Si un extraterrestre
visitara España quedaría asombrado con los milagros
o los sucesos paranormales que
suceden en este país.
Lo primero que le llamaría
la atención es que aquí no hay pobres. La población es rica. Y como la mayoría
está podre de cuartos, y tienen unos puestos de trabajo fabulosos, están contentos y satisfechos.
Y es que “ande yo caliente y ríase la gente” cotiza
al alza. Tenemos piso en propiedad que compartimos con Santa Hipoteca, bemeuve
a plazos, y fiestas de guardar a tutiplén. No sufrimos paro, ni hay gente que
viva en la pobreza y con escasas esperanzas de mejora; y todo gracias a
nuestros dirigentes que se preocupan y velan con denuedo por nuestro bienestar.
Roban porque alguien tiene que hacerlo. Sisan porque lo llevan en el ADN, pero España
va bien y goza de transparencias.
Eso al menos es lo que deben
de pensar los jóvenes que estudian una carrera, o varias, y que después son
contratados en Alemania o en el Reino Unido para realizar trabajos prodigiosos.
A casi ninguno de ellos les
tienen que enviar dinero desde casa sus padres o sus abuelos. Vuelven a casa
por Navidad contentos y satisfechos. Y al igual que los peces en el río beben y
vuelven a beber, para después volver a emigrar. Y oye, tan contentos.
Claro que siempre hay
algunos desagradecidos. Pero los extraterrestres, que son listos y viven muy a
las afueras, ven que la mayoría de la población está contenta. Satisfechos de
la hemorragia de democracia que sufrimos, y votan siempre a los mismos porque
no hay alternativa alguna a quien votar.
Recuerdan, a menudo, que sus
abuelos cagaban de “coleiro!, pero
ellos ya no. Ellos han accedido a un estatus superior. Ellos están preparados y
tienen un trabajo en el extranjero, y el bemeuve en la puerta esperando a que
vuelvan de paseo.
España es un país feliz.
Prueba de ello es que los votantes son como los peces en el río. Votan y votan
y vuelven a votar. Siempre a los mismos. No vaya a ser que volvamos al “coleiro”. ¿O es que no veis que el
Garzón, los de las Mareas y el Coletas son rojos de fular, smartphone y un
peligro para España?
Ya sabéis, totus tous, no os
podéis olvidar de poner al “caganer” en
el nacimiento, aunque intuyo, no sé por qué, que vosotros sois más de tocar las
bolas.
Yo, sinceramente, soy más de
xilofón y de botella de anís del mono.
¡Ande, ande, ande, la
Marimorena…!
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