“Podemos
quiere romper España y eliminar al Psoe”. La frasecita la soltó
Susana Díaz, alias La enchufá.
Y claro puestas así las cosas
uno se pregunta ¿y esta Susana Díaz de
qué va? No sé, debe ir de Secretaria General in pectore o algo así. Porque
ella, lo sabemos todos, es la elegida por los mandamases de su partido. A ella
la apoya todo el clan andaluz y algunos barones regionales del Psoe. Ella es el
futuro que defiende el pasado. Porque, ¿Podemos
quiere romper España? La respuesta es FALSO.
Podemos propone un referéndum para que los catalanes decidan su futuro. Y
añaden que ellos, los de Podemos, no están a favor de que salga el SI en dicho
referéndum, y que en caso de consulta harán campaña a favor del NO.
Susana Díaz que es
licenciada en Derecho y que en su vida trabajó en nada que no sea el Partido y
la Cosa Pública no lo entiende. No entiende lo que Podemos propone, y además de
no entender nada, o de no querer entender, dice cosas que no se atienen a la
verdad. O sea, hace política a la manera española. Sólo le falta añadir, como
hace otra gente, que los votantes de Podemos son vagos e ignorantes, y después
quedarse tan ancha. Total que más da. El caso es decir algo cuando no se tiene
nada que decir.
El Psoe propone un Estado
Federal, ¿y eso qué es? Pues, sinceramente, yo no lo sé. Es más, si tuviera que
adivinar qué es eso diría que es como lo de las Autonomías pero en plan guay. O
sea, un hallazgo. Todo un partido trabajando, un partido de la talla y
categoría del Psoe, y lo que proponen es el parto de los montes, versión chachi
piruli.
En Reino Unido, Cameron que
es de derechas igual que los del PP y Ciudadanos, autorizó el referéndum
escocés. Apostó fuerte y ganó. Utilizó legítimamente la maquinaria del Estado,
hizo propaganda y campaña y el resultado final le dio la razón. Ganó el NO.
Asunto zanjado democráticamente.
Aquí, no. Aquí Susana y sus
barones que gozan del mismo voto sociológico que los peperos, pero ellos en
Andalucía y Extremadura, dicen NO. NO A TODO,
Ellos sabrán, pero hay cosas
que no entiende ni Dios. Claro que Dios trabajó seis días y al séptimo
descansó. ¡Otro tarambana!
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