Y se miraron mal...

                                                           Foto de eldiario.es

… y se dijeron cosas. Y después, cada mochuelo volvió a su olivo. La estatua silabeó la espumilla habitual, se escudó en la disculpa de siempre del y tú más, alternándola con un sentido y tú también, y se marchó a hacer el ridículo por los caminos habituales. El mundo sigue igual, tormenta tras tormenta, y la calamidad y la porquería oculta sigue bajo mullidas alfombras voladoras con destino a Suiza. De lo sustancial, nada. Para qué, ¿perder el tiempo? Ni un minuto tienen algunos para reparar tales desgracias. No existen. Vivimos en el reino del no sé y nos sentamos sobre un no me consta. El gachó sigue vivo. Guillotina claman muchos. Garrote vil unos pocos. Y entre condena a muerte y condena la estatua sigue escupiendo cuando silabea su discurso. Es un buen orador, ¡quién lo duda!, pero es bueno porque le aplauden todos los eunucos del periodismo. O sea, media España. Aquel que está contra mí, está contra España. Sentido común de baratillo. Locura desatada por el dinero. Avaricia y componenda con el sablista habitual. Invierte, si sale mal le rescato. ¿Capitalismo? Venga ya, economía de timo de estampita. Lo único decente y sólido que hay en el Congreso son los leones que lo guardan. Lo malo es que uno nació capado y lo malo es que los dos miran, pero no ven. Para qué. Para lo que hay que ver, mejor tampoco oír. Desastre de país, oiga. Uno de los partidos nuevos, hay dos, dice cosas antiguas. Liberalismo, a buenas horas mangas verdes. Lo que quieren es lo que todos, la cartera. Los que gobiernan les hacen caso a la hora de la engañifa y después si te he visto no me acuerdo. Pero, ellos qué, ¿qué hacen? ¿Acaso poner la mano es hacer algo? Desde cuándo, claro que sí. Política ausente, ciudadanos secuestrados y como paladín el hombre coleta. ¿Credibilidad? No parece. ¿De qué hablamos, entonces? ¿De lo bien que escupe la estatua, de lo bien que se aprende el argumentario, de qué, de lo bien que recita la cantinela subido a la palestra? Tal vez. La estatua ahí sigue. Silabea, escupe perdigones de babilla y se adorna con una sinfonía de mentiras. Crecido, y con el dragón del Estado de Derecho escupiendo fuego, brama contra los caminantes blancos del independentismo. Los muertos vivientes. Los combate haciendo lo mejor que sabe hacer, haciéndose la estatua. Envía a la vicetiple miniyo a parlamentar a las fauces del lobo y en un arranque de iniciativa ésta alquila oficina más allá del muro. La Casa de los Catalanes, delegada de la Corona de Aragón, mira para otro lado entretenida como está en hacerse un casteller. Coletas duda, lo cual demuestra que existe. Filosofía básica de la explicación. Pero el reto está ahí. El Estado tiene máquina y la usa, los Caminantes Blancos se amparan detrás del resucitado dragón de San Jaime, y la casa sin barrer. Los problemas se acumulan y las barreras arquitectónicas que usa el Estado contra la sociedad se multiplican. Veinte mil cuerpos policiales después se organizan homenajes. Se instaura el día internacional del homenaje a alguien o a algo, y las nóminas se disparan según donde vivan los mangantes. Hay que captar personal, y el independiente está mejor pagado con el dinero que es de todos. Hipocresía y leyes a gogó. España es moderna; ya no se emborracha con sol y sombra, lo hace con decretos leyes. El mundo es así, conviene adaptarse y regalarse unas plusvalías. Y como vale todo, también sirve tener como presidente, aunque sea de gobierno, a una estatua que silabea y que escupe al recitar.

O sea, viva España y los alrededores en los que da la sombra.

No hay comentarios:

Publicar un comentario