DE LO IMPERCEPTIBLE.

¿Cuántos años creéis que son necesarios para anular la voluntad de un pueblo?
Lo pregunto pensando en Galicia.
Porque aquí, en Galicia, llevamos más de mil años de colonización.
Hoy en día los colonizadores, los invasores, han conseguido sus propósitos de pleno. Una gran parte de la ciudadanía de nuestra nación ni siquiera es consciente de que su cultura ha sido colonizada, de que sus costumbres han sido domesticadas, y de que nuestra vida normal viene dictada por el país que nos invadió hace un montón de siglos.
Primero nuestra lengua fue aceptada y asumida por el Estado opresor. Después se ponderó el castellano por encima del gallego, y más tarde, todos vimos, aunque muy pocos lo denunciaron, como nuestra voluntad pasó a ser anulada, nuestra lengua despreciada y marginada, y nuestra idiosincrasia pisoteada.
Y siendo así las cosas todavía son muchos los gallegos que no sólo niegan lo evidente, sino que además aceptan y utilizan los argumentos de la horda invasora  como si tal cosa fuera inevitable; y sin quererlo, y aún menos sin darse cuenta, muchos pasan a  convertirse en cómplices de los invasores.
España, en palabras de Margallo, Ministro de Asuntos Exteriores en el infame gobierno de Rajoy, es la nación más antigua del mundo.
La boutade es propia de caballeros engolados y portadores de espadón. Es fruto del quiero y no puedo. Es propia de caballeros sin caballo, de estúpidos redomados. Porque además de ser incierta la mayor,  todo lo que dicen y escuchamos de estos señoritos, son mentiras y escusas de mal pagador.
Triste figura la de España que siempre gozó de personajes que sólo están a la altura de sus expectativas.
Memos colonizadores ahora armados de misal, antes armas, que disimulan el rol que representan con caras amables y sonrisas falsas, y que se siguen dedicando, mil años después, a seguir propalando el arte de la mentira al rebaño de almas cándidas que los votan, creen y sustentan, llevados de la misma fe que ocasionalmente también emplean como monaguillos de otras iglesias.
Todo en aras de la seguridad de algunos, del bolsillo propio de los de  siempre, y de esa gran mentira que es el Una, Grande y Libre que es España.  

Anda y que os ondulen con la permanent, zarzueleros. 

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