Sin duda alguna estamos
ante el culebrón más antiguo de la
historia. Los enterados dicen que lo escribió Moisés, y como a los no enterados la cosa nos da lo mismo,
voy a aceptar Moisés como animal de compañía.
Por supuesto estoy
refiriéndome a La Biblia.
No
sólo es el libro sagrado por excelencia, sino que además, y siempre según los enterados, también es el más vendido.
Resulta ameno. Está
lleno de pecados muy pecaminosos. Hay asesinatos, folleteos surtidos, incestos
(muy abundantes), violaciones, humor y una dosis de mala leche que, si es
verdad lo que dicen los enterados de
que el libro lo escribió Moisés, el menda bíblico éste debía gozar de una mala
leche impresionante. La combinación de mala hostia igual a imaginación
desbordada hace de La Biblia el
mayor best seller de todos los tiempos.
Está traducido a todos
los idiomas, y en EEUU es muy frecuente encontrarlo, a tenor de lo que nos
dicen los films yanquis, en la mesilla de la habitación de todos los hoteles,
moteles, hostales y hasta en la pensión de la uncle Paca,
Pero vayamos al tema.
Hoy quería hablaros de
la historia más antigua del mundo. Me refiero al rollito que mantuvieron Adán y
Eva o Eva y Adán, si sois susceptiblas, allá en El Paraíso.
Antes de pasar al tema
quería añadir un apunte que seguro que desconocéis. Adán vivió novecientos
treinta años (930), y aunque nadie lo recordará por eso, porque de los
segundones nadie se acuerda, y porque hay otro sujeto, que sale de secundario,
de nombre Matusalén, y que vivió la friolera de novecientos sesenta y nueve
(969, cochino), si os acordaréis de él por ser pareja de Eva.
El
Paraíso, La
Biblia lo ubica sin ningún género de dudas entre los ríos
Tígris y Eúfrates, Irak, Irán, por ahí. Y menos mal porque si no más de uno, los
mal pensados, podrían decir que el tal Matusalén y el Adán eran un par de
vampiros, y situarían a El Paraíso por
tierras de Rumania e incluso, hilando fino, encontrarían una conexión con
Drácula, otro que succionaba sangre.
Entre nosotros, yo soy
muy de no meterme en los vicios ajenos. Es más, mi lema y divisa, de toda la
vida es vive y deja vivir.
Pero vamos al tema.
¿Cuál era el tema? Ah, sí, La Biblia.
Vale, pues mañana os
escribo sobre la supuesta obra de Moisés, y del rollete paradisíaco que se
trajeron nuestros tátaras al principio de los tiempos.
Por cierto, ¿os puedo
hacer una preguntita? Si sois tan amables, claro, y no os causa molestia o
extorsión;
¿Sabéis quién me podría
facilitar el teléfono del camello de Moisés?
Cosa fina de material
pasa el menda.
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