Si tuviera que elegir
una sola cosa como el mal endémico de España no sabría muy bien cual elegir.
Podría elegir la corrupción, el abuso de poder, la falta de transparencia…
y a vosotros seguro que también se os ocurrirían algunas o muchas más.
Sin embargo, creo que
la peor de todas las cosas que ocurren en este país, y me refiero a España y
por ende a todas sus Autonomías y Ciudades Estado, es la desigualdad.
Ese es, sin duda, un
mal endémico. Un mal que después de casi cuarenta años de Democracia, palabra
ésta con la que nuestros políticos se llenan la boca y salivan, sigue sin ser
corregido.
Ya no es sólo la
desigualdad en sí misma, ni siquiera la desigualdad que los políticos propician
en las diferentes autonomías creando impuestos de aplicación en unos sitios si
y en otros no. Hablo de la DESIGUALDAD con
mayúsculas.
Me refiero a esa desigualdad que los políticos no sólo
propicias sino que además también amparan y formentan.
Porque desigual es aquello que consiente el abuso
de los ciudadanos, empleados por cuenta ajena, autónomos y demás peatones
tributarios, que pagan unos impuestos y las empresas más grandes del país
otros.
Desigual
es
que un autónomo que facture dos mil euros brutos gane algo menos de mil euros
netos, mientras que cualquier macro empresa del Ibex 35, por el mismo concepto,
genere un beneficio de casi mil novecientos cincuenta.
Y para colmo de males,
el Gobierno, éste o cualquier otro Gobierno que hemos sufrido hasta ahora, hora
de legislar no sólo consiente esto sino que además lo fomenta. Para ello
legisla ad hoc, siempre a favor del
poderoso caballero que es don Dinero, y fomenta la evasión de impuestos de
estas sociedades y consiente el uso de todo tipo de argucias legales a estas
empresas. Argucias creadas por el legislador a petición de estos delincuentes.
Empresas que generan
grandes beneficios, a sus accionistas, no aportan ninguna contraprestación a
los ciudadanos. Empresas como Telefónica que en los últimos tiempos ha
despedido a casi el veinticinco por ciento de su plantilla pese a generar miles
de millones en plusvalías. Grandes empresas con pocos empleados y con licencia
del Estado para defraudar. Economía James Bond 35.
Sí, estamos ante el
colmo de la sinvergonzonería.
Y sería fácil,
relativamente fácil, corregir semejante despropósito. Con sacar un Decreto Ley
en el cual se hiciera saber a las grandes empresas que a partir de la presente
van a pagar lo mismo que cualquier ciudadano la cosa quedaría resuelta. O sea,
¿tú eres el ejecutivo de una de estas grandes empresas? Pues bien, amigo
ejecutivo, a partir de hoy, hagas lo que hagas, y pongas como te pongas, vas a
pagar un… ¿25%? Casi igual que todo el mundo, y mucho menos que algunos. Ahora
el más generoso tributa por un 5%.
Y si amenazan con la
deslocalización que sepáis que a ese campo también se le pueden poner puertas
(si ellos quieren, claro). Al que deslocalice la producción se le prohíbe operar
en España y punto pelota. ¿Lo tenéis claro, patriotas?
Si nuestros gobernantes
hicieran esto, y si se trataran esa ludopatía que tienen con el dinero público,
la crisis sería historia.
Mientras tanto…
seguimos a la espera. ¿Cuándo llegará la Igualdad fiscal?
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