Manda carallo,
¿verdad?, que los catalanes, que presumen de seny y de no sé cuántas cosas más,
estén haciendo lo que están haciendo, y como lo están haciendo, pasma a
cualquiera.
Por lo menos a este
cualquiera que escribe.
Porque deben de saber
ustedes que, quien escribe, está a favor de la Autodeterminación de los
pueblos. Y está a favor, simplemente por una razón: porque hay que ser
demócrata y concederle al pueblo lo que éste reclame mayoritariamente. Y si el
pueblo, mayoritariamente, decide emprender un nuevo rumbo y crear un nuevo país,
negarle el acceso a ese derecho no parece de buen demócrata.
Claro que, enfocada así,
la cuestión catalana, no parece que estemos ante buenos demócratas por ningún
lado. Ni por parte de los nacionalistas catalanes, ni por parte de los
nacionalistas españoles. Porque, los unos utilizan el imperio de una Ley
subordinada como si fuera principal, y los otros, con todo el poder del Estado
detrás, usan y abusan de la Ley siempre a beneficio de parte.
Digámoslo claro: los
catalanes no lo han hecho bien. En todo caso, el objetivo último, la
independencia, no la van a conseguir. Así, no. Aunque tampoco es menos cierto,
que el camino ha quedado señalado, y que con el objetivo marcado, y aprendiendo
de los errores, es más fácil hacerlo bien en ulteriores intentonas.
Lo cierto, es que,
posiblemente, a España dentro de cincuenta años no la conocerá ni la madre que
la parió; y es posible que la cosa salga bien, mal o peor. Todo es posible, y
como nadie es vidente tampoco nadie puede decir de forma exacta cómo será ese
futuro. Si será un futuro de Estados Unidos de España o de Estados Desunidos de
España.
Y los que menos lo
saben, aunque pueda parecer lo contrario, son los políticos. Ellos viven en la
inmediatez y dependen del voto de los ciudadanos. Están más interesados en el
presente que en el futuro. Y quizá tanta prisa en la cuestión catalana se deba
a que en Cataluña tiene un problema crónico de liquidez. Gastan y roban a manos
llenas, duplican las instituciones, crean embajadas a tutiplén y el gasto se
dispara exponencialmente. Claro, así no hay manera de cuadrar las cuentas y de
no vivir en un ay.
Lo cierto y seguro, y
además lo estamos viendo, es que a propósito de conseguir no sé qué, una
quimera tal y como está planteada la cuestión, un amplio sector de la sociedad
catalana, liderada por una amalgama de partidos, que van desde lo más corrupto al
estalinismo rancio, ha perdido de vista lo principal.
Y lo principal es que
nos roban.
A los catalanes les
roban desde Madrid y desde sus propias instituciones. Y al resto nos roban
todos. Nos roban los Ratos, nos roban los Pujoles y hasta el Estado español,
para no ser menos, nos roba cuando regala a la banca 40.000 millones que son de
todos y cuando rescatan autopistas privadas con dinero público.
Para mí, eso es lo
principal y lo demás ganas de hacer las cosas mal y de liarla parda.
Pd.
Lo reitero, por si no
ha quedado claro: estoy a favor del derecho a la Autodeterminación de los
pueblos. Es más, debería estar en la Constitución si fuéramos un país avanzado
y estuviéramos a la altura de leyes pioneras como la Ley del Matrimonio
Homosexual.
El problema es que la
mayoría de los Estados se pasan ese Derecho por el arco de triunfo; y que no
contentos con tal proeza los dirigentes se llaman a sí mismos demócratas y a
todos los que no piensan como ellos fascistas.
Y así andamos:
insultando y no hablando. O sea, lo habitual. A los nacionalistas, a los de
aquí y a los de allá, les ha dado por tirar piedras contra el tejado común.
Pagamos todos.
Dicen las lenguas viperinad que a los del Gobern en Madrid les llaman los Ikea porque han declarado la república independiente de su casa.
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