Democracia en pelotas.

                                                                                           Foto sacada de Google

No contentos con haberlo hecho dos veces en el último siglo parece que vuelven por sus fueros.
Estoy hablando de Alemania. Ese país al que llaman locomotora de Europa y que tantas desgracias ha causado en los últimos 100 años. Eso por no hablar de las democracias obsoletas, cuando no corruptas que gobiernan en Europa, y que dependen de la voluntad que exprese Alemania en ese invento llamado Comunidad Económica Europea.
Pero, vayamos por partes:
Primero:
¿Qué tipo de democracia es esa que no regula el número de veces que se puede elegir a un dirigente?
Posiblemente sea la misma que después se escandaliza del creciente número de corruptos que pueblan la Administración. Además, yo  hablo de democracia de verdad, de una democracia que habilite mecanismos suficientes de control y que frene los extravíos que cualquier sistema produce.
También aprovecho y denuncio a todos esos países, incluido el nuestro, que no ponen remedio a tales males. Y a las pruebas me remito. Después vemos lo que vemos y sufrimos lo que no deberíamos de sufrir.
Lo vuelvo a repetir y lo repetiré hasta la extenuación: un dirigente que se perpetúa en el cargo es un peligro público.
A las pruebas me remito.
Segundo:
En Alemania la extrema derecha, los nazis, han conseguido casi el 13% de los votos, lo que traducido en escaños da la friolera de 94-95 escaños.
Supongo que no hará falta recordar lo que pasó ni lo que hizo Alemania el último siglo, ni tampoco hace falta echarles en cara el sufrimiento que produjeron en el mundo y en Europa en particular. Creo que no hace falta recordarlo, porque creo que ellos son los primeros que no lo han olvidado  y porque, además, aún no han acabado de pagar las indemnizaciones que le deben a Israel por el genocidio causado.  
Tampoco creo que haga falta que me esfuerce en modo alguno en hablar del problema nazi, ya lo hace el pueblo judío y para ello emplea capital, medios e inteligencia más que suficiente.
Lo que sí hay que denunciar es a estos responsables eternos sobre las cosas por los males que producen. Y hay que hacerlo por una simple razón: ellos saben, mejor que nadie, lo que pasa y por qué pasa; así que, si no lo quieren arreglar, es porque ellos están interesados en que las cosas sigan funcionando como funcionan.  
Por tanto, ¿a quién extraña que se encastillen y que se perpetúen en los cargos, a quién le extraña, pues, la corrupción?

Y encima con 95 nazis tocando el tambor. Es que… ¿Democracia? ¿De qué tipo de democracia hablamos? 

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