Imagino que después de
lo de ayer la gente tendrá material suficiente para hacer “memes” y chascarrillos varios durante una buena temporada.
Para ello algunos usarán
el Facebook y los eyaculadores precoces el Twitter que es más rápido. Con
ciento cuarenta caracteres tendrán más que suficiente para profundizar en la
cuestión, e incluso, si me apuran para sentar cátedra.
Aunque visto lo visto y
escuchado lo oído con una sola palabra basta.
RUFIÁN.
Y también sobra.
Aclaro que yo soy
catalán de la misma manera que Kennedy era berlinés.
Manifiesto también que
soy republicano.
Y manifiesto que no soy
de ERC ni de CIU ni de la CUP, y que por no ser no soy ni siquiera pariente de
Pujol.
Ayer Rufián (¿lleva
acento o sólo tontería?) habló en el Congreso como si estuviera en un bar, y
todos sabemos que en los bares, qué lugares, se dicen muchas verdades para
arreglar el mundo y que también se dicen muchas bobadas para reírse de él.
Y aunque tonto es el
que hace tonterías (según la aclamada escuela filosófica Forrest Gump), ayer su
señoría Rufián confundió el discurso con las témporas.
No le faltaba razón al
muy… su señoría, es que la tenía toda, pero la educación elemental dice que se
puede perder la razón, y además fácilmente, por culpa de las formas.
Mención aparte merece
su oratoria. ¡Uff, qué desparpajo! Su señoría Rufián parecía un galán de
Villacebollinos gastando pista. Original. ¿Estudias o trabajas? Sabes aquel que
diu…
En fin… ¿y los nuevos
qué? ¿Sabíais que si ponéis en la barra de google frases célebres e idiotas os sale un enlace que os remite al
Congreso de los Diputados? Pues... no lo hagáis. Es un troyano, y según me
informan ayer sesenta y ocho troyanos infectaron el Congreso de rufianes de
derechas.
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