ADIÓS, PRINCESA.

Creo que soy un hombre que puede ser sospechoso de algunas cosas pero de ser monárquico precisamente no. No lo he sido jamás. Es más, creo que los únicos reyes que deberían existir deberían ser los Magos y los de la baraja.
Sin embargo sí soy una cosa: curioso.
Por esa razón, y no otra, es por la que ayer perdí el tiempo leyendo el libro Adiós, princesa que escribió David Rocasolano, abogado y primo carnal de la actual reina de España Letizia I.
El libro básicamente es una mierda. Un Sálvame zarzuelero.
Cuenta que Letizia abortó (un año antes de conocer al príncipe) y que él fue el encargado, por ella y con conocimiento del futuro marido, de destruir las pruebas del hecho y no dejar rastro de las mismas.
Después, en su calidad de abogado,  afirma que según el Derecho Canónico, que Letizia no se podría haber casado por la iglesia si ésta hubiera estado informada de su aborto porque habría sido excomulgada al igual que todas las mujeres que hacen lo mismo.
El resto del libro lo dedica a hacer un retrato, de trazo grueso y escueto, de su prima, de su marido, Felipe Uve Palito, del entonces Rey Juan Carlos I Von Campechano, de la Reina, de los reales primos, a los que denomina los oligarquitas, y de la cava que hay en el sótano de la casa del príncipe de la que dice que está muy bien surtida de Vega Sicilia.
De su prima, a la que todos en la familia Ortiz-Rocasolano llamaban Leti A Secas, dice que tiene un pronto de no te menees, que es perfeccionista, arribista, caprichosa, testaruda, pelota y un montón de cosillas más. Añade que es guapa (para gustos colores), que tenía un sinfín de complejos físicos, y que para remediarlos usó, y abusó, de la cirugía plástica.
¡Mecachis!
Una vez acabado el libro me pregunté a mí mismo:
¿Qué ha motivado a este tío a escribir esta mierda?
Porque, si hay que creer lo que dice, cosa que por otra parte no pongo en duda, y si es cierto que muchos programas de televisión le ofrecieron una pasta gansa por decir lo mismo, lo contrario o viceversa, ¿a cuento de qué viene tomarse la molestia de escribir un libro para decir que su prima abortó?
No sé, no lo entiendo. Tengo la impresión de que se me escapa algo. Ciao, hasta la vista.
Quizá me aventuro a decir lo que voy a decir, pero este tío, David Rocasolano, abogado y primo, sólo sea otro gilipollas más. Quizás, depende, tal vez, vete tú a saber… a mí que me registren.
Lo que sí sé es que este presunto gilipollas también es socio de la cofradía de los cabrones.
 Porque, tío, a todo lo anterior todavía aún le añado otra cosa más: ¡BOCAZAS!











No hay comentarios:

Publicar un comentario