Dicen las estadísticas,
esas que a veces aciertan y las más no, que las próximas elecciones generales
se saldarán con un resultado similar a las anteriores. Y es que seis meses
después de haberse celebrado una consulta, los mismos políticos que fueron
incapaces de alcanzar algún tipo de acuerdo, vuelven con la matraca de las
soflamas mendaces.
Lo preocupante es que a
esta gente, a los políticos, no hay Dios ni cristiano que los entienda, porque
si esta caterva de mendaces y trincones se hubieran comportado, o al menos
aparentado comportarse de una forma más o menos normal, y más o menos sensata,
habrían no sólo llegado a un acuerdo, sino que además nos liberarían de
celebrar continuamente la fiesta de la democracia. Orgía para ellos, pesadez y
gasto para nosotros que somos los paganinis
de todos los eventos.
En vez de eso, para
llevar la contraria y seguir tocando la gaita al personal, convocan elecciones
con el único fin de demostrarnos que a su incapacidad son capaces de aunar su
morro, mientras mirado al tendido afirman que España va muy bien pese a contar
con cinco millones de parados en plantilla, y con miles de niños en severo
riesgo de exclusión. Para después rematar la jugada diciendo que España
necesita regenerarse, y abordar un cambio de rumbo político, cambio éste que
nunca llega, y que para entretenerse mientras esperan se entregan a la
distracción que supone robar dinero público con amaños, componendas y
off-shores de malos pagadores.
Porque si tenemos que
esperar que sea el Pp el partido que haga los cambios vamos aviados.
Sentémonos. Aunque si esperamos que sea el Psoe y sus socios Ciudadanos los que
aborden la cuestión estamos mal de la chaveta.
Pese a ello las
estadísticas dicen que el Pp volverá a ganar las elecciones, que el Psoe cada
vez está más cerca de su propio entierro, que Ciudadanos crece y que la alianza
entre Izquierda Unida y Podemos puede ser el detonante que haga saltar por los
aires todo lo anterior, resetear la vida pública y formatear el Cuerpo de Corruptos
que lleva anidando cuarenta años en nido Estado. Quizá.
Pero las estadísticas
se equivocarán. Como siempre.
Ganarán los peperos. Seguirá
imperando la política conocida como la del sinsentido común, afluente de Rajoy.
Susanita se comerá al ratoncito Pérez que es
Sánchez, lo pondrá de ilustre florero en algún lado para que no incordie
y le encargará un bonito óleo que colgará de alguna pared, al tiempo que verá
como los Ciudadanos volverán a insistir en sus ocurrencias, en sus contratos
únicos y en marear la perdiz que es decir que son de centro y liberales, cuando
son más aznaristas que el propio Aznar, y que trabajan al servicio del capital
de la mano de un menda economista que es tan original y emprendedor que en un
copiando y un pegando el programa económico de FAES tiene la desfachatez de
decir que arregla los problemas.
Lo de Podemos e
Izquierda Unida es muy alentador. Ojalá. En el Psoe ya se sienten fagocitados,
y sus barones desfilan al igual que la Santa Compaña por las televisiones
bramando sus miserias y mostrando disidencias.
Y aun así, y después de
todo lo que ha pasado en ese circo de medio pelo que es el Congreso, y en esas
instituciones y empresas estatales que han sido desfalcadas de forma
sistemática, el ciudadano medio, el pensionista, el parado y el meapilas desvariado,
seguirá diciendo: Oye, estos de Podemos
son iguales que los otros. Tú dales tiempo.
No sé. Puede ser. Tal
vez o quizá o quizás, lo que prefiráis, pero vosotros seguir así, gente. Seguir
votando por ladrones y por corruptos. Porque vivís instalados en la creencia de
aquello que reza: más vale malo conocido
que bueno por conocer.
Así que ya sabéis,
votar a favor de los ricos, de los que representan a los muy ricos, al fin y al
cabo es posible que vosotros también lo seáis, y tengáis que velar porque
vuestra hipoteca, y el recibo del BMW no caiga en malas manos.
Porque… mira que si os
expropian. A lo mejor quedáis en la ruina.
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