Ahora
salen todos en tromba a hacerse cruces. “La
extrema derecha ya está aquí”, dicen. “La
extrema derecha ha llegado para quedarse”, pronostican.
Lo
dicen los mismos que antes nos engañaron a todos, los que prometían ser
formales y portarse bien, los que prometían trabajar para el pueblo sin
especificar nunca para qué pueblo. ¿Andorra, tal vez Suiza? Y claro, llegaron
ellos. 395.978 anormales se pusieron de acuerdo y facilitaron el advenimiento
de la garrapata común de nuevo a nuestras vidas.
La
peña debe de gustar de los imperialismos en general y de los
folclorismos en particular.
Después
de 36 años de PSOE la revolución vuelve al origen y regresan las carrachas que,
imperecederas ellas, resisten como ladillas en la media neurona que parecen
tener algunos cientos de miles de votantes. Concretamente 395.978. Entre los
que hay parados de larga duración, afortunados mil euristas, sufridas/os
amas/os de casa, señoritos de medio pelo, cantantes pedorros, toreritos
con medallitas, españolistas de toda laya, folclóricos de diversa condición, carpetovetónicos todos,
rocieros, puteros y demás fauna y flora que componen este totum revolutum de jara y
sedal llamado votante.
Olé
y vuelta al ruedo.
La
supuesta izquierda, impasible el ademán, se ha quedado atónita. No se lo
esperaban. Al parecer, nunca esperan nada. Mientras tanto, la derecha de toda
la vida a calzón y braga quitada celebra por todo lo alto la irrupción de quien
los fagocita y aplauden a los coleguitas de la extrema derecha, también de toda
la vida, con el mismo fragor que emplean contra los denominados nacionalistas y
a los que ellos, por aquello de las confianzas, califican de fascistas en un
ataque de clarividencia o abusando de
los tripis de delirio. Todo según se mire. Dependiendo de las fuentes
que consultes, de los gurús que escuches y de los sociólogos que elijas para equivocarte.
Las
posturas se enconan, y a río revuelto ganancia de fantoches. Los memoriosos,
hablo de la memoriosa gusanita, tiran de manual: “Tomo nota de lo que ha pasado. No volverá a ocurrir”. ¿No os suena?
Es el Romance del Falso Arrepentido. De uso frecuente para Felipes y
Campechanos y de uso común entre Gusanitas y demás funambulistas de la política.
Maticemos y digámoslo a las claras: para mentirosos en general.
Pero
el mal ya está hecho, ya es oficial y está confirmado. Se sabe que, en
Andalucía, 395.978 anormales que se dicen personas votaron para que sea la
extrema derecha quien venga a arreglarle las cosas. Para conseguirlo están
dispuestos a todo, a cualquier
sacrificio. Incluso a poner el mismísimo culo.
Así
que, haciendo votos porque vuestros deseos se conviertan en realidad, aprovecho
para desearos que tengáis unas felices fiestas y un próspero 2019, y no os
olvidéis de ir por la sombra que después pasa lo que pasa y ya sabéis que la
mierda y el sol pueden ser motivo de disgusto.
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