PUERTAS GIRATORIAS JUDICIALES.

Todo el mundo habla de las famosas puertas giratorias, y todo el mundo se sorprende de que cambia chaquetas de reconocido prestigio acepten tratos y reciban componendas de los oligarcas del mundo empresarial. Ahí están nombres tan conocidos, y de tanto prestigio, como Felipe González, el abuelete porreta de la política y el felón Aznar destacando entre muchísimos otros.
Pero, hay más. Muchos más.
Y de nuevo nos encontramos ante la paradoja española: todo el mundo protesta pero nadie hace nada para impedirlo.
Pero el fenómeno se extiende a prácticamente todos los ámbitos. Y si para muestra sirve un botón, hoy voy a hablar de algo que poca gente hace: de las puertas giratorias en el mundo judicial.
Dice Antonio Pérez Henaress, periodista y conocido por el nombre de “Chani” que él está a favor de que los magistrados que se dediquen a la política después no tengan derecho de retorno al mundo judicial porque después se producen “dislates” de difícil justificación.
Chani es de derechas. No creo que eso sea discutible. Y por una vez, y sin que sirva de precedente, he de decir que estoy totalmente de acuerdo con él.
Para mí, “Chani” acierta al decir lo que dice. Yo también soy partidario de impedir el uso y el abuso de las puertas giratorias. Siempre y en todos los casos. Y los jueces, en este caso, no pueden ni deben ser la excepción que cumpla la regla.
Porque después pasa lo que pasa.
¿Y qué pasa?
Pues pasa que muchas instrucciones nacen viciadas, por exceso o por defecto, por el simple hecho de que ser juzgadas o instruidas por magistrados que dejaron atrás su tan cacareada “independencia” al aceptar un puesto en la Administración al servicio de un partido político concreto.
Sin embargo volvemos a encontrarnos ante otra de esas cuestiones en la que ningún partido político parece querer entrar. Porque, entran en lo obvio; y tratan de regular, eso dicen porque después tampoco lo hacen, lo más sangrante y perentorio, pero no en el fondo de la cuestión.
Y la cuestión, como bien defiende “Chani”, el único al que le he oído posicionarse en contra de tal práctica, es que un juez o un magistrado, a menudo es tentado a integrarse en el mundo de la política y que una vez acabado su tiempo como “ejecutivo contratado” regresa a la carrera judicial. Y, aunque es cierto que la Justicia tiene sus propios recursos de recusación, tampoco es menos cierto que este hecho causa infinitos problemas, retrasos injustificados y dislates sin fin.
Así vemos que en la Audiencia Nacional, en el Tribunal Constitucional e incluso el Tribunal Supremo, ejercen magistrados que antes sirvieron al ejecutivo, y que ahora por mor y gracias a esa puerta giratoria que es la Justicia, sientan jurisprudencia sobre temas en los que estarían mejor calladitos por aquello de la tan cacareada independencia judicial, el supuesto apoliticismo de sus miembros y porque no se puede ni se debe ser juez y parte a la vez.
Eso sí, ningún partido político lleva en su programa ninguna propuesta para poner fin a tal práctica.
Ninguno.
Todo lo contrario, todos ellos presentan a alguien.
Siempre hay alguien dispuesto a presentarse, con la necesaria voluntad de servicio, y dispuesto a poner el culo o las témporas o... lo que haga falta.
Total, ¡qué más da! ¿Qué tienen que perder?
Siempre están a tiempo de volver a vestirse de “puñetitas”.






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