Susana Díaz, la Presidenta
de la Junta de Andalucía, llegó a la presidencia de su comunidad porque alguien
apellidado Griñán la puso allí. Después ganó las elecciones de su comunidad,
pactó con Ciudadanos para ser presidenta, y ahora se dedica a lo que mejor sabe
hacer: hacerle la cama a Pedro Sánchez.
Pedro Sánchez tiene un
pecado original: no es andaluz, ni siquiera sevillano. Y el Psoe andaluz aporta
el treinta por ciento de los votos al partido. Sus dirigentes, salpicados por
los ERES, fueron reelegidos para un nuevo mandato porque en España lo de votar trincones es algo tan tradicional como
celebrar la Nochebuena, y estos dirigentes que son muy emprendedores y amigos
de dar consejos, ahora le dicen, todos a una, Pedro Sánchez tú no eres legítimo,
tú no eres el elegido de los dioses, de Felipe, de Griñán o de Chaves, Pedro
Sánchez, cállate y déjanos a nosotros hacer lo que mejor sabemos hacer: camas.
Y en ello están. Unas veces
dan lástima, y otras veces vergüenza ajena. Pero a ellos les da igual una cosa
que la otra. Ellos van a lo suyo, y lo suyo, ahora se ve con claridad, es hacer
de Susana Díaz, la hacedora de camas, la próxima candidata del Psoe.
Además Susana está embarazada.
¿Cuánto tiempo lleva? Y los niños, dice la tradición, siempre traen un pan
debajo del brazo. Y qué mejor pan que una Secretaría General y una buena foto
electoral para optar a las llaves de la Moncloa.
Dice la leyenda que Susana
Díaz está embarazada, y que del parto de los montes nacerá una nueva Secretaria
General. Porque sí, porque ella lo vale, porque ella es la designada y la
elegida. Porque ella es la que mejor hace las camas.
Ay, Susana Díaz está
embarazada. Ni niño ni niña, Susanita va
a tener una Secretaría.
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