Si hiciéramos caso de
lo que dice Albert Rivera el único inconveniente para un pacto
Pp-Psoe-Ciudadanos radicaría en la persona de Mariano Rajoy.
Dice Albert que si
Mariano se aparta, se echa a un lado o se va a tomar por donde amargan los
pepinillos, ellos, los de Ciudadanos, estarían dispuestos a pactar con el Pp.
O sea, por un lado se
llena (se llenan) la boca diciendo que no hay ningún inconveniente en sentarse
a hablar, y por el otro el líder de la marca blanca del Pp veta a la persona
que ganó las elecciones, y desoye la voz que le dice: yo soy tú padre.
Sin duda estamos ante
una paradoja, máxime cuando acusan a los de Podemos, otros guisantes de la
misma vaina, de querer sentarse a negociar poniendo de antemano a Pablo
Iglesias como Vicepresidente de una galaxia muy, muy lejana.
O sea, más de lo mismo.
Aquí nadie impone nada,
pero a la hora de la verdad todo el mundo quiere hacer prevalecer su criterio.
Todas las pretensiones
son legítimas. Todos tienen razón. Y como todos están convencidos de que la
tienen, y además gozan de sentido común,
son incapaces de alcanzar ningún acuerdo.
Eso sí, están de
acuerdo en que están en desacuerdo porque en lo fundamental, urgente y
necesario (para ellos) siempre están de acuerdo.
Último ejemplo:
vacaciones de Semana Santa.
Unanimidad: Todos estuvieron de acuerdo en irse de
vacaciones.
Bueno, por algo había
que empezar.
La gobernabilidad puede
esperar, total…
Mientras tanto los
ciudadanos, los verdaderos, los auténticos sufridores de esta pandilla de
ectoplasmas, seguimos esperando a que los señoritos/as yedai regresen de sus vacaciones con las espadas láser descansadas,
y nos deleiten otra vez con la precuela de la secuela de esta película sin fin.
Yo creo que esta
película ya la vi. ¿No era esa en la que salía un león al principio? Ah, no, en
la versión local hay dos leones en la puerta y a uno le faltan los huevos.
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