FALSOS MITOS ECONÓMICOS.

Antiguamente los mitos los creaban los escritores excelsos. Sin embargo hoy en día los mitos los crean los periodistas que declinan de sus deberes para con la profesión y se venden al mejor postor.
Gracias a eso, y con la ayuda de la credulidad de la gente, se da por buena la propaganda que los partidos políticos propalan en materia fiscal.
Aseguran que la fiscalidad es progresiva.
Recalcan con entusiasmo que paga más el que más tiene. Y no es verdad. Simplemente: NO ES VERDAD.
Pese a no ser verdad, y aún sabiendo todos que no lo es, los políticos insisten, los periodistas vocean la mentira, y son muchos que, puestos a creer, tragan y compran toda la basura panfletaria que se les vende.
La fiscalidad de este país, de España, está diseñada para que los ricos paguen lo menos posible a Hacienda, y que o yo paguemos lo que nos exijan. Ellos, los ricachos, se escaquean. Pero, o yo no tenemos derecho a réplica aunque sí a multas y recargos, mientras que ellos disponen de toda la batería habitual que proporciona disponer de los servicios de los mejores profesionales.
Ellos, los ricos y patriotas, esconden sus dineros en paraísos fiscales porque los políticos toleran tales prácticas. Usan todo el catálogo de artimañas que el Estado pone a su disposición para pagar menos impuestos y aprovechan las ocasiones que periódicamente les brindan para retornar “sus” dineros pagando menos que o yo que seríamos achicharrados a multazos si estuviéramos en ese trance.
Siempre consiguen sus objetivos porque los políticos, sus aliados, trabajan para ellos. Siempre para los ricos. Y los políticos se defienden argumentando que son ellos, los ricos, los que crean puestos de trabajo y que para hacerlo tienen que disponer de las herramientas adecuadas.
(Nos venden arrobas de cinismo y la gente come mierda porque cien mil moscas no pueden equivocarse).
Pero hay un impuesto indirecto, el más popular entre todos ellos, y los hay para aburrir, el infausto IVA, que es de aplicación general para toda la población. Es igual para ricos que para pobres de solemnidad. Y todos tan contentos.
Cualquier producto que se compre cuesta igual a un rico que a un pobre. Da igual que uno gane cien y otro uno. El producto cuesta lo mismo a los dos.
Esta igualdad no sólo es injusta, también produce más desigualdad.
Así que si sois de esos que creen en el mito de la progresividad fiscal deberías de reflexionar un poco sobre el tema. Y digo reflexionar, porque no veo ni oigo a ningún político hablar de la cuestión. Están demasiado ocupados en discusiones bizantinas para plantearse temas que, al parecer, no importan a nadie.
Porque a nadie parece importarle que una barra de pan cueste lo mismo al hombre más rico del mundo que al más mísero de la tierra.
Quizá o tal, vez se deba a nuestra ancestral costumbre de creer en mitos falsos. Creemos en la fiscalidad progresiva con la misma fe que otros creen que el mejor ministro de economía de España fue Rodrigo Rato. Cosa, ésta última, que propaló con gran éxito a los cuatro vientos la prensa más conservadora, al tiempo que ensalzaban al gran Presidente que fue Aznar por privatizar todo aquello que era privatizable por cuatro perras para después invertir las ganancias en…, ¿en qué se invirtieron? ¿Pagaron algo de lo que se debía o es que eso se lo dejan al que venga después?
Para mí que no. Porque si la deuda pública la han hecho crecer casi un cincuenta por cien en los últimos cuatro años no parece que el dinero de las privatizaciones haya terminado en el sitio que debería, ¿no?



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