuentas cifradas. Claro, es más
difícil detectar el olor a podrido.
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