Esta es la versión
actualizada del cuento del mamarracho integral, del tonto que además es malo, del
cretino, del imbécil, del estúpido, del mamalón…Esta es la triste historia del
tonto de baba de toda la vida. Este es el nuevo estereotipo/a al que responde,
y para que sea más fácil su identificación ahí va una breve descripción del
susodicho, del tonto de los cojones. O sea, de los ovarios. Seamos paritarios,
no escatimemos en adjetivos, estos tontos/as se merecen todos mis esfuerzos.
Además, la cosa amenaza epidemia: las hay para dar, y los hay para tomar. Pero
siempre con un denominador común, tontos. ¡Tontos de cojones!
Son muchas las
personas, bondadosas y bienintencionadas ellas, que protestan a voz en grito
cuando se produce alguna salvajada terrorista en Europa. Las hay que siendo
como son, solidarias, ponen crespones negros en sus muros de Facebook e incluso
las más echadas para adelante prefieren las oraciones a la virgen.
Ofrecen consuelo al que
sufre y al afectado por la sinrazón terrorista.
Sin embargo, algunas de
esas personas aun siendo como son capaces de lo mejor, también son capaces de
lo peor.
También se confirma que
muchos no siendo ciegos parecen tuertos. Porque sólo ven con el ojo de mirar lo
de aquí. El ojo de mirar lo de allí lo tienen más cegato que el ojo del culo.
Y siento hablar de lo
obvio, porque obvio es que tal cosa sucede, pero es que hay gentes, que no
personas, capaces de sacar de sus casillas a cualquiera.
Hay gente que entiende
la bondad, la solidaridad y la piedad sólo en una dirección. Y la verdad es que
la cosa resulta triste. Que después de 2017 años datados de historia
las cosas estén donde estaban, y las estupideces y los sectarismos sigan siendo
el pan de todos los días, es una triste pena.
Para muestra un botón.
Cualquier día de estos,
lees un periódico, escuchas la radio o ves la televisión, y siempre sucede lo
mismo: sectarismo y camarillas.
Sí pero no. A lo mejor,
quizá, tal vez y vuelva usted mañana. ¿Qué quiere qué? ¿Honestidad, rigor,
transparencia? Pero qué cosas se le ocurren a usted. Vivimos en Europa. Un
solar. Aquí estamos bien, y tenemos el deber de protegernos como primera norma.
Protegernos entre nosotros. Todo para los de aquí y nada para los de allí. Así,
de entrada. Después ya veremos. Acogemos a un par de docenas de desgraciados,
lo publicitamos convenientemente y emitimos todo el mondongo en horario de
máxima audiencia. Siente a un pobre a la mesa. Las conciencias se aquilatan,
las disquisiciones menguan y el Pisuerga pasa por Valladolid. Las cosas como
son. Todos contentos.
Y ahora me pregunto, os
pregunto, una cosa: ¿la política que sigue la Unión Europea, y que los
ciudadanos respaldamos no revelándonos, es o no es nazi?
Sí, he escrito nazi.
¿Os acordáis de quiénes eran los nazis? Efectivamente, eran aquellos cabrones
que lucían esvásticas y que en aras de una raza superior, la aria, se dedicaron
a darle matarile a todo el mundo. Sí, nazis. Aquellos.
¿Los dirigentes
europeos que se niegan a socorrer a los necesitados que huyen de conflictos
bélicos son nazis? Sí, he preguntado si son nazis porque no lo sé. Porque, ¿no
es de nazis ir adónde no te ha llamado ni Dios, bombardear a diestro y
siniestro y después silbar y mirar para otro lado? ¿Sí o no, lo es o no lo es?
Porque, ¿condenar a muerte a personas para llenar la despensa o porque
supuestamente tienen armas químicas o porque son una dictadura y hay que
iluminarles por el camino de la verdad, no es una cosa propia de nazis? Sí, es
de nazis. Sólo los nazis defienden que el fin justifica los medios. Bueno, los
nazis y los demócratas europeos.
Así que ya sabéis, que
sí, que está muy bien lo que hacéis, lo de las oraciones, lo de los crespones y
las demás caralladitas con las que decoráis vuestros muros de Facebook, pero,
hatajo de buenas personas, ¿Os acordáis de aquel refrán que decía a Dios rogando y con el mazo dando?
Pues eso, ¿sabíais que
a eso se le llama ser nazi? Pues sí, y además también sois una pandilla de papanatas
y unos tonto del culo.
Sois lo que se dice un
compendio, vamos.
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