Portada y contraportada de Sesenta y nueve truenos y un relámpago. A la venta el próximo 23 de noviembre en Amazon.
Prólogo
A lo largo de los
últimos diez años he escrito un sinfín de post en diferentes blogs.
Todo comenzó en el año
2008 con el primer blog al que titulé Desertor
del arado. Aprovechando que El
País tenía una sección llamada La
Comunidad, dedicada a publicar contenidos de bitácoras, perpetré el
primero.
Pasó el tiempo y con él
las circunstancias. La Comunidad pasó
a la historia, y con la desaparición de dicha sección también pareció irse la
diversidad que aportaba dicho periódico en el panorama informativo.
Me fui a no sé dónde,
ni lo recuerdo, y como es natural, la cosa no duró.
Yo quería ser
articulista, que algún periódico me pagara por lo que escribía y que mi opinión
fuese tenida en cuenta.
Pero, la ocurrencia,
¡qué ocurrencia!, no cuajó.
De repente, quizá como
consuelo, tuve una revelación:
¿Escribir en un
periódico? ¡Qué va, hombre, qué va! Además, ¿cómo se te ocurre?
Si escribes en un “mentireiro”, vocablo que utiliza para
referirse a los periódicos alguien que yo me sé, y si encima te pagan por ello,
porque oferta de hacerlo gratis sí que he tenido, quedarás a las órdenes del
señorito de turno que, a su vez, rinde pleitesía a algún dios llamado Banco.
Recemos, pues, por los
desafortunados mercenarios que ponen su pluma al servicio del mejor
postor; y como yo no quiero estar a las
órdenes de nadie ni ser mercenario de un cualquiera, mejor no deseo nada, no
vaya a ser que mi sueño se haga realidad, que se cumpla y que me meta en un lío
de verdad.
Así que, una vez
alcanzado el conformismo adecuado, seguí escribiendo post, que no artículos
(que es otro ringorrango), como si nada hubiera pasado.
Lo hice, unas veces en
el blog antes mentado, otras en el Facebook y siempre donde me convino y dio la
gana. Porque, para mí, hacer lo que me dé la gana, hoy en día, es tan
importante como otras cosas de igual enjundia.
Es lo que tiene ser
pobre y aspirante a libre. Te liberas solo a poco que te esfuerces. Además, así
soy tan prudentemente feliz como abrumadoramente pobre.
Aunque, eso sí, también
admito que siempre hay días. Pares, nonos y algunas veces ñoños. Los hay para
elegir.
Pese a todo, 1.700 post
me contemplan, podría decir a todos aquellos que me quieran escuchar o leer. Y
los que te rondaré, morena. Añadiría. Que la fuente no se seca y que de su caño
no cesan de brotar las palabras, y que el librito que en estos momentos tiene usted
entre las manos, sólo contiene una breve selección del trabajo realizado hasta
ahora.
Concretamente, este
libro alberga 69 truenos que, como es obvio, son 69 post de los más de 1.700
publicados.
Y aunque en el blog
utilice la frase “De política y otras insensateces”, como segunda trinchera,
después del explícito título que es
“Desertor del arado”, en esta breve selección que ahora presento en
sociedad no hay cabida para ninguno explícitamente político.
Al contrario, este
librito recopilatorio está enfocado a resaltar las insensateces de la vida, y
lo que es más importante para mí, este librito se lo dedico a la persona a
quien amo: a Lorena.
Por tanto, el hilo
conductor y mínimo común múltiplo es el amor.
Después, por supuesto,
también hay tiempo sobrado para otras menesteres: humor, infancia, chinos,
anécdotas, cuentos, fantasías, recuerdos y mucho, muchísimo azúcar como antes
ya apuntaba.
Amor a raudales, hasta
la inundación, hasta la sobredosis.
Espero que sea de su
agrado la selección, y crean que mi mayor deseo es que disfruten y pasen un
rato agradable si se deciden a leerlo.
Sólo me resta, por
tanto, darles las gracias por el desembolso que supone comprar un libro, aunque
sea un librito, y desear que dicho esfuerzo lo vean ustedes recompensado por el
placer que proporciona la lectura.
Esperemos que así sea.
Y ahora, señoras y
señores, con todos ustedes: 69 truenos y
un relámpago.
Que ustedes lo disfruten, porque para mí ya ha sido
todo un placer.
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