A lo mejor es una
impresión, una mala impresión, pero tengo la impresión de que en la izquierda
española faltan personas y sobran cantamañanas. Falta gente que una y sobra gente
que desuna. Falta proyecto y sobra ocurrencia. Faltan nuevas caras y nuevas ideas,
y sobran antiguos caretos y ocurrencias agotadas. Es lo que hay. Predicar una
cosa y hacer la contraria es muy español, muy de derechas y muy imitado por
algunos personajillos de la izquierda.
Una de las preguntas
del millón que podríamos hacernos cuando pensamos en la izquierda, y más
concretamente en alguno de los jetas que viven de ser de izquierdas es lo
siguiente:
¿Pero, esta gente no se
dará cuenta de que lo mejor que podrían hacer sería dedicarse a sus
profesiones?
O también esta otra:
¿Qué tendrá la política
para obnubilar tanto a algunas personas?
Y es que, si observáis
lo que pasa en la política, tendréis que estar de acuerdo conmigo en que el
esperpento y, por ende Valle Inclán, están en la cresta de la ola.
Viene todo lo anterior
a cuento del nuevo partido político que acaban de presentar Gaspar Llamazares y
Baltasar Garzón, y la pregunta que inevitablemente se desprende de tal noticia
es:
¿Para qué semejante
ocurrencia?
Sí, para qué. Qué
pretenden conseguir este par de dos. Claro que, si miras a los lados y ves a
Jose María Aznar derrapando por la derecha, y a Felipe González intentando
doblar esquinas por esa entelequia llamada izquierda, la pregunta que te haces
es otra:
¿Es que aquí la gente
no sabe jubilarse, callarse e irse a pescar? (Y que conste que lo de pescar sirve
sólo a modo de ejemplo, también podrían optar por el más prosaico, ir a cagar).
No sé, porque todo esto
es raro. Hay ocurrencias que huelen a naftalina: Actúa, Vox... Rancio que te
quiero rancio.
Tanto Gaspar como
Baltasar tienen profesiones. Uno es médico y el otro abogado. Por tanto, al que
tiene oficio se le supone cierto beneficio. Sin embargo, ellos siguen erre que
erre, empeñados en lo suyo. Y lo malo es que lo suyo es la irrelevancia, las
ganas de tocar las narices, y el objetivo es estar en el machito al precio que
sea y a costa de lo que sea. Salir en la prensa, acaparar atención y aprovechar
el ruido mediático para sus menudencias (que de algo hay que vivir, oiga).
Gaspar, después de una
larga ristra de fracasos en IU, ahora pretende dar lecciones y convertirse,
porque sí, en la voz ética de la izquierda y del PC, partido que, por cierto,
creía desaparecido.
El actual Secretario General,
Alberto Garzón, le escribe una carta y sin siquiera alzar la voz, pone a Gaspar
Llamazares en su sitio. Pero, como Llamazares es un experto en hacerse el
sordo, en vez de escuchar lealmente la voz de su partido que le da de comer,
prefiere entregarse a los brazos del otro Garzón, y juntos en amor y compañía
retomar el camino que lleva a ninguna parte.
Conclusión: Crean
desunión y encima echan la culpa de todos los males a los demás. Otro clásico
entre los mea pilas.
Por su parte, Baltasar
Garzón, un hombre más que amortizado políticamente desde hace décadas, y que
nunca encajó en ningún lado, porque después de ser la estrella judicial que más
brilló en el firmamento, después de ser carne de puteo para Felipe González,
después de ser engañado por Bono y después de querer pasar por encima de todo
el mundo, vuelve al ruedo de la política. De la justicia ya lo echaron en su
momento. Y como no quedó escarmentado con su primera incursión ni los
malandrines del Psoe lo hicieron ministro, se ha dejado convencer ahora, él y
el otro idiota, por los que estén detrás poniendo los moneys (que alguien
habrá) en la ocurrencia, y vuelve por sus fueros a hacer el chorras.
No sé, pero hay gente
que una de dos:
O se aburren de cojones
o no han oído hablar de la jubilación.
Lo cierto es que, sea
por lo que sea, este par de chorras de inoportunos no pasan.
Pd. Adjunto link con la
carta que el otro Garzón, Alberto, remitió a Llamazares a propósito de lo suyo
y publicada por eldiario.es
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